¿Plagio de la cultura o inspiración legítima? El debate tras las sandalias de Adidas y los huaraches zapotecas

El caso del modelo 'Oaxaca Slip-On' pone de nuevo sobre la mesa la controversia entre la apropiación cultural y la comercialización global del patrimonio artesanal mexicano

Un diseño que desató un huracán

La multinacional alemana Adidas ha sido acusada por autoridades mexicanas de plagiar un diseño tradicional indígena conocido como huaraches. El modelo en cuestión, llamado “Oaxaca Slip-On” y creado por el diseñador estadounidense Willy Chavarría para Adidas Originals, ha generado una tormenta de reacciones tanto en México como a nivel internacional.

El diseño de las sandalias presenta finas tiras de cuero trenzadas de forma que evocan claramente los huaraches zapotecas, una sandalia típica de comunidades indígenas en el sur de México, especialmente en Villa Hidalgo Yalálag, Oaxaca. Sin embargo, a diferencia de los huaraches tradicionales, este modelo de Adidas incorpora una suela gruesa de goma, en línea con su estética urbana y deportiva.

¿Inspiración o apropiación?

Para muchos artesanos y autoridades mexicanas, no hay duda: se trata de apropiación cultural. El gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, fue tajante en su crítica: “La creación artística no puede justificar el robo de expresiones culturales que proporcionan identidad a pueblos enteros. La cultura no se vende, se respeta”.

La polémica llega en un momento en que México refuerza sus mecanismos para proteger su riqueza artesanal, una industria que, según datos oficiales, emplea a más de 500 mil personas en todo el país y representa hasta el 10% del PIB en estados como Oaxaca, Michoacán, Jalisco y Guerrero.

La estrategia gubernamental: del reclamo legal a la reforma estructural

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, confirmó que Adidas ya mantiene conversaciones con autoridades de Oaxaca para compensar a las comunidades afectadas. Además, reafirmó que su administración trabaja en reformas legales para prevenir la copia de artesanías tradicionales por parte de empresas extranjeras.

Este caso se suma a una serie de conflictos similares en años recientes. En 2021, el gobierno federal señaló a marcas como Zara, Anthropologie y Patowl por reproducir sin autorización patrones y diseños textiles de comunidades indígenas mexicanas. En todos los casos, las marcas se vieron presionadas por la opinión pública e incluso por acciones diplomáticas.

Una industria vulnerable y poderosa

La artesanía es más que estética, es sustento económico e identidad cultural. En comunidades como las del istmo de Tehuantepec o la Sierra Norte de Oaxaca, niñas y niños aprenden desde temprana edad los oficios de telar, alfarería o trabajo en cuero. De ahí que muchos vean con indignación cómo multinacionales toman estos diseños, los mercantilizan y excluyen a sus creadores originales del proceso económico.

Según cifras de la Secretaría de Cultura de México, en 2022 se registraron más de 40 casos de apropiación cultural denunciados oficialmente. No obstante, el marco legal actual aún presenta vacíos que dificultan una defensa efectiva en tribunales internacionales.

Colaboración sí, plagio no

La solución, según expertos y funcionarios, no es cerrar el diálogo con la industria internacional, sino establecer marcos colaborativos claros, éticos y equitativos. Marina Núñez, subsecretaria de Desarrollo Cultural, comentó que el objetivo no es impedir que los artesanos trabajen con empresas globales, sino garantizar que su participación sea reconocida, remunerada y voluntaria.

Tal modelo ya ha tenido precedentes exitosos. En 2019, Dior colaboró respetuosamente con bordadores de Tenango de Doria para diseñar parte de su colección Cruise, reconociendo su autoría y asegurando pagos dignos. ¿Por qué no puede Adidas seguir ese camino?

La opinión de las comunidades afectadas

Desde Villa Hidalgo Yalálag, comunidad zapoteca que inspiró el diseño, los testimonios son contundentes. Juana Galván, artesana de cuero y presidenta de una cooperativa local, expresó: “No se trata solo de dinero, se trata de que nos reconozcan. Nuestras creaciones son el alma de nuestras raíces. No somos solo inspiración, somos creadores”.

Este sentimiento es compartido por muchas comunidades que ven cómo sus diseños milenarios aparecen en pasarelas o tiendas en Nueva York y París sin que ellas ni siquiera estén enteradas.

Apropiación cultural vs. globalización: un debate abierto

El caso Adidas vuelve a poner en el centro la ya antigua tensión entre globalización económica y respeto cultural. Mientras algunos defienden el acceso universal al arte y las tradiciones como una forma de difusión cultural positiva, otros alertan sobre el riesgo de que esa lógica se convierta en una nueva forma de colonización económica.

El sociólogo cultural Guillermo Bonfil Batalla ya hablaba en los años 80 de la existencia de “Méxicos profundos”, donde se desarrolla una cultura distinta de la oficial, con su propia lógica, su lengua y sus expresiones artísticas. Para él, el Estado debía tener un papel activo en proteger y valorizar ese otro México.

Hoy, muchos creen que esa visión debe traducirse en leyes concretas que regulen el uso comercial de expresiones culturales indígenas, no solo localmente, sino en tratados internacionales de comercio, propiedad intelectual y derechos humanos.

¿Y ahora qué?

Adidas aún no ha emitido una respuesta formal al respecto. De hacerlo, podría optar por retirar el producto, establecer un acuerdo de compensación con los artesanos o transformar la controversia en una oportunidad de colaboración respetuosa. La pelota está en su cancha.

Mientras tanto, México tiene una oportunidad histórica de convertirse en un referente global para la defensa del arte tradicional como patrimonio vivo, no solo como símbolo decorativo sin contexto.

Porque al final del día, como dijo el poeta oaxaqueño Andrés Henestrosa, “Las cosas no valen por sí solas, sino por la mano que las hizo y el alma que les dio forma”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press