El legado de Didarul Islam: Héroe, inmigrante y símbolo de una transformación en la NYPD

La comunidad bangladesí encuentra voz y liderazgo en las filas del Departamento de Policía de Nueva York tras dos décadas de cambios sociales y desafíos

Un funeral que marcó un antes y un después

Frente a la mezquita del Bronx, una solemnidad especial impregnaba el ambiente. Oficiales de policía en uniforme colgaban una pancarta con el rostro de Didarul Islam, el primer oficial de origen bangladesí asesinado en el cumplimiento del deber dentro de la NYPD. La pérdida de Islam, uno de los cuatro muertos en un tiroteo ocurrido el 28 de julio en una torre de oficinas en Manhattan, no solo entristeció a una comunidad, sino que trajo a la luz una historia poco contada: la transformación silenciosa del Departamento de Policía de Nueva York gracias a la comunidad bangladesí.

Una presencia creciente y poderosa

La Asociación de Policías Bangladesíes Americanos informó que hoy más de 1,000 oficiales uniformados de la NYPD son de origen bangladesí, además de 1,500 empleados civiles de esa misma ascendencia. Hace apenas un par de décadas, este número era reducido a apenas un puñado. Este cambio no surgió de la nada: fue una respuesta directa al clima político y social posterior al 11 de septiembre de 2001.

Una reacción patriótica a la islamofobia

Shamsul Haque, uno de los pioneros y cofundadores de la asociación, recuerda con claridad su motivación para unirse a la fuerza policial en 2004. “Después del 9/11, muchos queríamos demostrar que éramos tan patriotas y comprometidos con la seguridad de este país como cualquier otro ciudadano”, señaló. Haque, quien llegó a EE. UU. en 1991 y tenía un título en administración de empresas, renunció a una posible carrera en finanzas por el uniforme azul. Fue una decisión atrevida que rompió con las expectativas familiares tradicionales, pero que abrió caminos antes inimaginables.

Racismo institucional: una batalla inicial y persistente

La llegada de oficiales musulmanes a las filas de la policía no fue fácil. Haque recuerda estar presente en entrenamientos donde se les advertía a los oficiales sobre la posible infiltración de al-Qaida en las fuerzas policiales, una insinuación que lo hizo sentirse señalado. “Con el tiempo, demostramos que somos trabajadores, éticos y, aunque somos inmigrantes, somos patriotas”, dijo Haque, quien se convirtió en el primer musulmán y sudasiático en alcanzar el rango de teniente comandante antes de retirarse.

Una ruta estratégica para integrarse: de civil a oficial

La comunidad bangladesí descubrió una ruta viable para ingresar a la NYPD. Al no necesitar ciudadanía para ciertos puestos civiles —como agentes de seguridad escolar o de tráfico— muchos comenzaron allí. Después de unos cinco años, tras obtener la ciudadanía, ingresaban a la policía uniformada. Haque estima que aproximadamente el 60% de los oficiales bangladesíes siguieron este camino.

Una nueva generación en ascenso

Hoy, la NYPD cuenta con oficiales bangladesíes en cargos de peso: 10 detectives, 82 sargentos, 20 tenientes y 4 inspectores. Uno de ellos es el sargento Ershadur Siddique, actual presidente de la Asociación de Policías Bangladesíes Americanos y ahora parte del equipo de seguridad del alcalde de Nueva York, Eric Adams. Siddique reconoce que nunca imaginó llegar tan lejos: “Siempre dije: denme una oportunidad y verán que puedo hacerlo mejor que los demás”.

El precio de servir: el impacto de la muerte de Islam

El asesinato de Didarul Islam retumbó especialmente para los oficiales jóvenes como Ishmam Chowdhury, de 26 años, quien acababa de graduarse de la academia en mayo. Islam deja esposa y tres hijos. Chowdhury, cuya esposa también espera un bebé, reflexiona: “Nos hizo pensar: ¿y si me pasa a mí hoy? Es una llamada de atención. Este es un trabajo noble, pero conlleva grandes riesgos”.

Un sueño forjado en la adversidad

Chowdhury soñaba con ser oficial desde su adolescencia en Bangladesh. Allí, fue víctima de múltiples robos, una experiencia que lo marcó profundamente. Al llegar a EE. UU. en 2019, se enlistó como voluntario auxiliar en la policía, luego trabajó como operador del 911 y más tarde incluso se unió temporalmente a la policía de Washington, D.C. Cuando obtuvo la ciudadanía, retornó a Nueva York para unirse a la policía de tiempo completo. “Este país es grande por eso: no importa de dónde vienes, si trabajas duro, puedes llegar”, concluye.

Un símbolo del sueño americano

En palabras de Haque, Islam “elevó a toda la comunidad de una forma inimaginable. Su legado no se limita a ser un héroe; es símbolo de esperanza, integridad y del sueño americano”.

Esta historia no solo honra a un oficial caído, sino que también revela cómo una comunidad —antes marginada— transformó una institución histórica como el NYPD desde adentro. Es la historia de cómo inmigrantes musulmanes pasaron de ser sospechosos a ser guardianes del orden, ganando respeto, cambiando percepciones, y, como en el caso de Didarul Islam, dando la vida por la seguridad de su ciudad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press