El narco Uber de Brasil: Cómo Comando Vermelho convirtió un servicio esencial en maquinaria criminal
Una investigación reveló cómo una de las mayores facciones criminales de Brasil creó su propia app de transporte para financiar el narcotráfico y controlar territorios en Río de Janeiro
Por décadas, las favelas de Río de Janeiro han sido el escenario de una constante guerra entre el Estado y el crimen organizado. La búsqueda del control territorial no se limita al tráfico de drogas: hoy, incluso los servicios básicos como gas, electricidad o transporte son monopolizados por bandas criminales. Esta semana, la policía reveló un escalofriante ejemplo de hasta dónde llega esta red de control: una app clandestina de transporte estilo Uber, gestionada por la infame organización Comando Vermelho.
Un Uber criminal: el negocio de la moto bajo amenaza
El operativo, llevado a cabo por la Policía Civil de Río de Janeiro, desmanteló una operación que generaba ingresos mensuales de hasta 1 millón de reales brasileños (aproximadamente 185.000 dólares estadounidenses) mediante una app de transporte ilícita, según fuentes oficiales. Al menos cuatro personas fueron arrestadas y se ejecutaron 12 órdenes de búsqueda y allanamiento en Río y ciudades circundantes.
La aplicación, cuyo nombre no ha sido divulgado por las autoridades, funcionaba principalmente en Vila Kennedy, un barrio periférico del oeste de Río de Janeiro. La mecánica era simple, pero brutal: los motoboys (conductores de moto-taxi) eran coaccionados para instalar y operar exclusivamente la aplicación diseñada por el Comando Vermelho. Si se negaban, sufrían amenazas o violencia. Más de 300 conductores estaban registrados.
Según las autoridades, la administración del ‘narco Uber’ estaba dividida en dos células organizadas:
- Una rama encargada de las amenazas y extorsiones a los mototaxistas;
- Otra encargada de recolectar y lavar las ganancias a través de empresas fantasmas, destinadas a financiar la compra de drogas y armas.
Comando Vermelho: del presidio a Silicon Valley clandestino
El Comando Vermelho no es una banda común. Surgida en los años 70 dentro del sistema penitenciario de Río de Janeiro, esta facción criminal ha evolucionado en una de las organizaciones más poderosas de América Latina. Hoy, controla territorios en múltiples favelas, maneja flujos internacionales de cocaína, y como lo demuestra esta última operación, también domina sectores legítimos de la economía informal.
La creación de una aplicación de movilidad revela una sofisticación insólita. No se trata de un simple uso de la fuerza, sino de una estrategia empresarial criminal. Es lo que expertos en criminología denominan “narco-servicios”: estructuras delictivas que no solo extorsionan o controlan, sino que también proveen servicios a comunidades marginadas donde el Estado no llega.
Esta presencia dominante les permite prohibir el uso de apps competidoras como Uber o 99 (la versión brasileña de Lyft), según recientes reportes de medios nacionales. ¿El resultado? Cientos de miles de ciudadanos son obligados a pagar por servicios esenciales bajo una dictadura criminal.
Las moto-taxis: el banco informal de las favelas
En países donde la movilidad es un lujo, como Brasil, las motocicletas se han convertido en una herramienta clave para el transporte barato. Solo en Río de Janeiro, la empresa Uber lanzó su servicio de transporte en moto en enero de 2023. Tan solo dos años después, Uber ha transportado a más de 3 millones de usuarios y registrado 100.000 conductores, según un comunicado de la compañía.
Pero en sectores como Vila Kennedy, no es Uber el que manda. Las organizaciones criminales se han apropiado de este recurso con una lógica perversa: si una comunidad no tiene transporte público eficaz, electricidad constante o seguridad, entonces el crimen organizado se convierte en proveedor, patrón y autoridad local.
Las finanzas del crimen 2.0
La estructura económica detrás de esta app clandestina es un testimonio de la creciente sofisticación del crimen organizado. Estas son las principales características del modelo financiero del narco Uber:
- Empresas "fantasma": Se utilizaron compañías ficticias para ocultar los beneficios económicos del transporte.
- Lavado de dinero: El dinero generado se convirtió en capital para la compra de armas y drogas.
- Coerción y monopolio: Los conductores eran obligados a unirse bajo amenaza directa.
- Infraestructura tecnológica: La app fue desarrollada internamente, lo que implica una red de programadores y gestores aliados a la organización.
“No debemos subestimar al crimen organizado moderno. Ya no hablamos de pandillas callejeras, sino de corporaciones criminales tecnológicas”, afirma el sociólogo Rodrigo Monteiro, especializado en estructuras sociales en las favelas de Río.
¿Alternativa o dictadura criminal?
Para muchos habitantes de estos barrios, el dilema es claro: aceptar los términos del Comando Vermelho o quedar completamente desconectado del transporte. Como señala la antropóloga Juliana Moraes: “El Estado no llega, pero la facción sí. Ellos te conectan, te llevan al hospital, te protegen —claro, por un precio. Y si te niegas, desapareces”.
La penetración de estos “narco-servicios” no es nueva, pero sí está evolucionando. En el pasado eran redes de distribución de gas, instalación de internet o venta de productos básicos. La llegada del ámbito digital, sin embargo, ha aumentado el alcance y rentabilidad, permitiendo una expansión empresarial delictiva sin precedentes.
El desafío: ¿puede Brasil recuperar sus ciudades?
La operación policial de esta semana es, sin duda, un paso importante. Pero los expertos coinciden en algo: la solución no está en arrestos puntuales, sino en transformar la estructura social y económica de los barrios abandonados.
“No se puede combatir una app criminal sin ofrecer una alternativa legítima y segura”, señala la criminóloga Mariana Correia. “Lo que Comando Vermelho ofrece es empleo, ingreso y movilidad. ¿Qué ofrece el Estado?”
Brasil se encuentra, una vez más, ante un espejo difícil. Si el crimen organizado puede lanzar, monetizar y controlar un servicio de movilidad como si fuera una startup del Silicon Valley, entonces queda claro que la lucha no es solo policial: es social, económica e institucional.
¿Qué sigue?
Mientras el caso sigue bajo investigación, el debate ya se ha encendido. ¿Cómo pueden las autoridades recuperar terreno en zonas dominadas por facciones como el Comando Vermelho? ¿Debería Uber y otras apps desarrollar estrategias especiales para operar en favelas? ¿Podemos hablar de soberanía estatal en sectores donde el crimen impone sus propias “leyes”?
Tal vez no estemos hablando solo de una app ilegal. Tal vez, este sea el modelo de una nueva fase del crimen organizado: alguien que no solo trafica, sino que también innova.
Foto: Patrullas de la Policía Civil en Vila Kennedy durante los operativos del viernes (Crédito: Policía Civil RJ)