Gaza bajo fuego: entre la ofensiva israelí y la desesperación palestina

La toma de Ciudad de Gaza por Israel reaviva las protestas, el sufrimiento civil y las tensiones internas en el conflicto más duradero del Medio Oriente

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Un conflicto sin fin a la vista

La decisión reciente del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu de intensificar la ofensiva militar tomando el control de Ciudad de Gaza ha generado repercusiones inmediatas tanto dentro como fuera de Israel. Con una guerra que ya lleva 22 meses, miles de víctimas y una catástrofe humanitaria sin precedentes, el conflicto palestino-israelí sigue estancado sin una solución política concreta.

Con esta maniobra, Netanyahu no solo marcó un nuevo punto crítico del conflicto con Hamas, sino que también avivó las divisiones dentro de su propio país. Mientras algunos sectores de la sociedad israelí exigen el fin del conflicto para garantizar la vida de los 50 rehenes que quedan en Gaza, otros creen que la única solución es aplastar por completo a la organización islamista.

¿Por qué Gaza otra vez?

Israel ya controla y ha devastado aproximadamente el 75% de la Franja de Gaza a través de operaciones aéreas y terrestres, según informes del propio ejército hebreo. Sin embargo, Gaza Ciudad sigue siendo un símbolo de resistencia para Hamas, lo que la convierte en un objetivo militar, político y simbólico para el gobierno israelí.

Netanyahu ha argumentado que ejercer mayor presión militar es la única vía para lograr "la destrucción total de Hamas y la liberación de todos los rehenes". Pero críticos dentro de Israel, como el ex primer ministro Ehud Olmert, consideran que el costo humano y político de esta estrategia supera con creces cualquier objetivo alcanzable.

Voces desde Gaza: desesperación entre las ruinas

Desde el terreno, las voces palestinas emergen con una mezcla de resignación, cansancio y resistencia. Umm Youssef, residente de Ciudad de Gaza, declaró con impotencia: “¿Qué quiere Israel de nosotros? Aquí no hay nada. Tengo que caminar más de 15 minutos al día para conseguir agua potable”.

La vida para quienes han permanecido en Gaza durante la totalidad del conflicto es una lucha diaria. Kamel Abu Nahel, habitante del campo de refugiados urbano de Shati, sentenció: “No tengo intención de abandonar mi hogar. Moriré aquí”.

De los aproximadamente 2 millones de palestinos que viven en Gaza, la mayoría ahora se encuentra hacinada entre las ruinas de Ciudad de Gaza, Deir al-Balah y los campamentos desplazados de la región costera de Muwasi. Los servicios básicos prácticamente no existen, y la escasez de alimentos, agua y electricidad es crítica.

Cifras que duelen: 61,000 palestinos muertos

El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas, ha reportado más de 61,000 muertes de palestinos desde el inicio del conflicto en octubre de 2023. Aproximadamente la mitad son mujeres y niños. Si bien Israel pone en duda estas cifras, la ONU y expertos internacionales consideran que son los datos más confiables disponibles.

El costo humano no parece frenar la ofensiva. Las Naciones Unidas y múltiples organizaciones humanitarias han calificado la situación como una catástrofe humanitaria de magnitudes históricas.

Rehenes: dolor, protestas e incertidumbre

En el otro extremo del conflicto, las calles de Tel Aviv y Jerusalén han sido escenario de múltiples manifestaciones masivas lideradas por las familias de los rehenes israelíes aún retenidos por Hamas. Estas protestas exigen tanto la liberación inmediata de sus seres queridos como el fin de la guerra.

Uno de ellos, Ruby Chen, cuyo hijo Itay está retenido en Gaza, expresó su frustración: “¿Cuál es el plan ahora que es diferente a los últimos 22 meses?”. Mientras tanto, Yehuda Cohen, otro padre desesperado, apuntó directamente contra el premier: “Alguien tiene que detener a este loco llamado Netanyahu”.

¿Dónde están los aliados?

Israel ha contado históricamente con un fuerte respaldo estadounidense. Sin embargo, varios familiares de rehenes han empezado a señalar también al expresidente Donald Trump y a la actual administración, alegando falta de presión sobre Netanyahu para llegar a una solución diplomática.

La desconfianza hacia los aliados estratégicos también se refleja en la creciente presión social dentro de Israel. Hay quienes apoyan la posición militarista como única opción viable, mientras otros ven con desesperanza la prolongación del conflicto y su efecto directo en la población civil.

La respuesta internacional: condenas sin acción

Pese a las múltiples declaraciones de condena de organismos internacionales y gobiernos europeos, las acciones concretas para frenar el avance israelí sobre Gaza han sido escasas. La falta de consecuencias ha otorgado a Israel libertad para continuar con su avanzada militar.

Por su parte, Hamas ha declarado que “el pueblo de Gaza seguirá resistiendo la ocupación” y ha advertido que la toma de la ciudad no será un paseo por el parque. La posibilidad de nuevos enfrentamientos y represalias es inminente.

Los rehenes como ficha política

La incógnita sobre el paradero exacto de los rehenes es una de las mayores preocupaciones para los responsables militares. Se cree que algunos se encuentran aún en túneles subterráneos en Gaza Ciudad, lo que plantea una dilema táctico: avanzar o negociar.

El general retirado Amir Avivi sugirió que una posible estrategia sería rodear las zonas donde se sospecha que se encuentran los rehenes para forzar una negociación. No obstante, esta táctica conlleva enormes riesgos, ya que en ocasiones anteriores los secuestradores han matado a los rehenes ante la presencia del ejército.

Una herida abierta en Medio Oriente

Desde el comienzo del conflicto el 7 de octubre de 2023, cuando militantes liderados por Hamas asesinaron a unos 1,200 israelíes y capturaron a más de 250 personas, el enfrentamiento ha alcanzado niveles de devastación pocas veces vistos desde las guerras regionales del siglo pasado.

Hoy, a casi dos años del inicio de esta guerra prolongada, el dolor es palpable en ambos lados. Tanto en Gaza como en Tel Aviv, las madres lloran por sus hijos, los hospitales colapsan y las esperanzas de paz parecen más distantes que nunca.

La comunidad internacional observa, pero el silencio de los hechos pesa más que cualquier discurso diplomático. Y mientras la guerra continúa, la pregunta resuena con fuerza en ambos lados del muro: ¿Hasta cuándo?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press