Israel, Gaza y un abismo sin final: ¿Está Netanyahu conduciendo a su país hacia un callejón sin salida?

Los nuevos planes de ocupación de Gaza provocan rechazo internacional, tensiones internas en Israel y una crisis humanitaria sin precedentes en la Franja.

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Por más de veinte meses, la Franja de Gaza ha sido epicentro de un conflicto que no muestra signos de tregua. Y en las últimas horas, una reunión del gabinete de seguridad israelí ha encendido aún más las alarmas, tras el anuncio del plan de reocupar Gaza City.

Una expansión del horror

Gaza era antes de la guerra una urbe vibrante, el centro político y cultural del enclave. Hoy no es más que un esqueleto de lo que fue. A pesar de eso, el primer ministro Benjamín Netanyahu anunció que el ejército israelí se prepara para tomar control total de la ciudad como parte de su estrategia para doblegar a Hamas. Lo irónico del caso es que Israel ya controla alrededor del 75% del territorio de Gaza.

Netanyahu lo expresó claramente en una entrevista con Fox News: su objetivo no es quedarse permanentemente, sino “asegurar la seguridad” de Israel al eliminar a Hamas. “Queremos establecer un perímetro de seguridad y luego entregar el control a fuerzas árabes”, afirmó. Pero este plan ha sido rechazado por los palestinos y analistas regionales, quienes temen que la ocupación escale aún más el conflicto y cause un baño de sangre sin propósito claro.

Los números del horror

Desde aquel fatídico 7 de octubre de 2023, cuando milicianos de Hamas mataron a unas 1.200 personas y secuestraron a 251 israelíes, la respuesta de Tel Aviv ha sido devastadora. Según el Ministerio de Salud de Gaza —afiliado a la administración de Hamas pero ampliamente considerado como fuente confiable por Naciones Unidas—, más de 61.000 palestinos han muerto, entre ellos una mayoría civiles, incluyendo miles de mujeres y niños.

Pese a la elevada cifra de víctimas, Israel ha evitado ofrecer un conteo oficial alternativo y desestima las estadísticas gazatíes. Esta omisión no hace sino avivar las tensiones y debilitar aún más la legitimidad del esfuerzo militar israelí a escala internacional.

¿Una misión sin salida?

Incluso dentro de Israel, el plan de “retomar Gaza City” ha generado preocupación. El jefe del Estado Mayor, el teniente general Eyal Zamir, advirtió durante la reunión del gabinete que una nueva ofensiva terrestre podría poner en peligro a los aproximadamente 20 rehenes aún vivos que permanecen en manos de Hamas. Además, alertó sobre el agotamiento progresivo del ejército tras casi dos años ininterrumpidos de guerra en varias regiones.

La crítica más directa vino del líder de la oposición israelí, Yair Lapid, quien calificó el plan como insensato: “Esto es justo lo que Hamas deseaba: que Israel quede atrapado en una ocupación sin rumbo, sin una visión del día después, una misión estéril que nadie entiende a dónde va”.

El pueblo que resiste entre cenizas

La voz de los desplazados de Gaza también ha comenzado a retumbar con más fuerza. Maysaa al-Heila, una palestina que ahora vive en un campo de desplazados, expresó con desesperanza: “No queda nada por ocupar. Gaza ya no existe”.

Actualmente, la infraestructura básica ha colapsado, el sistema de salud está al borde de la extinción y la ONU advierte una inminente hambruna generalizada. La ciudad de Gaza, alguna vez hogar de cientos de miles, ha sido evacuada y recapturada en múltiples ocasiones por el ejército israelí, que lucha por mantener el control en barrios que los combatientes de Hamas retoman cíclicamente.

La dimensión internacional

El nuevo plan israelí ha encontrado eco en la comunidad internacional. Desde Egipto hasta las Naciones Unidas, las voces que exigen un alto al fuego se han intensificado. El ministro egipcio de Relaciones Exteriores calificó la respuesta occidental al sufrimiento en Gaza como “vergonzosa”.

Mientras tanto, Estados Unidos mantiene su apoyo a Israel pero con señales de impaciencia. El gobierno de Joe Biden ha sugerido en varias ocasiones que es hora de iniciar una solución política duradera, pero tiene poco margen de coerción ante un Netanyahu decidido a definir el futuro de Gaza a su estilo.

¿Qué propone Israel para la posguerra?

Netanyahu ha planteado un esquema en el que, tras derrotar a Hamas, el territorio sería administrado por “fuerzas árabes moderadas”. Sin embargo, Hamas ve esto como una extensión de la ocupación israelí bajo otro nombre, y advierte que tal medida solo traerá nuevos conflictos.

El analista palestino Khaled Elgindy señaló para Al Jazeera que la idea de una administración externa sin raíces locales está condenada al fracaso: “El pueblo palestino no aceptará ser gobernado por fuerzas extranjeras puestas por Israel, sin legitimidad derivada del propio pueblo”.

El factor rehén

De los 251 secuestrados el 7 de octubre, casi 50 siguen en Gaza. Se estima que al menos 20 de ellos están vivos. Su existencia condiciona significativamente las decisiones bélicas de Israel. ¿Puede un país embarcarse en una nueva ofensiva que probablemente condene a esos rehenes?

La presión de las familias es enorme. Marchas, huelgas de hambre y protestas han tenido lugar, exigiendo al gobierno priorizar su rescate. Para muchos israelíes, recuperar Gaza al costo de sus ciudadanos capturados representa una traición inaceptable.

¿El principio del fin o un nuevo capítulo rotundo?

Las decisiones actuales de Netanyahu parecen ratificar una visión de victoria “militar total” que ignora propuestas diplomáticas o escalonadas. El problema de fondo radica en que no hay un plan definido para el futuro político de Gaza. La pregunta del “día después” sigue sin respuesta. ¿Quién gobernará? ¿Con qué legitimidad? ¿Cómo se reconstruirá?

Algunos expertos alertan que Israel se enfrenta al mismo dilema que sufrió Estados Unidos en Irak o Afganistán: ocupar un territorio sin visión para la paz, sólo perpetúa el conflicto. Miles de soldados, millones en gastos militares y ausencia de un plan político funcional —la receta para un pantano permanente.

Una mirada histórica

No es la primera vez que Israel habla de “retomar Gaza”. En 2005, bajo el liderazgo de Ariel Sharon, Israel se retiró unilateralmente de Gaza tras casi 40 años de ocupación formal. El retiro fue visto por muchos como “el fin del conflicto en Gaza”, pero terminó derivando en la toma del poder por Hamas en 2007, lo que desató el bloqueo y repetidas guerras desde entonces.

Reocupar Gaza, en este contexto, puede ser un retroceso histórico con consecuencias imprevisibles en la región. La situación actual no sólo amenaza con resucitar el trauma bélico, sino con expandir los efectos del conflicto a países vecinos, como Líbano o Egipto.

Netanyahu, acorralado pero desafiante

En el plano interno, Netanyahu enfrenta múltiples frentes: investigaciones por corrupción, críticas por la gestión de la guerra y fracturas dentro de su coalición. La toma de Gaza podría verse como un intento desesperado por consolidar poder y limpiar su imagen mediante una “victoria militar clara”.

Pero, ¿a qué costo? Humanitario, diplomático e incluso estratégico. Las imágenes de niños ensangrentados, hospitales destruidos y ruinas humeantes han aparecido en todos los medios del mundo. Cada misil israelí complica un poco más sus relaciones diplomáticas con socios templados y potencia las acusaciones de crímenes de guerra.

Mientras tanto, la región espera, entre escombros y miedo, una señal de futuro. Y ese futuro, hoy, parece más incierto que nunca.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press