Australia y Nueva Zelanda refuerzan su alianza militar ante la creciente tensión con China

Los primeros ministros de ambos países buscan una mayor interoperabilidad en defensa tras un inusual ejercicio de fuego real de la armada china en el Mar de Tasmania

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Queenstown, Nueva Zelanda. Bajo un paisaje montañoso del sur de Nueva Zelanda, los primeros ministros Christopher Luxon (Nueva Zelanda) y Anthony Albanese (Australia) llevaron a cabo su segundo encuentro anual con una clara prioridad en la agenda: reforzar la cooperación militar frente a un escenario geopolítico en rápida transformación.

Este nuevo impulso a la relación de defensa entre Australia y Nueva Zelanda no es fortuito. Llega poco después de que una flotilla naval china realizara maniobras de fuego real en el Mar de Tasmania, a escasa distancia de las costas neozelandesas y australianas. Estas maniobras obligaron a desviar vuelos comerciales y encendieron las alarmas en las antípodas.

Una amenaza que se siente más cercana

El hecho de que China haya extendido su actividad naval a regiones previamente consideradas geográficamente seguras por Australia y Nueva Zelanda marca un punto de inflexión. Canberra y Wellington nunca habían estado tan cerca de un posible conflicto indirecto motivado por las tensiones entre potencias.

Al respecto, Albanese señaló: "Reconocemos que enfrentamos el entorno estratégico más impredecible y peligroso en décadas, y nuestra alianza desempeña un papel crítico en proteger nuestros intereses compartidos".

¿Quién es el verdadero aliado?

Christopher Luxon fue claro: considera a Australia la “única aliada” de Nueva Zelanda. Su objetivo inmediato es desarrollar lo que denominó una “fuerza ANZAC esencial”, en referencia al cuerpo conjunto de ambos países que combatió en la Primera Guerra Mundial. “Queremos ser un multiplicador de fuerza”, agregó Luxon.

El refuerzo de esta alianza no solo es simbólico. Luxon anunció en abril un aumento significativo en el gasto de defensa de su país, el cual pasará de menos del 1% del PIB a más del 2% en los próximos años. Este movimiento coincide con la expansión acelerada del gasto militar en Australia.

Un gasto de defensa en crecimiento exponencial

Australia, por su parte, ha emprendido una de las mayores expansiones de defensa en su historia, con múltiples proyectos en marcha:

  • Un acuerdo con Mitsubishi Heavy Industries de Japón para construir 11 fragatas, valorado en unos 6.500 millones de dólares.
  • Una inversión de hasta 245 mil millones de dólares en submarinos nucleares como parte de la alianza trilateral AUKUS con Estados Unidos y Reino Unido.

Este tipo de inversiones no solo pretende elevar la capacidad operativa de Australia, sino también enviar un mensaje claro a competidores estratégicos como China.

La sombra de China en el Pacífico Sur

Aunque el comunicado conjunto de los primeros ministros no menciona directamente a China, fue evidente que el gobierno de Xi Jinping estuvo presente en muchas de sus conversaciones. Albanese mencionó incluso haber expresado su descontento directamente a Xi durante su visita a Beijing, criticando la falta de notificación del ejercicio naval. Xi respondió aludiendo a las propias operaciones de libertad de navegación de Australia en el Mar de China Meridional, una región disputada por múltiples países del sudeste asiático.

Luxon aportó otro matiz relevante: “China es una potencia importantísima. Es importante que podamos interactuar. Pero también tenemos diferentes valores y sistemas, lo cual implica que también tenemos desacuerdos”.

Ambos líderes parecen decididos a mantener una postura de firmeza sin caer en la confrontación directa, adoptando una estrategia de compromiso constructivo pero vigilante.

Presencia japonesa: otro jugador entra en el tablero

Interesantemente, el mismo fin de semana en que se llevó a cabo la cumbre Australia-Nueva Zelanda, barcos de guerra japoneses atracaron en Nueva Zelanda por primera vez en casi 90 años. Este gesto por parte de Tokio es interpretado como un intento de fortalecer lazos estratégicos en el Pacífico Sur, en línea con la preocupación compartida sobre el creciente protagonismo regional de China.

La presencia japonesa en estas aguas también recuerda el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón ejerció una fuerte influencia militar en la región. Hoy, sin embargo, llega como aliado democrático y socio tecnológico clave.

AUKUS: una alianza que divide y fortalece

La iniciativa AUKUS está en el centro de esta reconfiguración estratégica. Este acuerdo trilateral, firmado en 2021 por EE.UU., Reino Unido y Australia, representa una visión compartida de interoperabilidad en inteligencia artificial, ciberdefensa y disuasión naval.

El aspecto más potente de AUKUS es el acuerdo para dotar a Australia de submarinos de propulsión nuclear, algo que generó controversia incluso con socios históricos como Francia. Sin embargo, Nueva Zelanda, aunque excluida oficialmente, ha dejado entrever su interés en alinearse más estrechamente con las capacidades y estándares de AUKUS.

Luxon evitó confirmar si su país entraría en este acuerdo formalmente, pero su énfasis en la interoperabilidad y el aumento del gasto militar sugiere que Wellington quiere mantenerse cerca, por si la puerta se entreabre.

¿Nuevo bloque militar regional?

Con China avanzando en acuerdos con diversas islas del Pacífico, y con la construcción reciente de una base naval en Camboya, Sur del Pacífico se está convirtiendo en un espacio de competencia estratégica. La región, que durante décadas fue considerada una “zona de paz” tras la Segunda Guerra Mundial, ahora parece encaminarse hacia una militarización acelerada.

La pregunta que muchos expertos en defensa se hacen es: ¿estamos ante el nacimiento de un nuevo mini-OTAN Indo-Pacífico? Aunque ni Australia ni Nueva Zelanda han utilizado esa terminología, sus últimas decisiones van en dirección de una defensa más compartida, más integrada y más ambiciosa.

¿Puede la región mantener un equilibrio con China?

La apuesta por la cooperación militar y el rearme viene con riesgos. Pekín ha advertido repetidamente contra lo que llama “alianzas de contención”. Incluso ha acusado a EE.UU. y sus aliados del “renacimiento de una mentalidad de Guerra Fría”.

Sin embargo, dada la naturaleza de las acciones chinas —desde el establecimiento de relaciones militares con islas como Samoa hasta su ejercicio de disparos en el Mar de Tasmania— muchos analistas argumentan que la respuesta australiana-neozelandesa está más que justificada.

Tal como lo describió un informe del Lowy Institute de Sídney en 2023: "tanto Australia como Nueva Zelanda se mueven rápidamente de una doctrina de defensa basada en 'seguridad por distancia', hacia una lógica de 'seguridad mediante alianza'".

La Centralidad del Pacífico en la nueva geoestrategia global

Con la guerra en Ucrania estancada, los ecos del conflicto en Gaza resonando en Medio Oriente, y Estados Unidos proyectando menos intervención directa pero más asociación estratégica, el Indo-Pacífico está emergiendo como el principal tablero geoestratégico del siglo XXI.

Australia y Nueva Zelanda, históricamente países periféricos en los grandes conflictos del mundo, están comenzando a entender que el tiempo de observar desde lejos ha terminado. Al contrario: ahora son parte activa —y posiblemente clave— del equilibrio del poder global.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press