NFL y el fantasma de las lesiones graves: ¿Está el fútbol americano alcanzando su punto de quiebre?

El caso de Morice Norris revive viejos temores en una liga marcada por la violencia del juego: ¿debe replantearse el enfoque de la pretemporada?

Morice Norris, profundo de los Detroit Lions, fue noticia este fin de semana por algo que ningún jugador desea protagonizar: una lesión aparatosa que obligó a suspender un partido de pretemporada de la NFL. El incidente, que ocurrió el viernes 8 de agosto de 2025 durante un enfrentamiento contra los Atlanta Falcons, puso fin abruptamente al encuentro con 6:31 por jugar del cuarto cuarto.

Pero más allá del alivio que generó el mensaje de Norris en redes sociales —donde confirmó que se encuentra bien—, su caso despierta una larga conversación sobre el límite entre el espectáculo y la seguridad en el deporte más visto de los Estados Unidos. ¿Está haciendo la NFL lo suficiente para proteger a sus jugadores? ¿Vale la pena seguir disputando partidos de pretemporada con intensidad total?

El caso Norris: un déjà vu en la NFL

Norris, de 24 años y surgido de Fresno State, fue atendido por más de 20 minutos sobre el campo. El momento de la lesión ocurrió cuando colisionó con el corredor novato Nathan Carter de los Falcons, y su casco impactó directamente contra el abdomen del rival, provocando una hiperextensión de cuello que puso en alerta a todo el personal médico del estadio.

Desde hace ya algunos años, este tipo de situaciones se repite con inquietante frecuencia, especialmente en partidos de pretemporada. Tan solo en los últimos dos años, se han suspendido tres partidos por incidentes similares:

  • 2023: El esquinero de los Patriots, Isaiah Bolden, fue retirado en camilla tras chocar con un compañero.
  • 2023: Daewood Davis de los Dolphins fue hospitalizado tras un duro golpe en un pase cruzado.
  • 2023: La famosa escena de Damar Hamlin, quien sufrió un paro cardíaco en pleno partido entre los Buffalo Bills y Cincinnati Bengals.

Esto ha traído nuevamente a la mesa una discusión sobre la necesidad de reformar las condiciones de estos partidos, tradicionalmente usados para evaluar nuevos talentos antes del inicio de temporada oficial.

El pretemporada: un riesgo sin recompensa real

La NFL disputa cada año hasta cuatro partidos de pretemporada por equipo. A diferencia de la temporada regular, estos encuentros no tienen valor competitivo, pero exponen a los jugadores al mismo nivel de contacto e intensidad que el resto del año. Y es ahí donde muchos alzan la voz.

“Se firman contratos para jugar al fútbol americano. Y aunque entendemos los riesgos, nadie está listo para ver un compañero en camilla, menos aún en agosto por un partido que no cuenta para nada”, declaró Kyle Allen, mariscal de los Lions, tras el incidente con Norris.

Los datos avalan estas preocupaciones. Según la Asociación de Jugadores de la NFL (NFLPA), un 23% de las lesiones de cuello y columna se producen en partidos de pretemporada, cuando muchas veces son los jugadores más jóvenes o menos experimentados los que están tratando de ganarse un lugar.

El dilema es complejo: los entrenadores quieren ver a sus reservas en acción real, pero ¿a costa de qué?

Tradición vs. modernización: ¿debe la NFL eliminar partidos de pretemporada?

Desde hace años se discute la idea de reducir o incluso eliminar por completo la pretemporada. De hecho, en 2021, la NFL pasó de 4 a 3 partidos tras extender la temporada regular a 17 encuentros. Sin embargo, muchos piden más medidas.

JJ Watt, retirado y considerado uno de los defensivos más respetados de la última década, fue categórico:

“Ningún titular quiere jugar en agosto. Si dicen lo contrario, mienten. La pretemporada existía para otro tiempo. Hoy, con la tecnología de simulación y el entrenamiento específico, se puede evaluar sin tanto contacto.”

Un número creciente de analistas e incluso exdirectivos sugieren otro modelo: partidos conjuntos controlados (scrimmages), entrenamientos cruzados entre franquicias, y menos partidos impactantes.

“No es cobardía, es evolución,” comentó Richard Sherman, exjugador y ahora comentarista de Amazon Prime, tras las imágenes impactantes del caso Norris.

El diseño maldito: ¿cómo el contacto con casco sigue siendo parte del juego?

A pesar de décadas de reformas, el diseño estructural del fútbol americano sigue promoviendo colisiones peligrosas. Aunque las reglas han desincentivado el uso del casco como arma de ataque, la física del deporte muchas veces no da opción.

Incluso en la jugada de Norris, el contacto fue legal. Pero el timing, la velocidad, y el ángulo, resultaron en una postura corporal donde la parte cervical del jugador soportó una fuerza inesperada.

“Es como un coche que frena a 100 km/h en seco. Algo se rompe. Aquí, ese algo es el cuerpo humano”, explica el médico deportivo Dr. Julian Bailes, neurocirujano experto en traumatismos craneales y asesor de la NFL.

En paralelo, la tecnología de cascos ha mejorado sustancialmente. Pero como reconoció el propio comisionado de la liga, Roger Goodell, “no podemos diseñar un casco que evite todas las conmociones. El objetivo es reducirlas, no eliminarlas”.

La sombra de Damar Hamlin y el factor emocional

Es imposible no recordar la noche del 2 de enero de 2023. En pleno Monday Night Football, Damar Hamlin cayó al suelo y entró en paro cardíaco tras una jugada que, a primera vista, no parecía tan violenta. Su reanimación en el campo, rodeado de compañeros llorando y en shock, marcó un antes y un después para la NFL.

Desde entonces, la liga implementó una serie de cambios, incluyendo nuevos protocolos de emergencia, equipos médicos adicionales en cada estadio y revisiones más estrictas post-conmoción. Sin embargo, el corazón de la discusión sigue sin resolverse: ¿puede un deporte tan violento garantizar seguridad real?

Una hermandad más allá de los colores

Uno de los momentos más conmovedores en el caso Norris fue la reacción colectiva: jugadores de ambos equipos arrodillados, entrenadores en coordinación mutua, y finalmente, la decisión de “no seguir jugando”. Tanto Dan Campbell (Detroit) como Raheem Morris (Atlanta) coincidieron en que el partido había perdido sentido.

“Raheem es un caballero. Tomamos la decisión correcta. Esa noche ya no se trataba de ganadores o perdedores. Se trataba de humanidad”, confesó Campbell en la conferencia de prensa.

Este código no escrito de solidaridad entre deportistas ha sido una constante en los últimos años ante crisis parecidas. Y pone de relieve que, pese a toda la parafernalia, el fútbol americano es una profesión de alto riesgo donde todos —suplentes o estrellas— arriesgan la salud por entretenimiento.

El camino a seguir: entre reforma y conciencia

El caso de Morice Norris podría convertirse en un nuevo punto de inflexión si la NFL lo toma con la seriedad debida. Si bien el jugador se encuentra estable y en recuperación, esta es una nueva llamada de atención.

Los expertos coinciden en que las siguientes acciones deberían ser prioritarias:

  • Reducir aún más el número de partidos de pretemporada.
  • Establecer limitaciones por rol (titulares no participen en partidos sin valor real).
  • Invertir en tecnologías que simulen contacto sin daño corporal.
  • Campañas de concientización sobre salud a largo plazo.

Porque al final, parafraseando al ex jugador Chris Long: “Lo que nos une como jugadores no son los touchdowns, son las cicatrices que no se ven.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press