El dilema geopolítico de Filipinas: entre China, EE. UU. y la sombra de Taiwán
La tensión entre Beijing y Manila se intensifica mientras el presidente Ferdinand Marcos Jr. advierte que Filipinas podría verse arrastrada a un conflicto regional inevitable
La geopolítica en el Sudeste Asiático ha entrado en una etapa crucial y peligrosa. Con las tensiones marcadas en torno a la soberanía en el Mar de China Meridional y el destino incierto de Taiwán, Filipinas se ha convertido en un epicentro estratégico con una voz notable: su presidente, Ferdinand Marcos Jr.
Una región en ebullición
En una rueda de prensa reciente, Marcos reconoció públicamente que su país se verá inevitablemente arrastrado “pateando y gritando” a cualquier conflicto que surja entre China y Taiwán, debido tanto a la cercanía geográfica como a los lazos humanos. "Tenemos cerca de 200.000 trabajadores filipinos en Taiwán. No podemos obviar ni nuestras responsabilidades ni las consecuencias", afirmó el mandatario filipino.
Estas declaraciones provocaron una dura respuesta de Beijing, que las describió como una injerencia en sus asuntos internos y una violación del principio de “Una sola China”. El porta voz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino advirtió que la ubicación geográfica y la comunidad filipina en Taiwán no pueden servir como excusa para interferir en lo que consideran un tema estrictamente doméstico.
Marcos y la nueva postura exterior de Filipinas
Desde que asumió el cargo en 2022, Ferdinand Marcos Jr. ha dado un giro radical en la política exterior filipina, pasando de la ambigüedad de su predecesor Rodrigo Duterte —quien coqueteó abiertamente con China— a una estrategia de fortalecimiento de alianzas tradicionales, especialmente con Estados Unidos.
Filipinas ha ampliado su cooperación militar con Washington a través del Tratado de Defensa Mutua vigente desde 1951, al tiempo que ha buscado alianzas con Japón, Australia, India y diversos países de la Unión Europea. Este movimiento no ha pasado desapercibido para Beijing, que ve con recelo cualquier tipo de articulación militar alrededor de sus fronteras.
"No es un deseo de guerra, es una estrategia de disuasión", señaló Marcos. "Preferimos hablar, pero no vamos a permitir violaciones a nuestro territorio".
Escalada en el Mar de China Meridional
Las tensiones no sólo giran en torno a Taiwán. El Mar de China Meridional continúa siendo un polvorín donde las reclamaciones se superponen entre China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán. China ha expandido su presencia militar y ha construido islas artificiales en aguas internacionales, desafiando fallos internacionales como el de la Corte de La Haya en 2016, que invalidó sus reclamaciones históricas en la zona.
Este lunes, un nuevo incidente volvió a encender las alarmas globales. De acuerdo con Jay Tarriela, comandante de la Guardia Costera Filipina, barcos chinos intentaron bloquear e incluso colisionar con embarcaciones filipinas en el atolón Scarborough Shoal. Además, utilizaron potentes cañones de agua en un intento de alejarlas.
En un giro inesperado, un barco de la Guardia Costera china colisionó accidentalmente con una embarcación de la Marina china, resultando en daños significativos. Las autoridades filipinas incluso ofrecieron asistencia médica —gesto que podría indicar una voluntad de evitar una mayor escalada.
Scarborough Shoal: símbolo de resistencia
El atolón Scarborough, situado a unos 230 kilómetros al oeste de Luzón, es uno de los territorios más disputados. Históricamente utilizado por pescadores filipinos, ha estado bajo control de facto chino desde 2012, cuando buques de guerra de Beijing bloqueaban la entrada. Sin embargo, Filipinas no ha renunciado a su reivindicación.
"No vamos a retroceder por ninguna razón. Es nuestro territorio, es nuestra soberanía", dijo Marcos en respuesta a los últimos incidentes.
¿Por qué preocupa tanto Taiwán a Filipinas?
El temor de una eventual guerra por Taiwán es una amenaza real para Manila. A tan solo 190 kilómetros de distancia, el archipiélago filipino está geográficamente expuesto. Pero más allá de eso, unos 200,000 filipinos trabajan legalmente en la isla, muchos de ellos como cuidadores, enfermeros o empleados técnicos en industrias estratégicas como microchips.
Una guerra obligaría a una repatriación masiva, afectaría las remesas (valoradas en cientos de millones al año) y podría generar una crisis humanitaria dentro de Filipinas, que ni siquiera ha superado del todo los estragos económicos de la pandemia.
Además, el impacto no sería únicamente humano. Las rutas marítimas que atraviesan el mar de China son vitales para la economía filipina, por las que pasa un tercio del comercio global. Un bloqueo o militarización de estas aguas amenazaría la seguridad alimentaria y energética del país.
El tablero regional y el nuevo equilibrio de poder
El realineamiento geopolítico de Asia-Pacífico está reformulando conceptos clásicos de seguridad regional. El modelo del “Indo-Pacífico libre y abierto” promovido por EE. UU. y sus aliados choca directamente con la visión expansionista de China, que intenta construir una esfera de influencia propia con proyecciones económicas y militares.
La alianza del Quad formada por Estados Unidos, Japón, India y Australia, así como los ejercicios conjuntos realizados en el Mar de Filipinas, son muestras de que el equilibrio está cambiando. Marcos apuesta por un rol más activo de su país dentro de este grupo informal de democracias asiáticas.
¿Una Tercera Guerra Fría?
Expertos como Michael Green, exasesor de Seguridad Nacional de EE. UU., advierten que la región vive una “nueva Guerra Fría con características distintas a la del siglo XX”. “Se lucha por tecnología, por control marítimo, por ciberseguridad, no por ideología pura”, afirma.
Filipinas es la pieza de ajedrez que puede definir la forma que tomará esta nueva confrontación. Más aún si consideramos que, en caso de conflicto por Taiwán, Estados Unidos podría utilizar sus bases en el archipiélago para un eventual despliegue, conforme al acuerdo EDCA (Enhanced Defense Cooperation Agreement).
¿Está preparada Filipinas para la tormenta?
El pueblo filipino heredó una tradición pacifista, pero también un fuerte sentido soberanista. En encuestas recientes del SWS (Social Weather Stations), más del 70% de la población apoya una mayor presencia militar estadounidense en el país como medida disuasiva contra China. Pero también reclaman cautela para no verse atrapados en un conflicto que podría devastar económicamente al país.
"Tenemos que prepararnos para lo peor, esperando que nunca llegue", subrayó Marcos, reconociendo que una guerra regional significaría no solo combates, sino una ruptura económica total.
La pregunta hoy no es si Filipinas participará en una guerra, sino si, a pesar de sus esfuerzos diplomáticos y militares, logrará evitarla.