Henriette y los incendios en Colorado: la tormenta perfecta del cambio climático
Mientras el huracán Henriette se fortalece en el Pacífico central, incendios devastadores consumen el oeste de Colorado. ¿Conectados por el cambio climático o solo coincidencias de una temporada extrema?
La temporada de extremos
Lo que comenzó como un incremento progresivo en la temperatura global ha evolucionado rápidamente en un ciclo de fenómenos extremos cada vez más frecuentes: huracanes más poderosos, incendios forestales sin precedentes y climas impredecibles. Dos eventos recientes—el fortalecimiento del huracán Henriette en el Pacífico y el incendio masivo en Colorado—nos enfrentan de nuevo a una pregunta inevitable: ¿es esto la nueva normalidad?
Henriette: Huracán solitario pero letal
Henriette, inicialmente una tormenta tropical, alcanzó la categoría de huracán el domingo por la tarde en el Pacífico central. Según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) con sede en Miami, el fenómeno se ubicaba a unos 715 kilómetros al noreste de Hilo, Hawái, desplazándose hacia el noroeste a 26 km/h. Sus vientos sostenidos alcanzaban los 130 km/h, lo suficiente como para declararla huracán categoría 1.
Si bien lo más curioso de Henriette es que no representa amenaza directa para tierra firme, su existencia y aceleración plantean preguntas sobre la rapidez con la que los ciclones tropicales pueden intensificarse en aguas más cálidas. Según datos satelitales, la temperatura del océano en esa región ha estado por encima del promedio por varias semanas, potenciando el desarrollo ciclónico.
Henriette no está sola. Otra tormenta, Ivo, también se movía por el Pacífico, aunque con menos fuerza e impacto, especialmente cerca de la Península de Baja California, México.
Colorado, ardiendo por los cuatro costados
A más de 5,000 km del huracán Henriette, en el estado de Colorado, sucedía otro desastre natural diametralmente opuesto. El incendio forestal Lee Fire, ya clasificado como el sexto más grande en la historia del estado, ha consumido más de 433 kilómetros cuadrados de terreno entre los condados de Garfield y Rio Blanco. Esta catástrofe obligó a evacuar completamente el centro penitenciario Rifle Correctional Center como medida de seguridad.
Más de 1,000 bomberos luchan sin descanso contra las llamas para evitar que crucen la carretera estatal Colorado 13. Aunque no se han reportado víctimas mortales ni grandes daños estructurales hasta el momento, las autoridades insisten en que las condiciones meteorológicas podrían empeorar la situación.
A esto se suma el Elk Fire, otro incendio en las cercanías, que ya ha quemado al menos 60 kilómetros cuadrados. La calidad del aire en la región se ha deteriorado severamente, llevando a las autoridades sanitarias a lanzar alertas para poblaciones vulnerables.
Un clima que ya no es el mismo
Estos dos acontecimientos, aunque aparentemente sin conexión directa, son hijos del mismo patrón creciente: el cambio climático. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) estima que la temporada de huracanes en el Pacífico central se ha vuelto más activa debido a los aumentos en la temperatura del agua y a condiciones atmosféricas hiperactivas provocadas por El Niño.
Por otro lado, los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos han incrementado un 300% desde los años 70, y el cambio climático es uno de los principales responsables. Veranos más largos, inviernos más secos y la acumulación de biomasa fácilmente inflamable crean un coctel perfecto para que incluso una chispa derive en un megaincendio.
También en California: un patrón repetido
California, famosa por sus incendios forestales anuales, no se queda atrás. El Gifford Fire, el más grande del estado en 2024, ya ha consumido más de 466 kilómetros cuadrados entre los condados de Santa Bárbara y San Luis Obispo desde el 1 de agosto, con un 21% de contención según las autoridades.
La recurrencia y la escala creciente de estos incendios han puesto bajo presión tanto a las autoridades locales como a los sistemas federales de manejo de emergencias. El presupuesto de respuesta y prevención se ha duplicado en muchos estados, pero aún así resulta insuficiente ante escenarios cada vez más extremos.
¿Coincidencia o causalidad?
Muchas personas tienden a ver estos fenómenos como aislados, pero los científicos no. Todo está conectado. El ciclo del agua cambia, la atmósfera retiene más humedad y el comportamiento de sistemas de alta y baja presión se ve alterado. Esto ha creado un nuevo escenario climático en el que lo extremo ya no es la excepción, sino la regla.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha repetido en múltiples ocasiones que el aumento de la frecuencia y severidad de eventos extremos no es una predicción, sino una realidad. Y lo que hoy ocurre en Hawái y Colorado es la demostración tangible.
¿Estamos preparados?
Uno de los grandes desafíos que enfrenta la sociedad moderna no es solo detener el cambio climático, sino adaptarse a sus consecuencias. Esto incluye desde rediseñar sistemas de evacuación en zonas de riesgo hasta modificar arquitecturas urbanas para resistir desastres naturales.
A pesar de la creciente conciencia, aún hay importantes brechas. El huracán Henriette no afectará zonas habitadas, pero basta con que una trayectoria ligeramente diferente ponga en peligro islas como Maui o Kauai. Y en Colorado, aunque se ha logrado evacuar sin incidentes, no siempre se tendrá ese margen.
¿Cuál es el siguiente paso?
Eventos como los ocurridos esta semana deben servir no solo para informar sino para movilizar. Las políticas públicas deben basarse en la evidencia científica, invertir en resiliencia territorial, fortalecer la educación ambiental y apostar por una transición energética.
No es cuestión de si volverá a pasar, sino de dónde y cuándo. La naturaleza está enviando señales claras, y es responsabilidad de todos —gobiernos, empresas e individuos— prestarles atención antes de que sea demasiado tarde.
Para seguir el pulso del planeta
- IPCC - Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
- NASA Climate Change and Global Warming
- NOAA - Administración Nacional Oceánica y Atmosférica