AUKUS en la cuerda floja: ¿podrá Estados Unidos mantener su alianza estratégica con Australia y Reino Unido?

Presiones internas, debilidad industrial y el temor a una China dominante tensan el pacto de submarinos nucleares mientras el Pentágono analiza su viabilidad

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En un mundo donde la supremacía naval define sistemas de influencia global, el pacto AUKUS entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia se encuentra bajo amenaza. Mientras el Pentágono revisa la viabilidad de este acuerdo estratégico, expertos, legisladores y aliados comienzan a preguntarse si Estados Unidos puede cumplir con su promesa de suministrar submarinos nucleares a Australia y, a la vez, mantener su propia capacidad defensiva.

¿Qué es AUKUS y por qué es tan importante?

Firmado en 2021, AUKUS es un pacto trilateral de seguridad que une a tres potencias anglosajonas en el Indo-Pacífico. Su objetivo es aportar estabilidad regional y contrapesar el creciente poderío militar de China en la región. El componente más crucial del pacto es el compromiso de Estados Unidos de proveer submarinos de propulsión nuclear a Australia, un paso sin precedentes para Canberra, que hasta ahora solo contaba con submarinos convencionales.

La primera entrega de estos submarinos clase Virginia está proyectada para 2032, con EE. UU. proveyendo entre tres y cinco unidades, además de colaborar en el diseño y construcción de otros sumergibles en territorio australiano.

Problemas desde casa: ¿crisis industrial en EE. UU.?

El problema no reside tanto en la intención estratégica, sino en la capacidad industrial estadounidense para cumplir sus promesas. Según un informe del Congressional Research Service de marzo de 2024, EE. UU. enfrenta una severa falta de capacidad para construir submarinos. Aunque la Marina ordena dos submarinos por año, desde 2022 los astilleros estadounidenses solo han sido capaces de producir 1.2 unidades anuales.

El vicealmirante Daryl Caudle, nominado para jefe de Operaciones Navales, admitió ante el Comité de Servicios Armados del Senado: “El ritmo de entrega no está donde debe estar para cumplir con el primer pilar de AUKUS.”

Si EE. UU. dedica su capacidad productiva a cumplir con el acuerdo y vender submarinos a Australia, enfrentaría una reducción preocupante en su flota propia durante al menos dos décadas, algo que golpea directamente la disuasión naval estadounidense en el Pacífico.

Australia pone dinero... pero ¿es suficiente?

Australia ha demostrado estar comprometida con el pacto. Ya ha invertido $1,000 millones en la industria submarina estadounidense, y se prevé un total de $3,000 millones para fortalecer su base industrial. También ha enviado técnicos a capacitarse en astilleros de EE. UU. y personal naval para entrenamiento en submarinos nucleares.

Un portavoz australiano lo resumió de la siguiente manera: “La contribución de Australia busca acelerar las tasas de producción y mantenimiento en EE. UU. para viabilizar la entrega de los submarinos clase Virginia.”

Además, los tres países ya han realizado pruebas conjuntas de sistemas autónomos submarinos y co-desarrollarán tecnologías avanzadas, incluyendo capacidades hipersónicas y sensores subacuáticos de nueva generación.

Una relación geoestratégica con múltiples beneficios

Los beneficios de AUKUS no son unilaterales. Australia no solo se moderniza militarmente, sino que también se convierte en una base avanzada para operaciones submarinas estadounidenses en el Indo-Pacífico.

Jennifer Parker, con más de 20 años en la Marina Real Australiana, resumió esta sinergia: “Aunque EE. UU. venda un submarino y tenga uno menos sobre el papel, gana al tener acceso a operaciones desde Australia y capacidad de mantenimiento allí. Este acuerdo no solo beneficia a Australia.”

Kevin Rudd, embajador australiano en Washington, mostró su optimismo en el Aspen Security Forum: “Trabajaremos juntos para superar estos desafíos. Australia ya está incrementando su gasto en defensa y construirá instalaciones de mantenimiento que también servirán a la flota estadounidense.”

El apoyo bipartidista en Washington, ¿suficiente para salvar el pacto?

Aunque el presidente Donald Trump ha expresado dudas sobre AUKUS y su principal asesor en defensa, Elbridge Colby, ha puesto en tela de juicio el acuerdo, hay resistencia bipartidista en el Congreso a cualquier intento de debilitarlo. El representante republicano John Moolenaar y el demócrata Raja Krishnamoorthi han liderado una carta al secretario de Defensa argumentando que “AUKUS es esencial para la disuasión en el Indo-Pacífico.”

También el senador Tim Kaine comentó: “El apoyo a AUKUS es profundo y bipartidista. Hay algo de desconcierto sobre el análisis que realiza el Pentágono. Quizá finalmente reconozcan que esto es positivo.”

Desde 2018, el Congreso ha aprobado más de $10,000 millones en apropiaciones para fortalecer la industria submarina nacional. Sin embargo, muchos temen que eso aún no compense décadas de debilitamiento industrial.

China en el telón de fondo: la razón fundamental del pacto

Más allá de la logística, la motivación principal sigue siendo contener a China. Bruce Jones, del Strobe Talbott Center for Security, declaró: “El espacio submarino en el Indo-Pacífico es fundamental para la disuasión estadounidense. La posición de los submarinos en Australia fortalece enormemente nuestras opciones defensivas.”

Y es que China ha acelerado su expansión naval, alcanzando una flota mayor que la de EE. UU. en número, aunque no necesariamente en capacidad tecnológica. Contar con submarinos aliados en la región proporciona redundancia estratégica y capacidad de respuesta ante imprevistos militares.

¿Un pacto en peligro o una oportunidad histórica?

El dilema es claro: ¿Debería EE. UU. comprometer parte de su flota propia para fortalecer a un aliado estratégico, o priorizar sus necesidades internas a corto plazo y arriesgar la estabilidad del Indo-Pacífico?

La situación exige una revalorización del rol de la industria militar, así como una toma de decisiones políticas contundentes. Como apunta Elbridge Colby: “Si restauramos nuestra capacidad industrial de defensa, no tendremos que enfrentar este tipo de elecciones difíciles.”

Sin embargo, no hay tiempo que perder. El mundo observa si AUKUS será una promesa tecnológica cumplida o un símbolo más del deterioro industrial y político de una superpotencia tambaleante.

Una cosa es cierta: el futuro del Indo-Pacífico puede depender de lo que hoy se decida en los astilleros y despachos de Washington.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press