Bosnia se reinventa: del esquí al turismo de verano ante el cambio climático

Con la nieve cada vez más escasa en altitudes medias, los centros de montaña cerca de Sarajevo adoptan una nueva estrategia para atraer turistas los 365 días del año

El cambio climático ha generado una transformación silenciosa pero decisiva en muchos sectores, y el turismo de montaña no ha sido la excepción. Bosnia y Herzegovina, conocida por antiguos resorts de esquí en las montañas Jahorina y Bjelašnica, enfrenta una nueva realidad: las nevadas ya no llegan con la misma frecuencia ni intensidad. Lejos de resignarse, las autoridades y operadores turísticos han decidido virar hacia una alternativa inexplorada hasta hace poco: el turismo de verano.

Un giro obligado: menos nieve, más senderismo

Con altitudes de 1.906 metros (Jahorina) y 2.067 metros (Bjelašnica), estas montañas no alcanzan los 2.500 metros necesarios, según expertos, para garantizar acumulación estable de nieve durante el invierno. Esta situación ha obligado a los resorts que alguna vez acogieron los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984 a redireccionar su oferta hacia actividades estivales.

"Solíamos depender de la nieve, pero ahora sabemos que necesitamos cambiar", declaró Haris Fazlagic, presidente de la junta de turismo de Sarajevo. A partir de 2017, las autoridades iniciaron un plan estratégico a largo plazo para convertirse en destinos de verano. Así han florecido rutas de senderismo, circuitos para bicicletas de montaña, paseos en cuatrimotos (ATV), y excursiones escénicas en telesillas que ahora operan todo el año.

"El clima es espectacular, nada caluroso comparado con la costa", dijo Dusko Kurtovic, un visitante de Doboj de vacaciones en Jahorina, mientras recorría rutas boscosas bajo temperaturas agradables que suelen oscilar entre 24 y 30 grados Celsius (75-86 °F).

Un turismo de evasión al calor y la masificación

El posicionamiento de las montañas bosnias como refugio de temperatura moderada resulta atractiva en medio de olas de calor que han azotado el sur de Europa. En destinos costeros tradicionales como Dubrovnik o Split, en Croacia, las temperaturas han alcanzado los 40 °C (104 °F), generando incomodidad para turistas y residentes.

Además de combatir el calor, algunos viajeros buscan escapar del sobreturismo. Dubrovnik, una joya del Adriático con apenas 40.000 habitantes, ha recibido casi 2 millones de pernoctaciones solo en los primeros siete meses de 2025. Para enfrentar esa avalancha, ha restringido el flujo de cruceros e implementado límites de tráfico en su aclamado casco antiguo.

En contraste, Sarajevo y sus montañas aún tienen capacidad y tranquilidad para ofrecer. Aunque actualmente la lucratividad no se aproxima al turismo costero —en Croacia éste representa hasta el 20% del PIB nacional—, expertos ven con optimismo el crecimiento escalonado pero sostenible del turismo montañés en Bosnia.

Jahorina: de sede olímpica a paraíso veraniego

Durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984 celebrados en Sarajevo, Jahorina fue una de las sedes clave. Hoy, más de cuatro décadas después, estas mismas laderas albergan caminantes, ciclistas y conductores de excursiones en ATV. Vasilije Knezevic, guía de recorridos en cuatrimoto, afirma que si bien la temporada de invierno fue "pobre" en nieve, el verano ha sido espectacular en visitas.

Esta transformación no solo es anecdótica: la expansión estival se ha traducido en mejoras de infraestructura y planificación de nuevas actividades. Los telesillas, por ejemplo, ya no son solo para esquiadores. Familias ahora los utilizan para disfrutar vistas panorámicas de Sarajevo y descansar en las cabañas alpinas con aire más fresco que el sopor costero.

Una batalla climatológica: competir con el Adriático

El auge del turismo costero en Croacia y Montenegro ha sido vertiginoso en las últimas dos décadas. Ciudades fortificadas, playas de aguas claras y conectividad aérea han sido imanes para millones. Sin embargo, el creciente número de turistas ha comenzado a generar preocupaciones por sostenibilidad, lo cual podría convertirse en una ventaja para Bosnia.

"Queremos atraer a esos turistas que aman la naturaleza, que valoran la tranquilidad y que están interesados en cultura rural, senderismo y experiencias auténticas", explica Fazlagic. La ventaja de Bosnia no sólo radica en el precio (más bajo frente a los costosos resorts de la costa) sino también en su rica historia, gastronomía y diversidad étnica.

El aumento de visitantes también impacta positivamente a economías locales tradicionalmente relegadas. Cabañas familiares, mercados de productos orgánicos, tours culturales y gastronomía tradicional musulmana, ortodoxa y católica se entrelazan para brindar una experiencia única.

Una joya ecológica en tiempos de transformación global

El fenómeno no es exclusivo de Bosnia. Las estaciones invernales en los Alpes franceses o italianos también han sufrido por la falta de nieve. Según la Organización Meteorológica Mundial (WMO), se espera que la altitud mínima para nieve estable aumente hasta 600 metros en los próximos 50 años.

Esto hace que países como Bosnia, con serranías moderadas, deban prepensar sus modelos de desarrollo turístico. También implica desafíos: conservación de bosques, reciclaje, conectividad vial y digital, y formación de guías bilingües. Aun así, el impulso está en marcha.

"Ya no competimos con otras estaciones de esquí. Estamos creando un nuevo ecosistema turístico completamente distinto", afirma Aida Hodzic, consejera de turismo de Sarajevo.

Estadísticas y proyecciones 2025

  • Montañas Jahorina y Bjelašnica recibieron 430.000 visitantes entre mayo y septiembre de 2024, un 26% más que en 2022.
  • La inversión en rutas de senderismo, transporte de bicicletas y eventos de verano se duplicó entre 2021 y 2024.
  • Temperaturas medias estivales en Jahorina: 24-29 °C. En Dubrovnik: 33-40 °C.
  • Proyección Sarajevo 2025: superar el millón de pernoctaciones anuales en sus montañas, aún lejos de Dubrovnik (2 millones en siete meses), pero con cifras ascendentes.

El sol puede estar sobre el Adriático, pero la brisa sigue sobre Jahorina.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press