El dilema del agua en Dakota del Sur: ¿una sequía pasajera o una crisis a largo plazo?

Estudio revela que las fuentes hídricas en Black Hills no pueden satisfacer el ritmo de crecimiento poblacional. ¿Una tubería desde el río Missouri será la salvación?

Una llamada de atención en el corazón de las Black Hills

La región de Black Hills en el oeste de Dakota del Sur se encuentra en una encrucijada crítica. A pesar de los recientes aumentos en las lluvias durante julio y agosto, los niveles de agua en algunos de sus acuíferos más importantes continúan en descenso, incapaces de reponerse al ritmo del crecimiento demográfico. Una situación que va más allá de una sequía ocasional y que comienza a perfilarse como una amenaza estructural para las generaciones venideras.

Datos que preocupan: el estudio que lo cambia todo

Un nuevo y extenso estudio hidrológico federal realizado por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) publicado el 30 de julio proporciona cifras claras: el uso actual del agua en seis acuíferos bedrock de Black Hills, como Madison y Minnelusa, supera su tasa de recarga natural. En otras palabras, se está extrayendo más rápido de lo que la naturaleza puede reponer.

Según James Jones, gerente de proyectos de AE2S, una empresa de ingeniería especializada en recursos hídricos, “las áreas con mayor deficiencia de agua coinciden con las de mayor crecimiento poblacional, desde Box Elder hasta Sturgis, pasando por Rapid City y Summerset”.

Un crecimiento imparable, una infraestructura insuficiente

Rapid City y sus alrededores están experimentando una transformación demográfica. Según el U.S. Census Bureau, el condado de Pennington ha aumentado su población en más del 10% en la última década. Este auge está estresando los sistemas existentes.

Jones advierte: “No sentimos que el actual nivel de crecimiento y uso del acuífero Madison sea sostenible”. El problema no solo es ecológico, sino también económico, puesto que muchos sectores industriales dependen del acceso constante a agua limpia.

¿Es viable una solución desde el río Missouri?

La escasez ha resucitado una idea de hace años: construir una tubería de $2 mil millones desde el río Missouri hasta la región occidental de Dakota del Sur. La propuesta consiste en una tubería de 161 millas (unos 260 kilómetros), con un diámetro de 72 pulgadas, que superaría una elevación de casi 2.000 pies para trasladar agua desde zonas abundantes hasta localidades sedientas.

El concepto, respaldado por el Distrito de Desarrollo de Agua del Oeste de Dakota, tomó fuerza en 2019 con un estudio del South Dakota School of Mines que concluyó que la disponibilidad actual no alcanzaría a cubrir la demanda futura, ni siquiera en años normales de lluvia.

Una coalición multisectorial en marcha

En 2021, se fundó formalmente el Sistema Regional de Agua del Oeste de Dakota (WDRWS), una organización sin fines de lucro con el objetivo de hacer realidad el proyecto. En palabras de Kristin Conzet, directora del WDRWS y exlegisladora de Rapid City: “Esto se trata simplemente de garantizar agua limpia y confiable para el futuro. Puede tardar dos décadas o más, pero ya hemos comenzado”.

Hasta ahora, 47 comunidades, desde Winner hasta Fort Pierre, han mostrado interés en sumarse al sistema. El proyecto busca repetir el modelo del Lewis & Clark Regional Water System, que desde 1990 transporta agua del río Missouri a unas 350,000 personas en Dakota del Sur, Iowa y Minnesota.

Miles de pasos burocráticos difíciles… pero posibles

El proceso es complejo. Conzet lo ilustra de forma contundente: “Si este proyecto se desglosara de la A a la Z, cada letra tendría 100 cosas que deben hacerse correctamente”. Sin embargo, ya se han asegurado varios respaldos institucionales cruciales.

En 2022, el proyecto recibió $8 millones del American Rescue Plan Act promovido por la administración Biden para estudios preliminares. A esto se suman $1 millón adicionales anuales del Senado estatal, liderados por la senadora Helene Duhamel de Rapid City. Además, se han presentado propuestas federales para asegurar al menos $10 millones más para iniciar la evaluación de viabilidad por parte del Federal Bureau of Reclamation.

Dudas ambientales vs. necesidad humana

Por supuesto, un proyecto de esta envergadura no solo despierta entusiasmo. Hay quienes temen el impacto ambiental que podría tener canalizar agua a través de largos trayectos, alterar cursos naturales y depender de fuentes que tampoco son infinitas.

Los ecologistas alertan que, aunque el río Missouri parece una fuente eterna, también ha mostrado fluctuaciones y sequías periódicas. “No debemos resolver un problema local creando vulnerabilidades regionales”, citaba un informe de The Nature Conservancy publicado en 2023.

Cambio climático: el gran imponderable

La crisis hídrica en el oeste de Dakota del Sur también está íntimamente vinculada con los efectos del cambio climático. Según el portal Climate.gov, el aumento de temperaturas promedio en las regiones del norte de las Montañas Rocosas puede reducir la acumulación de nieve, que es clave para alimentar los ríos y sistemas subterráneos.

Estudios de la Universidad Estatal de Dakota del Sur advierten que, sin ajustes serios en el uso del agua, la región podría enfrentar escasez grave cada 3 a 5 años.

¿Es el Missouri una solución temporal o una apuesta imprudente?

La idea de canalizar el Missouri, aunque cara y compleja, puede costar a cada residente beneficiado entre $5,000 y $10,000 en inversión a largo plazo. Pero los defensores del proyecto argumentan que el costo de no actuar será aún mayor.

“Estamos viendo que las restricciones de agua aparecen cada vez antes, como este año en abril en Pactola Reservoir. Si seguimos esperando, el problema no se va a resolver solo”, concluye Conzet.

Lecciones del pasado, decisiones para el futuro

Otras regiones norteamericanas ya enfrentaron dilemas similares. El oeste de los Estados Unidos lidia históricamente con recursos hídricos limitados. Casos como el del Colorado River Basin son testimonio del colapso a gran escala que puede sobrevenir si no se implementan soluciones integrales y de largo plazo.

La pregunta, entonces, para Dakota del Sur es simple: ¿seguiremos extrayendo más agua de la que se regenera, o invertiremos en una solución estructural aunque costosa?

Mientras las temperaturas suben y la población crece, las decisiones ya no pueden posponerse. El agua será, tarde o temprano, el nuevo oro del Medio Oeste.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press