La guerra contra la verdad: la peligrosa labor del periodismo en Gaza

El asesinato de periodistas por parte de Israel reabre el debate sobre la libertad de prensa en zonas de conflicto

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Por décadas, los corresponsales de guerra han asumido riesgos enormes para reportar desde el corazón de los conflictos armados. Sin embargo, los recientes ataques contra periodistas en Gaza han despertado una alarma global sobre el derecho a informar y el uso de la fuerza mortal como mecanismo de silenciar la cobertura independiente.

Un ataque calculado: la muerte de Anas al-Sharif y Mohamed Qureiqa

El domingo marcó un punto de quiebre en la guerra de Israel contra Gaza cuando un bombardeo israelí dirigido alcanzó las inmediaciones del complejo hospitalario de Shifa, matando a por lo menos ocho personas, entre ellas los reporteros Mohamed Qureiqa y Anas al-Sharif de Al Jazeera, junto con otros cuatro periodistas y dos civiles.

Lo que distingue este trágico suceso de incidentes anteriores es que el ejército israelí asumió inmediatamente la responsabilidad del ataque. Justificó la acción acusando a al-Sharif de liderar una célula terrorista de Hamás, una afirmación que tanto la cadena catarí como el mismo periodista habían negado públicamente.

“Nunca dudé ni por un solo día en transmitir la verdad como es, sin distorsión ni falsificación,” escribió al-Sharif, de 28 años, en un mensaje publicado póstumamente.

¿Testigos incómodos?: periodistas en la mira

Al Jazeera condenó el ataque como un “asesinato selectivo” e hizo responsable al gobierno israelí por fomentar el odio hacia sus reporteros. La cadena destacó que Anas y sus colegas eran “de las últimas voces que quedaban dentro de Gaza”, mostrando al mundo la devastación sin filtros.

Las imágenes de al-Sharif llorando mientras reportaba la hambruna en el norte de Gaza, o consolando a una madre que había perdido a su hijo, lo transformaron en un símbolo de resistencia periodística.

Un récord sombrío: el conflicto más letal para periodistas

De acuerdo al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), al menos 186 periodistas han sido asesinados en Gaza desde el inicio del conflicto, con cifras en constante aumento. Esta guerra ya se perfila como el conflicto más mortal para la prensa en tiempos modernos.

Sara Qudah, directora regional del CPJ, declaró: “El patrón de Israel de etiquetar a los periodistas como milicianos sin pruebas creíbles plantea serias dudas sobre su respeto por la libertad de prensa.”

De la difamación al asesinato: el caso de al-Sharif

Desde julio, el portavoz del ejército israelí, Avichay Adraee, difundió un video donde acusaba a los periodistas de Al Jazeera de estar integrados a las filas de Hamás e incluso calificaba a al-Sharif como miembro de la rama militar del grupo. Esta estrategia de desprestigio, según defensores de la libertad de prensa, allanó el camino para el ataque letal que vendría después.

“Es un tramo extremadamente peligroso el que separa la calumnia de la ejecución,” opinó un representante de Reporteros Sin Fronteras.

Bloqueo informativo: persecución dentro y fuera del campo

En mayo pasado, soldados israelíes allanaron y clausuraron las oficinas de Al Jazeera en Cisjordania. Además, los servicios de comunicación del canal están bloqueados dentro de Israel desde el año pasado. Estas medidas no sólo representan una forma sistemática de censura, sino que también apuntan a un intento concertado de controlar la narrativa internacional.

Y cuando esa narrativa escapa del control, las consecuencias pueden ser mortales.

El precio de contar la verdad

Cada transmisión de al-Sharif, cada video publicado en redes sociales, documentaba el horror diario sufrido por los civiles gazatíes: niños muertos, barrios arrasados, familias famélicas. En uno de sus últimos informes, filmado apenas minutos antes de su muerte, se escuchaba de fondo el rugido de los aviones de combate. “Esta es la vida aquí,” decía, sin perder la compostura.

Testigos indicaron que tras el ataque, los cuerpos fueron llevados al hospital de Shifa, donde colegas y amigos lloraron desconsoladamente. Las imágenes recorrieron el mundo, confirmando que incluso los refugios considerados seguros eran objetivos posibles.

¿Crímenes de guerra?

El derecho internacional, a través del Artículo 79 del Protocolo I de los Convenios de Ginebra, establece que “los periodistas deben gozar de la protección conferida a los civiles.” Sin embargo, dicha protección se ha visto vaciada de contenido en Gaza, especialmente después de que Israel haya justificado ataques contra profesionales de la prensa en base a acusaciones sin pruebas contundentes.

“Si no hay pruebas, el asesinato deliberado de un civil —incluyendo periodistas— podría constituir un crimen de guerra,” dijo Claudio Cordone, exdirector de la Comisión Internacional de Juristas.

Libertad de prensa: una víctima más del conflicto

Los conflictos contemporáneos ya no sólo borran fronteras físicas. También difuminan los límites entre combatiente y civil, entre información verificada y propaganda. En este contexto, los periodistas —sobre todo aquellos que informan desde la primera línea— se convierten en objetivos estratégicos.

Resulta casi poético, pero profundamente trágico, que la última publicación de al-Sharif en redes sociales comenzara con un presagio: “Por si no regreso...”. Y no regresó.

Hoy, su imagen con el micrófono en mano frente a edificios bombardeados resuena como un eco de integridad perdida.

¿Y ahora qué?

En medio del silencio ensordecedor que deja la ausencia de estos periodistas asesinados, la presión internacional crece. Diversas organizaciones han pedido investigaciones independientes sobre los ataques. Algunos estados, al mismo tiempo, están cuestionando su respaldo diplomático a Israel en función del respeto al derecho internacional humanitario.

Sin embargo, la gran pregunta queda en el aire: ¿cuántos periodistas más deben morir para que se entienda que matar al mensajero no mata el mensaje?

Mientras las bombas sigan cayendo y las voces sigan siendo silenciadas, el mundo dependerá más que nunca de quienes, con una cámara o un lápiz, decidan desafiar el miedo y arrojar luz en la oscuridad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press