La revolución menstrual: ¿Por qué cada vez más mujeres abandonan tampones y toallas higiénicas?

De la menstruación desechable a la reutilizable: cómo los productos sostenibles están transformando la salud femenina y el medio ambiente

El cambio silencioso que está tomando fuerza

Durante décadas, las mujeres han convivido con productos como tampones y toallas higiénicas desechables como la única opción para gestionar su menstruación. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una nueva tendencia que está ganando velocidad: el uso de productos menstruales reutilizables como copas, discos y ropa interior absorbente. Esta evolución responde no solo a una creciente conciencia ambiental, sino también a una reevaluación de las decisiones de salud íntima.

El impacto ambiental de los productos menstruales desechables

Cada año, en Estados Unidos se desechan aproximadamente 19 mil millones de productos menstruales de un solo uso. Esto incluye unos 12 mil millones de toallas sanitarias y 7 mil millones de tampones, según datos de la National Institutes of Health. La mayoría de estos productos contienen plásticos —incluyendo el envoltorio, el aplicador y, en muchos casos, el núcleo absorbente— que pueden tardar hasta 800 años en degradarse. Además, la producción de estos artículos tiene un alto coste hídrico. El algodón utilizado en tampones y toallas sanitarias requiere enormes cantidades de agua para su cultivo, lo que eleva aún más su huella ecológica.

La explosión de una alternativa durante la pandemia

Según expertas como la Dra. Navya Mysore, médica de atención primaria en Nueva York, la pandemia fue un punto de inflexión. "Muchas mujeres aprovecharon el tiempo en casa para experimentar con productos menstruales reutilizables sin preocuparse por incomodidades en baños públicos o en el trabajo", explicó. Eso incluye productos como:
  • Copas menstruales: Inserción similar a un tampón, crea vacío para evitar fugas.
  • Discos menstruales: Se colocan más profundamente que las copas, permiten relaciones sexuales sin necesidad de removerlo.
  • Ropa interior menstrual: Absorbe el flujo como una toalla higiénica, pero se usa como ropa interior regular.

“Un punto de inflexión personal”: historias de quienes cambiaron

Selin Celikoyar, residente en EE. UU., decidió recientemente dejar los tampones atrás. "Ya tenía reservas sobre el impacto ambiental y biológico de los tampones. Era demasiado gasto y demasiada basura", dijo. Luego vio a una amiga cambiarse a los discos menstruales y decidió probar. "Ha sido un verdadero cambio de juego," señala. "Pude pasar un concierto y un vuelo nocturno sin preocuparme por cambiar".

Una opción más saludable (y menos peligrosa)

La Dra. Luwam Semere, jefa de obstetricia y ginecología en Kaiser Permanente Santa Clara, señala que los riesgos como el Síndrome de Shock Tóxico —comúnmente asociado con el uso prolongado de tampones— son mucho menores en productos como copas y discos. Estos dispositivos, en general, se pueden usar por hasta 12 horas continuas, a diferencia del tiempo máximo recomendado para los tampones (entre 4 y 8 horas). Además de eso, los materiales utilizados en las alternativas reutilizables (como silicona médica) son menos propensos a causar irritaciones o reacciones alérgicas, y son más amigables con la flora vaginal.

Desventajas: no todo es perfecto

El uso de estos productos requiere una curva de aprendizaje. La inserción puede ser intimidante al principio y sacarlos correctamente necesita práctica. "No es tan fácil si estás en el trabajo y debes lidiar con ello en un baño público", admite la Dra. Mysore. También advierte que las copas crean un vacío para evitar fugas, lo cual puede convertirse en un problema si una paciente usa un dispositivo intrauterino (DIU), ya que podría dislocarse si el vacío no se rompe adecuadamente al extraerla. Por su parte, los discos no requieren esta succión pero sí tienden a colocarse más profundamente, lo que a algunas mujeres les puede resultar incómodo para retirarlos.

Ropa interior menstrual: pads reimaginados

Para quienes no se sienten cómodas con productos internos, las bragas menstruales son una opción fiable. Funcionan como una toalla absorbente embebida en tela, sin la incomodidad de cambiar en baños públicos. “Son útiles, sobre todo para personas que sufren irritaciones con las toallas desechables”, destaca la Dra. Semere. El principal inconveniente es que pueden saturarse sin dar señales visibles y eso puede afectar la confianza durante una jornada larga fuera de casa.

El factor económico: ahorrar a largo plazo

Las copas y discos menstruales se encuentran por precios entre $15 a $40 y pueden durar varios años si se cuidan adecuadamente. Este precio puede parecer alto inicialmente, pero comparado con la compra mensual de tampones o toallas higiénicas (que cuesta entre $6 y $15 mensualmente), se amortiza generalmente en menos de un año. Si una mujer utiliza 20 tampones al mes, y cada uno cuesta entre $0.20 y $0.25, significa un gasto de $4 a $5 mensuales. En un año, serían $48 a $60 por persona. Una copa o disco reutilizable supera ese ahorro tras apenas 9 meses de uso.

Una revolución liderada por la educación y el acceso

Uno de los principales retos hoy en día es la falta de educación e información sobre estas nuevas opciones. “Muchas jóvenes solo conocen los productos que usaba su madre o abuela”, explica la Dra. Mysore. La clave, coinciden las expertas, está en la educación menstrual desde la adolescencia, en abrir el espectro de opciones y reducir los tabúes alrededor del cuerpo femenino y su biología. Además, hay un problema de acceso equitativo. Aunque los productos reutilizables resultan más baratos a largo plazo, el precio inicial puede ser una barrera para personas de bajos recursos. Algunas compañías y ONGs están lanzando campañas para donar copas menstruales en comunidades vulnerables.

La sostenibilidad como estilo de vida

Más allá de la menstruación, este cambio es parte de una tendencia más amplia hacia un consumo responsable y amigable con el planeta. Como dijo Celikoyar: “Es una decisión pequeña, pero cuando las suficientes personas la toman, el impacto se vuelve enorme”. Según Statista y Allied Market Research, el mercado global de productos menstruales reutilizables está en auge y se espera que alcance los $1.6 mil millones de dólares para 2028, duplicando su tamaño actual.

¿El futuro es libre de desechos?

Con avances en diseño, mayor información y una generación empoderada, la menstruación del futuro podría ser mucho más amable con el cuerpo humano y el medio ambiente. El tiempo en que las opciones eran limitadas está quedando atrás, y con él, una era de silencio en torno al bienestar íntimo. En resumen: la revolución menstrual ya comenzó, y si continúa creciendo, tiene el potencial de cambiar no solo cómo se vive la menstruación, sino también cómo se concibe la salud femenina, el consumo y la sostenibilidad.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press