Trump, impuestos y tropas: El costo social de una política que castiga a los más vulnerables

Una mirada crítica a la reforma fiscal de Trump, el uso de la Guardia Nacional y el abandono de los más desfavorecidos

Un impuesto que no perdona a los pobres

En 2017, el entonces presidente Donald Trump presumía la aprobación de una ley fiscal a la que llamó “la gran y hermosa ley”; sin embargo, para millones de estadounidenses, especialmente los más pobres, esa reforma significó todo lo contrario: reducción de apoyo estatal, pérdida de ingresos reales y un aumento del abismo entre ricos y pobres.

Según un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), el 10% de los estadounidenses más pobres perderán en promedio $1,200 dólares anuales debido a los recortes en programas gubernamentales como Medicaid y la asistencia alimentaria (SNAP). Mientras tanto, el 10% más rico verá crecer sus ingresos en aproximadamente $13,600 por año gracias a los recortes impositivos.

El informe presenta una radiografía clara: los recortes fiscales benefician desproporcionadamente a quienes menos lo necesitan. A pesar de que los hogares de ingresos medios también obtendrán ciertos beneficios, son los ricos los verdaderos ganadores de esta reforma que promete “poner a América primero”, pero en la práctica desprotege a quienes más dependen de la ayuda del Estado.

Las consecuencias invisibles: más personas sin seguro y menos acceso a comida

Las reformas no sólo impactan la cartera, sino también la calidad de vida. Bajo los nuevos requisitos laborales propuestos para los beneficiarios del SNAP, alrededor de 2.4 millones de personas perderán el acceso a este soporte vital. Además, modificaciones al Medicaid podrían dejar a más de 10 millones de estadounidenses sin seguro médico para el 2034.

Estos no son simples números: representan familias que deben elegir entre pagar una factura médica o alimentarse adecuadamente, ancianos obligados a vivir sin atención médica preventiva y niños en hogares donde desaparece la seguridad alimentaria. Las decisiones políticas están erosionando los cimientos de seguridad construidos durante décadas.

Una economía de aplausos para los ricos

Los republicanos celebraron la propuesta alegando que se trataba de un estímulo para la economía. Pero quienes asistieron a reuniones comunitarias durante el receso legislativo vieron otro escenario: ciudadanos indignados coreando frases como “¡Impuestos a los ricos!” en distritos como el de Lincoln, Nebraska, mientras congresistas intentaban defender lo indefendible.

El argumento económico apunta a que los recortes fiscales generarían crecimiento, pero décadas de evidencia contradicen esa lógica. Estudios realizados por el Center on Budget and Policy Priorities muestran que este tipo de políticas rara vez resultan en beneficios sustanciales para los trabajadores o en aumentos sostenidos del PIB.

En cambio, los beneficios fiscales a los ricos alimentan mercados especulativos y aumentan la acumulación de riqueza en una elite ya privilegiada, mientras la clase trabajadora apenas sobrevive. En palabras del congresista Brendan Boyle: “Este es un gran proyecto de ley para los multimillonarios. Para el pobre y la clase trabajadora, simplemente los empobrece aún más.”

Trump y su Guardia Nacional: militarización más que prevención

Mientras tanto, el expresidente no se detuvo en lo económico. Su administración desplegó 800 miembros de la Guardia Nacional en Washington D.C. para “combatir el crimen”, aunque solo entre 100 y 200 miembros patrullarían las calles a la vez.

Esta no fue una medida aislada. Trump envió fuerzas federales a diversas ciudades, incluyendo Los Ángeles, donde más de 4,700 efectivos entre la Guardia y Marines tenían como tarea “proteger edificios federales” y acompañar redadas migratorias.

Sin embargo, los líderes locales lo vieron como un movimiento innecesario. La alcaldesa de D.C., Muriel Bowser, lo calificó como “poco eficiente”, y Karen Bass, alcaldesa de Los Ángeles, cuestionó que los militares protegieran “dos edificios que no necesitaban protección.”

El precedente del 2020: protestas, militarización y represión

Esta política de militarización arrancó mucho antes. En 2020, tras las protestas por la muerte de George Floyd, Trump ordenó a la Guardia Nacional y otras fuerzas desalojar violentamente a manifestantes pacíficos cerca de la Casa Blanca, solo para que él pudiera posar con una biblia frente a una iglesia.

La imagen provocó escándalo nacional. El general Mark Milley, que acompañó a Trump durante el evento, tuvo que disculparse públicamente por verse envuelto en lo que muchos calificaron como una operación propagandística con tintes autoritarios.

El abandono de West Virginia: promesas aplazadas y riesgo constante

Más allá de Washington, estados como West Virginia continúan pagando las consecuencias del abandono federal. Tras las devastadoras inundaciones de 2016 que dejaron 23 muertos, el gobierno apenas ahora en 2024 ha retomado los importantes estudios de mitigación de riesgos en la región.

Durante años, a pesar de contar con fondos federales disponibles, el estado no aportó su parte correspondiente de los $1.5 millones requeridos, lo que bloqueó el inicio de estudios como el del río Kanawha y la cuenca del Upper Guyandotte.

Incluso con casi 2,300 eventos de inundación entre 2005 y 2024 y daños por más de $342 millones —según cifras de la NOAA—, el gobierno estatal ha fallado en comprometerse con políticas de prevención serias. La falta de un plan de recuperación a largo plazo y la negativa a financiar un fondo de resiliencia creado en 2023 son claros ejemplos del desinterés político.

FEMA no da abasto: mapas desactualizados y análisis erróneos

Alrededor de 200,000 habitantes de West Virginia viven en zonas de alto riesgo de inundación. Pero esa cifra es conservadora. Organizaciones como First Street Foundation han demostrado que los mapas de FEMA (Agencia Federal de Manejo de Emergencias) ignoran factores clave como el desarrollo urbano y las lluvias intensas, dejando fuera a miles de propiedades realmente vulnerables.

Mientras tanto, edificios esenciales como hospitales, escuelas o estaciones de policía se encuentran en zonas de riesgo sin protección adecuada. La combinación de terreno montañoso, minería y tormentas intensificadas por el cambio climático sólo complica aún más la situación.

Una visión que aplasta al débil

El legado económico y militar de Trump no solo ha sido controversial, ha sido sistemáticamente discriminatorio hacia los sectores más vulnerables de la población. Los ricos se benefician con enormes recortes fiscales mientras los pobres enfrentan la eliminación de apoyos vitales. Se responde a las protestas con tropas y se descuida la preparación ante desastres naturales.

Estamos frente a un modelo que prioriza la concentración de riqueza, el control militar y el simbolismo mediático por encima del bienestar plural y la seguridad colectiva. Las cifras lo respaldan. Las acciones lo confirman. Y quienes más lo sienten son los ciudadanos comunes cuya única falta fue confiar en promesas hechas desde la cima del poder.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press