Ucrania entre trincheras y diplomacia: la visión desde el frente

Mientras los soldados resisten en Donetsk, las negociaciones de paz parecen una ilusión lejana

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La realidad bajo tierra: la vida en las trincheras ucranianas

En una trinchera reforzada con plástico negro y tierra suelta que cae del techo cada vez que una bomba rusa se acerca, los soldados ucranianos enfrentan una cruda realidad diaria: la guerra no está ni cerca de terminar. Los rugidos de las bombas guiadas y proyectiles rusos retumban sin cesar en la región de Donetsk. Un cañón M777 permanece oculto y listo para ser disparado, mientras la diplomacia parece un juego distante sin efecto en esta línea del frente. "No creemos en las conversaciones. Solo esperamos que dejen de disparar por unas horas", dice Dmytro Loviniukov, comandante de artillería de la brigada 148 del ejército ucraniano. "Mientras ellos hablan, los rusos se atrincheran más".

La distancia emocional entre las negociaciones y el frente

A pesar de los intentos diplomáticos esporádicos entre Ucrania y Rusia, como las conversaciones en Estambul en mayo o el supuesto ultimátum propuesto por Donald Trump a Vladimir Putin, los soldados en el frente muestran más escepticismo que esperanza. La idea filtrada de que las negociaciones podrían implicar una "intercambio de territorios", donde Ucrania cedería Donetsk, no solo ha causado desconcierto, sino también un fuerte rechazo. "Estamos aquí porque no hay otra opción. Nadie vendrá a reemplazarnos", añade Loviniukov. Este sentimiento de abandono resuena en las voces de muchos uniformados, quienes ven cómo las promesas de ayuda internacional se diluyen con el tiempo.

Cuatro años de guerra: el coste humano

Al inicio de la invasión a gran escala en 2022, gran parte del ejército ucraniano estaba compuesto por civiles: diseñadores gráficos, tatuadores, abogados y estudiantes universitarios que decidieron luchar por su país. Muchos pensaban que sería un conflicto breve, pero casi cuatro años después, la guerra se ha convertido en una pesadilla dilatada. La falta de nuevos reclutas agrava la situación. Según estimaciones del Ministerio de Defensa, el ritmo de la movilización se ha reducido un 40% en los últimos 12 meses. Esto ha dejado al ejército sin posibilidad de rotar tropas, forzando a mantener en el frente a soldados que ya deberían haber regresado con sus familias. "Nadie pensaba en el futuro. Porque en ese momento, no había futuro", dice Bronson, un soldado cuyo nombre de guerra es un homenaje al actor Charles Bronson, y que dejó atrás su estudio de tatuajes en Kiev cuando sonaron las primeras sirenas en 2022.

Entrenamiento en tiempo de guerra: la rutina es la supervivencia

A solo 45 kilómetros del frente en Pokrovsk, tropas como la brigada 'Spartan' entrenan todos los días en un terreno que imita el campo de batalla real. Bajo el sol y rodeados de campos de girasoles, los soldados nuevos como Komrad —de 35 años y recientemente movilizado— practican con intensidad. "Aquí no venimos a aprender. Venimos a sobrevivir. Porque si dudamos allá afuera, morimos todos", declara, mientras limpia con cuidado su AK-74. Pokrovsk, una antigua ciudad industrial de unos 60.000 habitantes, se ha convertido en epicentro del conflicto en el Donbás. Está prácticamente sitiada por fuerzas rusas que han avanzado formando una bolsa alrededor de la urbe, aunque aún bajo control ucraniano. Las autoridades informan diariamente sobre presencias de saboteadores rusos, que son capturados o eliminados de inmediato.

Cuando suena la palabra 'paz', recrudece el fuego

Curiosamente, cada vez que se anuncian negociaciones internacionales, como la cumbre propuesta entre Trump y Putin o los encuentros en Estambul, los soldados reportan intensificación en los ataques rusos. "En Pokrovsk, cuando hablan de paz en la televisión, aquí bajamos a los bunkers. Porque empiezan a llover las bombas como nunca", afirma un combatiente conocido como Mirche, integrante de la 68ª brigada. Serhii Filimonov, jefe del batallón 'Da Vinci Wolves', no concede ni un ápice de esperanza. "Nos preparamos para una guerra larga. Una tregua no es paz. Siempre lo esconde algo peor". Para él, cualquier acuerdo basado en ceder territorio sería una capitulación moral y estratégica que solo envalentonará a Rusia a seguir expandiendo su dominio militar.

Fatiga estructural y moral en el ejército ucraniano

Pese al relato heroico promovido en medios occidentales, la realidad táctica ucraniana se desgasta. Con más de 500 días de combates ininterrumpidos en ciertas zonas, la infraestructura, la logística y el espíritu combativo de los soldados entra en zonas críticas. "Estamos en fuerzas mínimas. Falta munición. Y las promesas extranjeras cada vez se parecen más a buenas intenciones sin seguimiento", explica otro oficial que prefiere permanecer en el anonimato. La moral se sostiene mediante un hilo muy delgado hecho de camaradería, humor negro y resignación resistente. "Dicen que ofrecerán nuevas armas. Yo quiero un mes de sueño y un plato caliente", dice riendo Bronson, mientras examina un proyectil dañado probablemente por humedad.

¿Y si Rusia nunca se detiene?

Muchos analistas militares y miembros del ejército coinciden en que los sueños de un acuerdo permanente son ilusorios si no se cuenta con garantías verdaderas y mecanismos verificables. La historia reciente de agresiones rusas en Georgia (2008), Crimea (2014) y ahora en Donetsk y Lugansk muestra un patrón muy claro. “Putin solo entiende fuerza. No sabe de legalidad ni tratados. El día que firmemos la paz es el mismo día que lanzan una nueva ofensiva”, sostiene Filimonov, quien fue activista estudiante antes de alistarse en las fuerzas armadas. Las opciones diplomáticas están sobre la mesa, como lo han estado desde el día uno. Pero mientras los tanques sigan avanzando, y las bombas caigan con regularidad en ciudades enteras, será difícil convencer a un soldado ucraniano de que esa firma vale más que el cañón desde el que dispara.

Datos que contextualizan el conflicto

  • Desde febrero de 2022, más de 350.000 soldados ucranianos han sido movilizados.
  • La línea del frente abarca cerca de 1.200 km, en zonas tan diversas como Zaporiyia, Donetsk, Járkov y Dnipró.
  • Las bajas civiles superan las 30.000 personas según cifras oficiales de Kiev, aunque podrían ser mucho mayores.
  • Ucrania ha utilizado más de 50.000 sistemas occidentales de defensa—incluidas variantes de HIMARS y misiles Storm Shadow.
  • Rusia continúa aumentando la producción nacional de munición, que aumentó un 68% respecto al año 2023, según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).

El miedo silencioso: quedarse solos

Mientras el mundo gira y los titulares cambian, en trincheras como las de Pokrovsk el tiempo se detiene. Cada día es una rutina implacable de sobrevivencia. La falta de personal, la escasez de recursos y la carencia de una perspectiva clara hacia una posible victoria aumentan el peligro real de que esta guerra se vuelva eterna. "Si pierden el interés por Ucrania, es el fin. Se volverá otro Afganistán. Un conflicto congelado que solo sirve a los que venden armas", reflexiona Komrad al final de su entrenamiento. El campo de batalla no negocia. Ni perdona ilusiones. La opinión compartida entre los soldados es clara: no queremos paz en papel, queremos condiciones reales para vivir. O, al menos, para sobrevivir un día más.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press