Caos en Texas: Redistritación, ausentismo demócrata y el poder de Trump en juego

La batalla por los mapas electorales en Texas amenaza con convertirse en la chispa de una guerra legislativa nacional, con Trump al frente de la ofensiva republicana en vísperas de las elecciones de 2026.

Trump mueve sus fichas en Texas

El estado de Texas, bastión republicano y epicentro de muchas batallas políticas en Estados Unidos, se ha convertido en el primer frente visible de la nueva estrategia electoral del expresidente Donald Trump. La misión: redibujar los mapas de los distritos electorales con la intención de asegurar una mayoría republicana en la Cámara de Representantes en las elecciones intermedias de 2026.

La jugada tiene nombre y apellido: redistritación partidista, conocida en inglés como gerrymandering. Y el escenario de esta batalla es nuevamente Austin, donde la legislatura estatal, de mayoría republicana, intenta avanzar con una segunda sesión especial después del fracaso de la anterior.

¿Qué está ocurriendo exactamente en Texas?

El presidente de la Cámara de Representantes de Texas, Dustin Burrows, anunció que suspenderán la sesión fallida hasta el viernes, ante la falta de quórum. Decenas de legisladores demócratas han salido del estado con el objetivo de bloquear la votación del nuevo y polémico plan de redistritación, que podría enviar hasta cinco representantes más del Partido Republicano al Congreso federal.

No habrá clemencia para los demócratas irresponsables que abandonaron su deber”, escribió el gobernador Greg Abbott en un comunicado. “Convocaré tantas sesiones especiales como sea necesario hasta que se apruebe esta agenda de prioridad texana”.

La estrategia no es nueva. En 2021, los demócratas ya habían recurrido al mismo mecanismo de ausentismo para bloquear la aprobación de leyes electorales restrictivas. Esta vez, sin embargo, el enfrentamiento ocurre bajo una presión mucho más fuerte desde el ala trumpista del partido.

Los costos del enfrentamiento político

En medio de este ping-pong legislativo, Burrows anunció que los demócratas ausentes serán responsables de cubrir los costos del operativo para localizarlos. Según el funcionario, ya se han gastado cifras de seis dígitos en horas extra de oficiales de la ley que intentan seguirles la pista.

Si no están aquí, que paguen como si estuvieran. Esta es una falta de respeto para los texanos que esperan soluciones, no bloqueos”, expresó Burrows desde el estrado.

Para presionar aún más, se han emitido órdenes civiles contra los legisladores fugados, aunque la mayoría se encuentra fuera de la jurisdicción de Texas y, por lo tanto, fuera del alcance de las órdenes estatales.

¿Por qué importa tanto esta redistritación?

En Estados Unidos, los distritos electorales se redefinen cada 10 años tras el censo nacional. Esta reconfiguración establece las fronteras que determinarán la cantidad y distribución geográfica de los representantes en la Cámara Baja del Congreso. En teoría, el proceso es técnico y neutral; en la práctica, se ha convertido en un instrumento partidista.

Los republicanos de Texas, siguiendo la directriz nacional impulsada por Donald Trump, buscan rediseñar los mapas para garantizar que las zonas rurales —más conservadoras— ganen representatividad, a costa de reducir la influencia de áreas urbanas donde los demócratas suelen tener más apoyo.

Según el Brookings Institution, el número de distritos verdaderamente competitivos en Estados Unidos ha caído drásticamente en las últimas dos décadas, pasando de más de 100 en 2000 a tan solo unas pocas docenas en 2022.

Texas: laboratorio político nacional

Lo que ocurre en Texas no es un hecho aislado. Este tipo de enfrentamientos promete repetirse en otros estados clave, como Georgia, Wisconsin y Carolina del Norte. La razón es simple: de los 435 escaños en la Cámara de Representantes, actualmente los demócratas están a tan solo tres de retomar la mayoría. Cualquier alteración en los mapas puede inclinar la balanza.

En palabras de Michael Li, investigador senior de redistritación en el Brennan Center for Justice, “una línea de distrito puede determinar no solo una elección, sino el control de la Cámara entera”.

El papel de Donald Trump

El expresidente busca asegurarse de que una eventual vuelta a la Casa Blanca no sea bloqueada por un Congreso hostil, como ocurrió durante la segunda mitad de su primer mandato. El rediseño de los distritos electorales es el primer paso en una estrategia más amplia para consolidar poder institucional incluso antes de 2026.

Como ejemplo de sus intenciones, Trump ha instruido a aliados como Abbott a priorizar estos cambios legislativos por encima de otros temas críticos, como el paquete de ayuda por desastres naturales reciente, que incluye atención a las inundaciones que cobraron al menos 130 vidas en el estado.

Democracia en suspenso

Aunque la redistritación es un proceso legal, su manipulación con fines partidistas ha generado fuertes cuestionamientos sobre su impacto en la democracia. Muchos expertos aseguran que el gerrymandering erosiona el principio de “una persona, un voto”, al concentrar el poder de voto de ciertas poblaciones.

En 2019, la Corte Suprema de EE. UU. dictaminó que los tribunales federales no pueden revertir mapas electorales por motivos de gerrymandering partidista, dejando así la puerta abierta para conflictos como el que actualmente se desarrolla en Texas.

Desde entonces, los estados tienen libertad para decidir cómo redibujar sus mapas. Algunos han creado comisiones independientes, como California y Arizona. Texas, en cambio, sigue bajo el control del partido mayoritario en cada cámara legislativa.

¿Qué sigue para Texas?

  • Si los demócratas no regresan el viernes, el gobernador podrá convocar una tercera sesión especial.
  • Podría haber una intervención de los tribunales si se alega que los nuevos mapas discriminan a comunidades como los latinos o afroamericanos.
  • Podríamos ver una escalada de medidas políticas, como inhabilitaciones temporales, sanciones económicas o intervención federal.

Todo esto ocurre mientras se acercan las primarias presidenciales de 2026, donde Trump busca reafirmar su dominio sobre el Partido Republicano, y evitar los obstáculos legislativos de su pasada presidencia.

¿Un juego político con consecuencias reales?

La pugna actual pone en evidencia cómo los mecanismos institucionales pueden ser manipulados para fines de perpetuación del poder. El dilema ya no es quién vota, sino quién dibuja el mapa que define cómo y dónde se vota. Y en ese tablero, Texas se ha convertido en una pieza clave que podría cambiar el juego nacional.

La guerra por las fronteras políticas apenas comienza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press