Choque en el Mar del Sur de China: ¿Una muestra más de la escalada militar de Pekín?

El reciente incidente entre buques chinos cerca del Arrecife Scarborough pone de relieve la tensión creciente en aguas disputadas y la implicación directa de fuerzas armadas en lo que antes era un conflicto de baja intensidad

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Una colisión que delata mucho más que un accidente

El 11 de agosto de 2025, un hecho inusual pero revelador ocurrió en aguas del disputado Mar del Sur de China: dos embarcaciones, una de la armada y otra de la guardia costera chinas, colisionaron mientras intentaban interceptar a un buque filipino que patrullaba en el Arrecife Scarborough. El incidente, captado en vídeo y difundido por la Guardia Costera filipina, muestra un choque frontal entre ambos barcos chinos, dejando daños visibles y exponiendo una peligrosa cadena de acciones agresivas por parte de China para reforzar su reclamo sobre esta estratégica zona marítima.

El contexto: Scarborough Shoal, un símbolo y un polvorín

El Arrecife Scarborough, también conocido en Filipinas como Bajo de Masinloc, ha sido objeto de disputa por años entre Manila y Pekín. Situado apenas a 120 millas náuticas de la isla filipina de Luzón, este banco de arena no tripulado se encuentra dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) filipina, según dictaminó en 2016 el Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya.

Sin embargo, China rechaza dicha decisión y reclama soberanía plena sobre vastas áreas del Mar del Sur de China basándose en su historia pesquera, señalando un controvertido argumento de "nueve líneas discontinuas". Esta postura ha llevado a la militarización progresiva de islotes, arrecifes y bancos de arena, y a una serie de incidentes crecientes entre embarcaciones chinas y de otros países como Filipinas y Vietnam.

El incidente: ¿Error, imprudencia o provocación?

Según el General filipino Romeo Brawner Jr., jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas del país, las imágenes muestran cómo la embarcación de la armada china con número de proa 164 frena inesperadamente frente a un barco de la Guardia Costera china, provocando una colisión al intentar interceptar al BRP Suluan filipino —una simple nave de patrullaje en misión de protección a pescadores—.

China mostró una agresividad evidente”, denunció Brawner en rueda de prensa. “No íbamos armados ni provocando un conflicto. Nuestra presencia tenía como único objetivo proteger a nuestros pescadores en sus caladeros tradicionales”.

La respuesta china y la narrativa contradictoria

La Guardia Costera china respondió con una narrativa muy distinta: acusó al patrullero filipino de entrar ilegalmente en las aguas del arrecife y defendió el uso de “medidas necesarias” como el seguimiento, interceptación y control para expulsarlo.

En ningún momento Pekín admitió la colisión entre sus dos embarcaciones ni informó de posibles heridos, aunque las imágenes muestran a al menos dos tripulantes chinos en la zona del impacto momentos antes del mismo, aumentando las sospechas sobre lesiones no reportadas.

Una escalada militar en zona civil

Recientemente, China ha empezado a utilizar unidades de la Armada (Fuerzas Navales) para complementar, e incluso reemplazar, las funciones de la Guardia Costera en estos operativos. Aunque en teoría la Guardia Costera opera bajo normas civiles, en el caso chino está subordinada a la Comisión Militar Central, lo que diluye cualquier frontera entre acciones civiles y militares en estas aguas.

De hecho, el uso de un buque de guerra para maniobras ofensivas en una zona en disputa representa, según expertos, un cambio peligroso de táctica. “Están probando los límites de la paciencia internacional”, afirma Collin Koh, investigador del Instituto de Estudios de Defensa y Estratégicos de Singapur.

La reacción internacional: condena y cautela

Estados Unidos, aliado histórico de Filipinas, condenó fuertemente lo que describió como una acción temeraria por parte de China. Recordemos que el tratado de defensa mutua entre Washington y Manila se mantiene vigente desde 1951, y aunque no obliga a EE. UU. a intervenir automáticamente, sí representa una amenaza geopolítica en caso de una escalada mayor.

Otras potencias regionales como Japón y Australia han emitido comunicados en apoyo a Manila, mientras que el sudeste asiático observa con precaución los movimientos de Pekín, particularmente tras los patrones recientes de militarización en islas artificiales como las Paracel y Spratly.

¿China perdió el control de su agresividad?

El hecho de que dos embarcaciones chinas hayan colisionado entre sí mientras ejecutaban una acción coordinada contra un navío filipino ha generado preguntas delicadas incluso dentro de círculos afines a Pekín. ¿Fue un error de comunicación? ¿Improvisación? ¿O simple exceso de entusiasmo militar?

Algunos analistas sugieren que el incidente refleja tensiones internas entre fuerzas navales y paramilitares chinas que compiten por demostrar lealtad o eficacia. Otros consideran que simplemente evidencia lo que muchos temían: un escenario donde la línea entre defensa territorial y bullying marítimo ha sido completamente traspasada.

El precedente legal de 2016: papel mojado

En julio de 2016, el Tribunal de La Haya falló a favor de Filipinas frente a China, determinando que no existía base legal para las reclamaciones de Pekín sobre la mayor parte del Mar del Sur de China. Según el tribunal, el Arrecife Scarborough no puede ser considerado una isla, y por lo tanto no genera una ZEE para China.

Sin embargo, China se negó a aceptar el dictamen y ha continuado sus operaciones, recalando a menudo en acciones como instalación de boyas, uso de lanchas de milicia marítima y hasta despliegue de aeronaves de reconocimiento.

El papel de los pescadores: civiles atrapados en la geopolítica

Filipinas ha insistido en que se encontraba en la zona únicamente para respaldar a sus pescadores, quienes regularmente reportan acoso por parte de patrullas chinas. En varias ocasiones, estas embarcaciones -a veces camufladas como barcos de pesca militarizados- han utilizado cañones de agua, técnicas de embestida o incluso obstáculos flotantes para impedir la navegación.

Informes del Asia Maritime Transparency Initiative detallan que las actividades pesqueras filipinas en dicha región han disminuido un 70% en la última década debido a las maniobras intimidatorias de Pekín.

¿Podrá Filipinas responder?

El presidente Ferdinand Marcos Jr. ha adoptado una posición más activa hacia China que sus predecesores, y cuenta con el respaldo creciente de Estados Unidos y otros aliados del Indo-Pacífico. No obstante, el tamaño y poderío militar de China hacen difícil una confrontación directa.

Se espera que Manila intensifique sus esfuerzos diplomáticos, incluyendo llamados al Consejo de Seguridad de la ONU, al tiempo que probablemente impulse medidas de vigilancia aérea o incluso iniciativas conjuntas con otras marinas regionales.

Una señal de alerta para la región

Scarborough no es sólo un banco de arena: es un símbolo del equilibrio inestable que reina en Asia-Pacífico. El reciente incidente no sólo evidencia el aumento de la militarización china, sino también la vulnerabilidad de actores pequeños frente a un gigante expansionista. La pregunta ahora es: ¿cuántos choques más —reales o diplomáticos— se necesitan antes de que todo el Mar del Sur de China arda?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press