Europa en llamas: el nuevo rostro del verano en un continente al borde del colapso climático

Temperaturas récord, incendios masivos y evacuaciones: cómo el cambio climático está reescribiendo el verano europeo

Un verano que parece un infierno

El verano europeo de 2025 ha sido, literalmente, abrasador. Desde España y Portugal hasta Grecia, Turquía, Francia e incluso el Reino Unido, el calor extremo y los incendios forestales han tomado el control del clima, dejando a su paso destrucción, evacuaciones masivas y una alarma climática que retumba en los pasillos del poder político europeo.

La razón: Europa se está calentando al doble de la velocidad del promedio global, según el Copernicus Climate Change Service de la Unión Europea. Esta afirmación, respaldada por investigaciones científicas desde los años 80, ha dejado claro que nos encontramos ante una era de transformación climática sin precedentes.

El caso de España y Portugal: cuando el paraíso turístico se convierte en zona de riesgo

En España, el calor y los incendios han alcanzado niveles trágicos. Una persona falleció en las afueras de Madrid, con quemaduras en el 98% de su cuerpo, luego de que un incendio nocturno arrasara la periferia de la ciudad. Al sur y centro del país, miles han sido evacuados de regiones como Andalucía, Galicia, Castilla y León, y Castilla-La Mancha.

Un turista italiano que fue evacuado de la Costa del Sol comentó a El País: "Venimos cada año, pero esta vez fue diferente. El fuego se veía desde la playa y tuvimos que dejar el hotel con poca antelación".

En Portugal, más de 700 bomberos luchaban por sofocar un gran incendio en Trancoso, a unos 350 km de Lisboa. Aun cuando otros focos más pequeños persistían al norte, la sensación general en la población era la de un verano fuera de control.

Turquía: evacuaciones marítimas y ciudades bajo humo

En Turquía, el caos climático no fue menor. En la región de Çanakkale, un incendio que comenzó en tierras agrícolas rápidamente se propagó a zonas residenciales, forzando la evacuación de 2.000 personas, algunas por mar. La situación hospitalaria también fue crítica: 77 personas fueron ingresadas por exposición al humo.

El ministro de Agricultura y Silvicultura, Ibrahim Yumakli, informó por redes sociales que aún se combatían incendios activos en las provincias de Manisa e Izmir, también en el oeste del país.

Francia: bajo alerta roja por calor extremo

Francia declaró la alerta roja por segundo día consecutivo en buena parte del sur del país. En regiones como Toulouse, Montpellier o Marsella, las temperaturas superaban los 40 °C, un fenómeno que se ha vuelto habitual en los últimos veranos.

Los ayuntamientos locales habilitaron piscinas públicas de manera gratuita para ofrecer alivio temporal ante la ola de calor. En Aude, un incendio letal que ocurrió la semana anterior seguía representando un riesgo: se tardarán semanas en extinguir completamente, advirtieron las autoridades.

Grecia arde, otra vez

La isla de Zakynthos, un destino turístico de primer nivel, ha enfrentado evacuaciones masivas por incendios en la región de Agala. Las altas temperaturas combinadas con los fuertes vientos han desatado escenarios similares en la Grecia continental.

El alcalde local, Giorgos Stasinopoulos, pidió ayuda urgente al gobierno para un incremento de cuadrillas aéreas, mientras decenas de aeronaves vertían agua sobre montañas cubiertas de fuego. Grecia, marcada por los catastróficos incendios de años anteriores, parece ahora estar permanentemente en temporada alta de llamas.

El Reino Unido: poco acostumbrado al calor extremo

Hasta las islas británicas, donde los veranos tradicionalmente eran templados, están registrando un aumento inquietante en las temperaturas promedio. Esta semana, Londres y otras partes del sur de Inglaterra experimentaron máximas de 34 °C, mientras que una ola de calor oficial fue declarada debido a mantener temperaturas superiores a los 25 °C durante tres días consecutivos.

Las autoridades sanitarias británicas han alertado a la población vulnerable y desplegaron campañas de concientización, mientras algunos hospitales se preparan para un aumento en las consultas por golpes de calor.

¿Por qué Europa se calienta tan rápido?

El motivo central está en la combinación del calentamiento global y las condiciones geográficas y urbanas específicas de Europa. Desde la década de 1980, el continente ha experimentado un aumento promedio de temperatura de más de 2 °C, el doble del promedio global.

  • El Informe sobre el Estado del Clima en Europa, 2024 de Copernicus concluyó que 2023 fue el año más caluroso jamás registrado (hasta ahora) tanto en el continente como a nivel global.
  • El derretimiento de glaciares alpinos, el aumento del nivel del mar en el Mediterráneo y las sequías en Europa central ya generan un efecto dominó ecológico y económico.
  • La urbanización descontrolada agrava el problema: las ciudades almacenan más calor durante la noche, impidiendo que se recuperen del calor diurno.

El vínculo con el cambio climático

Los científicos no dejan lugar a dudas: el cambio climático, impulsado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del uso de combustibles fósiles como petróleo, gas e carbón, está intensificando la frecuencia de olas de calor e incendios en Europa.

Sarah Perkins-Kirkpatrick, climatóloga de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), afirmó recientemente: “Lo que antes era una anomalía extrema ahora es norma.

Y esto no solo ocurre en verano. Los inviernos también están siendo más suaves, los ciclos agrícolas están cambiando y brotan nuevas enfermedades transmitidas por insectos, como el dengue, que antes no sobrevivían en el continente.

Los costos humanos y económicos

La Comisión Europea estima que el cambio climático podría costar hasta el 2% del PIB del continente por año para 2050 si no se toman medidas urgentes. Eso equivale a más de 300 mil millones de euros anuales.

Además de las cifras económicas, está el costo humano: Europa ha registrado decenas de miles de muertes prematuras por calor durante la última década. En 2003, una de las olas más letales dejó 70.000 fallecidos.

¿Qué se está haciendo?

Algunos países han comenzado a implementar estrategias de resiliencia climática:

  • Francia: Ha implementado un “plan canícula” nacional desde 2004, con refugios climáticos y monitoreo especial a adultos mayores.
  • España: Inversión en sistemas de alerta temprana y mayores fondos para la prevención de incendios.
  • Portugal: Creación de corredores forestales para frenar el avance de llamas, además de campañas de reforestación con especies más resistentes.

Sin embargo, muchos expertos consideran que las medidas siguen siendo reactivas y no transformadoras.

¿Hay esperanza?

La urgencia está escrita en fuego y viento. Europa necesita repensar su infraestructura, acelerar drásticamente su transición energética y preparar de forma equitativa a sus poblaciones para un futuro más cálido y volátil.

Como lo expresó António Guterres, secretario general de la ONU en junio de este año: “Estamos jugando a la ruleta rusa con nuestro planeta. Y el tiempo se acaba.

El cambio climático ya no es un dilema del futuro; es una emergencia del presente que ya define las estaciones, la economía y la vida en Europa.

Todos deberíamos preguntarnos: ¿qué tan preparados estamos para sobrevivir a los veranos que están por venir?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press