Intercambio de territorios con Rusia: ¿una salida imposible para Ucrania?

Zelenskyy rechaza tajantemente cualquier cesión de tierra a Moscú, mientras Trump sugiere una ‘solución práctica’. ¿Qué implicaría realmente un acuerdo así?

Las grietas en la propuesta de paz “territorial”

La guerra entre Rusia y Ucrania, que comenzó oficialmente con la invasión a gran escala de las fuerzas rusas el 24 de febrero de 2022, ha generado múltiples iniciativas de paz, muchas de ellas vagas, controversiales e incluso inviables. La más reciente proviene del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha sugerido que un acuerdo entre ambas naciones podría incluir “el intercambio de territorios para beneficio de ambos lados”.

Sin embargo, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy ha rechazado categóricamente esta propuesta, calificándola no solo como "ilegal" bajo la Constitución de Ucrania, sino como una traición al sacrificio de miles de ucranianos que han dado su vida en defensa del país.

El contexto constitucional: las fronteras de 1991

La Constitución de Ucrania, adoptada en 1996, prohíbe expresamente la cesión de territorio. El Artículo 2 establece que “la soberanía de Ucrania se extiende a todo su territorio”, y cualquier modificación requeriría un referéndum nacional y una reforma constitucional, documento que no puede ser alterado durante períodos de guerra o excepción. Además, un intento de entregar territorio ocupado por medios legales enfrentaría férrea oposición social y política.

Esto quiere decir que incluso si Zelenskyy estuviera dispuesto a ceder territorio a cambio de la paz, carecería del marco legal para hacerlo. “No daremos a Rusia ninguna recompensa por lo que ha hecho”, dijo recientemente. “Los ucranianos no entregarán su tierra al ocupante”, reafirmó durante una conferencia en Viena.

La situación en el terreno: Rusia controla casi un 20% de Ucrania

Actualmente, Rusia controla cerca del 20% del territorio ucraniano, incluyendo partes del este y sureste del país, así como toda la península de Crimea, que fue anexada ilegalmente en 2014. Regiones como Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón permanecen parcialmente ocupadas luego de falsos referendos que Moscú utilizó como justificación para declararlas parte de la Federación Rusa en septiembre de 2022.

Desde entonces, la línea del frente ha fluctuado, pero se mantiene relativamente estática desde mediados de 2023, a pesar de contraofensivas ucranianas sufragadas en parte por ayuda militar occidental. Para muchos analistas, un congelamiento del frente parece una posibilidad realista, aunque poco satisfactoria.

La opinión pública ucraniana: negativa rotunda

Las encuestas en Ucrania muestran un rechazo abrumador a cualquier tipo de acuerdo que implique ceder territorio a Moscú. Según un estudio del Instituto Internacional de Sociología de Kyiv (KIIS) en 2024, el 84% de los ucranianos afirma que no aceptarían intercambiar tierra por paz, incluso si eso implicara prolongar la guerra. Esa cifra sube al 92% en las regiones que aún están bajo control del gobierno ucraniano.

Para muchos ciudadanos, ceder territorio sería equiparable a rendirse y validar las tácticas agresivas de Moscú. “No luchamos tres años solo para dividir nuestro país en partes negociables”, declara la activista ucraniana Daria Kaleniuk. “Rusia debe pagar por los crímenes cometidos, no ser recompensada”.

¿Qué propone exactamente Trump?

Donald Trump, quien aspira a retornar a la Casa Blanca en 2025, ha hecho declaraciones ambiguas sobre cómo pondría fin a la guerra “en 24 horas”. En sus palabras, un intercambio territorial sería “beneficioso para ambas partes”, permitiendo conservar parte de los avances de cada una y poner fin a las hostilidades.

Esta propuesta, sin embargo, fue recibida con escepticismo y crítica tanto por aliados europeos como por sectores demócratas y republicanos. Para muchos, legitimar la ocupación rusa incentivaría futuras agresiones en otras partes del mundo.

Un déjà vu: el precedente de Múnich 1938

El llamado “apaciguamiento” ha sido un error histórico bien documentado. En 1938, Reino Unido y Francia permitieron que la Alemania nazi anexara los Sudetes, una región de Checoslovaquia, con la esperanza de contener futuras agresiones. El resultado fue exactamente el contrario: Hitler se envalentonó y la Segunda Guerra Mundial estalló al año siguiente.

Barter territories for peace isn’t a strategy — it’s surrender”, opinó en 2023 Fiona Hill, exasesora del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense. “Cuando los agresores ven que tomar territorio funciona, simplemente repiten la fórmula”.

¿Congelamiento del conflicto? La opción menos dolorosa

Algunos analistas sugieren que una congelación permanente del conflicto, al estilo Corea del Sur/Corea del Norte, podría ser la vía más realista. En lugar de firmar un tratado de paz, ambas partes mantendrían una tensa línea de demarcación, sin reconocimiento formal, pero sin ataques a gran escala.

Esto permitiría a Ucrania continuar su desarrollo democrático y económico, al tiempo que debilitaría en el largo plazo a Rusia mediante sanciones continuas y aislamiento político. Sin embargo, sería una solución poco satisfactoria para quienes abogan por la liberación completa del territorio nacional.

El riesgo de legalizar el expansionismo

Para Ucrania, aceptar un intercambio de tierras sería aceptar las reglas del imperialismo moderno: el más fuerte decide las fronteras. Cualquier cesión enviaría un mensaje claro a países como China (con respecto a Taiwán), Serbia (en relación con Kosovo) o incluso Turquía (sobre el norte de Siria).

Es por eso que organismos como la ONU, la UE y el G7 han insistido en la “integridad territorial” como principio inviolable del derecho internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó: “Cualquier acuerdo que consagre una anexión por la fuerza socava la legalidad internacional y alienta futuros intentos similares”.

¿Y ahora qué?

Mientras el conflicto continúa sin solución definitiva, la propuesta de concesiones territoriales flota como una idea seductora para quienes buscan una salida rápida. Pero para la mayoría de los ucranianos, no hay paz real sin justicia ni reparación. Y eso pasa por recuperar cada pedazo de suelo nacional ocupado por Rusia desde 2014.

Hasta entonces, toda negociación que implique ceder tierra no solo será rechazada por Kyiv, sino también impugnada por millones que han pagado el precio más alto por defender su identidad nacional.

Fuentes:

Este artículo fue redactado con información de Associated Press