Jack Grealish cambia Manchester City por Everton: ¿Renacer o caída libre?
El fichaje más caro de Inglaterra busca redimirse en un equipo de media tabla mientras se prepara para el Mundial 2026
Jack Grealish fue, en 2021, el fichaje más costoso en la historia del fútbol inglés: 100 millones de libras esterlinas, una inversión altísima del Manchester City que en su momento parecía lógica. El jugador, entonces estrella absoluta del Aston Villa, llegaba al mejor equipo del país y a uno de los más dominantes de Europa. Ahora, en 2025, Grealish ha sido cedido en calidad de préstamo al Everton, un equipo sin títulos desde 1995 y con aspiraciones modestas.
De ídolo en Villa Park a actor secundario en el Etihad Stadium
Durante su paso por el Aston Villa, Jack Grealish se convirtió en uno de los jugadores más carismáticos y talentosos de la Premier League. Su estilo libre, regateador, su habilidad en el uno contra uno y su personalidad en el campo encantaron a multitudes. No sorprende que en agosto del 2021, el City dirigido por Pep Guardiola desembolsara 100 millones de libras para hacerse con sus servicios.
El problema fue el encaje. En el Villa, Grealish jugaba con total libertad, como un enganche moderno o extremo interior, con licencia completa para crear. En el City, esa libertad desapareció. Guardiola lo empleó como extremo izquierdo disciplinado, más pendiente de respetar las zonas, tocar en corto y defender tras pérdida. Su talento era evidente, pero sus números fueron discretos para un jugador de su coste: solo 4 goles y 3 asistencias en su temporada inicial en Premier League.
Un papel decreciente tras la temporada histórica del City
En la campaña 2022-2023, el City logró el triplete histórico (Premier League, FA Cup y Champions League), y Grealish fue parte de ese logro. Jugó con regularidad, especialmente desde febrero en adelante, pero nunca fue decisivo. En la temporada siguiente, sus apariciones se volvieron esporádicas. Quedó fuera de la convocatoria del Mundial de Clubes, una señal evidente de su pérdida de protagonismo.
Ahora, en pleno 2025, el préstamo al Everton parece un intento desesperado por recuperar terreno perdido en un año crucial de cara al Mundial 2026 en Norteamérica.
Everton, un nuevo comienzo
Con 29 años, Jack Grealish llega a un club diferente en muchas formas. El Everton, enclavado en el corazón futbolero de Liverpool, ha estado inmerso en una transición. Con su nuevo estadio de 53,000 asientos en Bramley-Moore Dock, el club busca volver a competir en la Premier League.
“Estoy encantado de firmar por el Everton. Es un gran club, con grandes aficionados”, afirmó Grealish tras oficializarse su traspaso. La camiseta que usará será la número 18, un guiño a sus ídolos Wayne Rooney y Paul Gascoigne, quienes portaron ese dorsal.
“Mis dos jugadores ingleses favoritos son Rooney y Gascoigne, y ambos usaron el 18 en el Everton. Así que si ese número estaba libre, no iba a tomar otro”, explicó.
David Moyes: ¿el técnico ideal?
Quien buscará sacar lo mejor del exCity será David Moyes, quien ha regresado al Everton como una especie de salvador. Moyes, conocido por su enfoque pragmático, ya ha tenido éxito resucitando carreras estancadas. Su rol en el renacer de jugadores como Jesse Lingard en el West Ham es prueba de ello.
“Tan pronto como hablé con el técnico, me quedó claro que Everton era el lugar ideal para mí”, dijo Grealish. Para un jugador que perdió espacio en un club de élite, tener minutos, confianza y libertad creativa puede marcar la diferencia.
Un contexto perfecto para reivindicarse
Con el próximo Mundial acercándose, Grealish necesita un año excepcional. No está solo en la lucha por reingresar al equipo nacional. La competencia en el mediocampo ofensivo inglés es feroz: Bukayo Saka, Phil Foden, James Maddison, Cole Palmer, y muchos más.
“No creo que esté fuera definitivamente del equipo de Inglaterra, pero tiene que jugar. Y eso era cada vez más difícil en el City”, expresó Steve McManaman, exfutbolista inglés, durante una rueda de prensa de ESPN en Nueva York.
En otras palabras, Grealish sabe que la visibilidad lo es todo. Marcar goles, crear jugadas y volver a ser el centro del ataque puede reimpulsar su carrera a tiempo para 2026.
¿Un paso atrás o una jugada maestra?
Muchos han calificado su fichaje como “extraño” o incluso como un paso atrás. Pasar de un equipo que compite por todos los títulos a uno que posiblemente termine entre el puesto 10 y 14 parece un retroceso. Pero hay otra lectura. La única forma de ser relevante otra vez —para su club y selección— es volver a jugar habitualmente. En el City eso no iba a ocurrir. En el Everton, tiene la oportunidad de ser el jugador número uno.
Grealish lo ha dejado claro: quiere volver a disfrutar en el campo. Y esa alegría puede traducirse en resultados para un Everton que necesita líderes técnicos y carisma en su retorno a la élite.
Grealish y el número 18: la simbología detrás de una elección
La elección del número 18 va más allá de la estética. Wayne Rooney debutó en Premier League con ese dorsal en el Everton a los 16 años, mientras que Paul Gascoigne jugó sus últimos compases en los Toffees también vestido con el 18. Ambos están imbuidos de leyenda y dramatismo, así como Grealish, un talento que ha estado entre la genialidad y la inconstancia.
Usar ese dorsal puede ser un pequeño ritual simbólico para reconectarse con sus raíces futbolísticas, con el juego libre y creativo que lo llevó al estrellato.
La presión es distinta, pero no menor
Aunque el Everton no compite en Europa ni por el título, la presión existe. Las expectativas de los aficionados están puestas en él, como figura capaz de atraer atención mediática y ofrecer espectáculo. Además, el debut en el nuevo estadio del club marca un nuevo ciclo. ¿Y qué mejor rostro para ese cambio que el de Jack Grealish?
El primer partido será contra el Leeds United y, una semana después, estreno en Bramley-Moore Dock ante Brighton. Dos pruebas de fuego para un futbolista que ahora tiene todo que ganar y poco que perder.
Un préstamo con matices financieros y deportivos
El traspaso también tiene implicaciones financieras. El City libera parte de su masa salarial —Grealish era uno de los mejor pagados— y Everton no se ve forzado a pagar un alto coste de transferencia. Es, en principio, una inversión balanceada.
No hay opción de compra en el acuerdo, lo cual podría generar otro dilema en 2026. Si Grealish brilla, ¿regresará al City? ¿Será Everton quien tenga que negociar por un traspaso permanente? ¿O buscará otro destino?
¿Y si falla?
La otra cara de la moneda es más oscura. Si Grealish no logra imponerse en un Everton sin tantas presiones ni estructura táctica cerrada, será difícil culpar a otro. Esta podría ser su última gran oportunidad para demostrar que su magia no fue solo un destello efímero en el Villa Park.
Pero por ahora, hay razones para el optimismo.
2025-2026: su temporada definitiva
La temporada ya arrancó. Las cámaras seguirán cada toque de Jack. Están los goles que marcará, los regates que intentará, los pases que filtrará. Pero también está su actitud, su madurez y su rol dentro del equipo.
Después de todo, no todos los días el jugador más caro de la historia se reinicia en un club de media tabla. Y en ese drama futbolístico, está el encanto de este deporte. La historia de redención de Grealish apenas comienza.