La encrucijada del pulpo: ¿Del mar a la granja?

La creciente demanda global de pulpo y la crisis ecológica en España reavivan el debate sobre la crianza industrial del cefalópodo más inteligente del océano

Galicia, la capital del pulpo en jaque

En O Carballiño, una pequeña localidad gallega famosa por su relación centenaria con el pulpo, la industria local vive un momento paradoxal: jamás se había producido ni exportado tanto, pero ya no se captura un solo ejemplar en aguas locales. ¿La razón? El dramático descenso de las poblaciones de Octopus vulgaris en las costas españolas.

La empresa Frigoríficos Arcos SL, que opera en la región desde hace más de 100 años, confirma que desde hace una década todos sus pulpos proceden de Mauritania y Marruecos. La causa no es sólo la sobrepesca, sino también los cambios oceánicos debidos al clima, según Ángel González, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

«Cuando el afloramiento se debilita, ya sea por viento o temperatura, el impacto en la productividad marina es inmediato», explica. Este fenómeno, vital para la cadena alimentaria del pulpo, se está haciendo más impredecible cada año.

Una demanda global que no se detiene

El pulpo se ha vuelto un manjar codiciado no solo en España, donde el pulpo á feira sigue siendo plato nacional, sino también en Japón, Corea, Italia y ahora incluso en Estados Unidos. La demanda mundial ha aumentado un 43% entre 2010 y 2021, según datos de la FAO.

«Nuestros clientes en Las Vegas y Dubái quieren pulpo fresco cada semana», relata Carlos Arcos, director de exportaciones de Frigoríficos Arcos. «Y no podemos decirles que no porque el mar se vacía».

En 2025, esa presión se hizo insostenible: Galicia decidió cerrar completamente su pesquería de pulpo durante tres meses, algo inédito. Pero para pescadores como Juan Martínez, de Cangas, eso no será suficiente. «La población vuelve y en 15 días la agotamos otra vez», lamenta rodeado de trampas apiladas en el puerto.

La polémica por la cría industrial

Frente a la escasez, algunas compañías han optado por una solución radical: criar pulpos en granjas. Nueva Pescanova y Grupo Profand lideran este movimiento con proyectos en Galicia que podrían producir hasta un millón de ejemplares al año.

Pero los críticos aseguran que es una línea que no se debe cruzar. «Se trata de animales extremadamente inteligentes, solitarios y en muchos casos caníbales», denuncia Helena Constela, portavoz de Seaspiracy. «Encerrarlos juntos en tanques y matarlos en hielo es como una tortura lenta».

Un estudio del Journal of Animal Ethics de 2023 señala que los pulpos tienen un nivel de consciencia comparable al de algunos vertebrados, y se ha comprobado que sienten dolor, miedo y placer.

Protestas en aumento

La presión social y científica ha sido tal que Washington se convirtió en 2024 en el primer estado de EE.UU. en prohibir la cría de pulpo, seguido por California. Actualmente, una propuesta de ley federal busca avanzar en ese sentido para todo el país.

La medida es preventiva, ya que aún no existen granjas comerciales de pulpo en EE.UU., pero revela un creciente rechazo social alimentado por documentales como “My Octopus Teacher”, ganador del Óscar en 2020, que mostró la sensibilidad de un pulpo en libertad y su capacidad para establecer vínculos emocionales.

El argumento a favor: seguridad alimentaria y ciencia

Desde la industria, el mensaje es otro. Javier Ojeda, portavoz de APROMAR (Asociación Empresarial de Acuicultura en España), defiende el cultivo de pulpo como parte de una solución integral: «Los pulpos son eficientemente energéticos. No gastan calorías en mantenerse calientes ni en gravedad como los mamíferos».

Ojeda subraya que si se logra hacer bien, podría incluso reducir la presión sobre las poblaciones silvestres. «Tenemos que encontrar las mejores prácticas. Pero frenar el progreso científico por miedo, no tiene sentido».

Un enfoque propuesto por el CSIC consiste en usar la cría no para matanza masiva sino para repoblación: criar juveniles en cautividad para liberarlos al mar. «Pero la frontera entre conservación e industrialización es tan delgada como el filo de un cuchillo», advierte el investigador Ángel González.

Ecología vs. cultura vs. economía

Galicia no solo exporta pulpos: exporta una identidad. Cada verano, más de 100.000 personas acuden al Festival do Pulpo en O Carballiño, donde el animal es celebrado con música, danzas tradicionales y toneladas de comida.

Pero incluso allí, el pulpo no es gallego. «Todo lo traemos en barcos refrigerados desde África», confiesa una cocinera en la plaza del festival. Y no todos están felices con eso. El pulpeiro Primitivo Pedrosa siente que se ha perdido algo fundamental: «Antes sabías de qué ría venía cada bicho. Ahora ni idea».

«Esta industria fue sostenible alguna vez», añade el veterano pescador Juan Martínez. «Hoy solo alimentamos un sistema que se autodestruye».

¿Y ahora qué?

Los escenarios a futuro parecen tan sabrosos como espinosos: dejar de consumir pulpo es impensable para miles de restaurantes y consumidores. Pero su cría masiva en tanques puede traer consecuencias éticas y ecológicas irreversibles.

Ante medios, los portavoces de Nueva Pescanova y Profand declinaron comentar el estado de sus instalaciones piloto. Sin embargo, voceros sugieren que los primeros ejemplares criados podrían estar listos para comercialización en 2026.

Sea cual sea el desenlace, lo que está claro es que el futuro del pulpo —y de quienes viven de él— se juega entre las redes de la ciencia, los hilos de la economía y las mareas de la conciencia colectiva.

¿Pulpo sostenible o futuro imposible?

En el complejo equilibrio entre lo que deseamos y lo que el planeta puede ofrecer, la historia del pulpo se convierte en una metáfora de nuestro tiempo: inteligencia atrapada en sistemas a veces irracionales. La apuesta por la sostenibilidad se enfrenta, tentáculo a tentáculo, con un apetito global que no entiende de límites.

¿Cómo navegaremos este dilema? Quizás, como haría un buen pulpo: con astucia, flexibilidad y respeto por el entorno que nos rodea.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press