Una manada solitaria: el manatí que sorprendió a Massachusetts y los riesgos de su viaje inesperado

Un manatí fue avistado por primera vez en casi una década en la costa de Massachusetts, despertando preocupación por su salud en un entorno frío y ajeno.

Un visitante inesperado en las frías aguas del norte

A finales de julio de 2024, residentes de Cape Cod, Massachusetts, fueron testigos de un hecho tan inusual como emotivo: un manatí —una especie típicamente caribeña— se dejó ver nadando despreocupadamente junto a practicantes de paddle board en el área de Nantucket Sound. La escena, ampliamente compartida en redes sociales, generó un debate inmediato entre científicos y ambientalistas.

El avistamiento fue realizado por Jennifer Sullivan, residente de Mashpee, quien grabó el encuentro diciendo que el animal, del tamaño de su tabla de paddle, parecía "completamente despreocupado". Sullivan describió el momento como mágico: "Estaba alucinada por la gracia del animal y por estar tan cerca de él en su entorno".

¿Qué hace un manatí en Massachusetts?

Normalmente, los manatíes de las Indias Occidentales (Trichechus manatus) habitan en aguas cálidas como las de Florida, donde se alimentan de hierbas marinas y se desplazan en mares tropicales. No es común verlos más al norte de Carolina del Norte. Por eso, el avistamiento en Massachusetts generó una inmediata movilización para monitorear al animal y evitar su muerte por hipotermia o inanición.

La doctora Nadine Lysiak, investigadora del New England Aquarium, explicó que la supervivencia del manatí depende de varios factores: la temperatura del agua, la disponibilidad de alimentos y la cantidad de agua dulce. "Incluso si no sufre un shock térmico, podría ver comprometida su salud por falta de comida y de agua", advirtió.

Los riesgos del frío y la falta de alimento

Los manatíes no toleran temperaturas inferiores a 20 °C durante periodos prolongados. Por debajo de esa marca, pueden experimentar una condición llamada "cold stunning", una forma de hipotermia que puede resultar letal. En Nueva Inglaterra, las aguas rara vez superan esa temperatura, especialmente fuera del breve verano.

Además, los manatíes se alimentan principalmente de pastos marinos y manglares, abundantes en los trópicos pero escasos o inexistentes en esta parte del Atlántico norte. A largo plazo, esto puede derivar en debilitamiento progresivo y muerte.

Un patrón que se repite con consecuencias mixtas

El caso de este manatí no es el primero. Entre 2008 y 2009 se registraron dos avistamientos en Cape Cod Bay, y en ambos casos los animales fueron rescatados. Uno de ellos, lamentablemente, no sobrevivió el viaje de regreso a Florida. El otro vivió hasta 2018 tras una recuperación exitosa.

En 2016, otro manatí fue visto frente a las costas de Falmouth, y en 2023, uno más apareció en Rhode Island. Se desconoce si se trataba de los mismos individuos, pero pruebas de ADN podrían ayudar en futuras investigaciones para identificar patrones migratorios anómalos.

¿Cómo llegó hasta aquí?

La hipótesis más aceptada es que el manatí siguió la corriente del Golfo de México (Gulf Stream), una trayectoria cálida que atraviesa el océano Atlántico desde el golfo hasta el noreste de EE.UU. El doctor Lysiak puntualizó que algunos individuos son más exploradores que otros. "Algunas veces se alejan de su rango convencional para buscar otras fuentes de alimento o hábitats", indicó.

Según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. (USFWS), menos del 1% de la población de manatíes migra más allá de los límites establecidos hacia el norte, y aún menos sobreviven una experiencia prolongada en clima frío.

Especies en amenaza constante

Los manatíes están catalogados como especie amenazada por el gobierno de EE.UU. desde 2017, tras ser reclasificados desde su anterior estatus de "en peligro". A pesar de algunos avances en su protección, enfrentan múltiples amenazas: colisiones con botes, pérdida de hábitat, contaminación y fenómenos climáticos extremos.

En 2021, más de 1,100 manatíes murieron en Florida debido principalmente a la pérdida de praderas marinas por la proliferación de algas tóxicas (Fuente: U.S. Fish and Wildlife Service). Se trata de la cifra más alta registrada en un solo año.

Protocolo de rescate: una carrera contra el tiempo

El equipo del International Fund for Animal Welfare (IFAW) está en alerta, preparado para intervenir en cuanto el manatí vuelva a ser avistado. Erin Burke, directora del programa de especies protegidas de la División de Pesca Marina de Massachusetts, confirmó que el animal fue empujado de vuelta al mar tras encallarse en Mattapoisett, pero desde entonces no ha habido más reportes.

La organización solicita a los testigos que documenten la posición GPS y contacten al 508-743-9548 (línea directa de varamiento) si ven al animal nuevamente. El protocolo incluye evitar acercarse o intentar alimentarlo y esperar a que el equipo especializado evalúe la situación.

Una oportunidad educativa y científica

El fenómeno ofrece una posibilidad invaluable para la ciencia. Estudiar por qué ciertos individuos se desvían tanto de su hábitat natural puede ayudar a entender cambios en los patrones migratorios posiblemente asociados al cambio climático.

Las temperaturas en el Atlántico norte han estado rompiendo récords en los últimos veranos, lo que podría estar modificando el comportamiento de varias especies marinas. Si bien existen estudios limitados sobre el impacto directo del calentamiento en los manatíes, fenómenos como este refuerzan la necesidad de una vigilancia activa.

El poder de la conexión humana con la vida salvaje

La historia de Jennifer Sullivan es también una muestra del impacto emocional que puede tener el contacto con la vida silvestre. "Rezo para que simplemente haya girado y regresado al sur", dijo, visiblemente conmovida tras el encuentro.

Estos momentos permiten reforzar la empatía hacia especies en peligro y fomentan una cultura ciudadana enfocada en la protección animal. También sirven como recordatorio de que nuestro entorno está cambiando, y con él, la conducta de los seres que lo habitan.

¿Qué podemos hacer?

Como ciudadanos, hay algunas medidas que pueden marcar la diferencia:

  • Reportar cualquier avistamiento al número oficial de la red de varamientos: 508-743-9548.
  • Evitar tocar o alimentar a los animales silvestres.
  • Educarse con fuentes fiables como el U.S. Fish and Wildlife Service y IFAW.
  • Apoyar legislaciones que protejan hábitats marinos.
  • Reducir el consumo de plásticos y productos contaminantes que generan pérdida de hábitats.

Este solitario visitante es mucho más que una curiosidad momentánea. En él se reflejan las tensiones globales entre naturaleza, clima y humanidad. Su historia invita no solo a la contemplación, sino a la acción.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press