Chlöe Swarbrick y la protesta en el Parlamento neozelandés: ¿actitud rebelde o acto de justicia?
La parlamentaria verde desata un terremoto político en Nueva Zelanda al negarse a retractarse de sus críticas al gobierno por su postura sobre Palestina
Un terremoto político en Wellington
El Parlamento de Nueva Zelanda suele ser un espacio pacífico para la deliberación democrática, pero en las últimas semanas, ese equilibrio se ha roto. La protagonista: Chlöe Swarbrick, diputada y co-líder del Partido Verde, quien, con una firme postura crítica hacia la política exterior del país en relación con el conflicto en Gaza, generó una oleada de controversia al negarse a disculparse por sus declaraciones contra sus colegas.
¿Qué dijo Swarbrick?
Durante una sesión parlamentaria en la que solicitaba sanciones contra Israel por sus acciones en Gaza, Swarbrick instó a los miembros del gobierno a actuar con valentía. Sus palabras textuales sacudieron el Hemiciclo:
“Si podemos encontrar a seis de los 68 diputados del gobierno con columna vertebral, podemos estar del lado correcto de la historia”.
Esta declaración le valió una expulsión inmediata por parte del presidente del Parlamento, Gerry Brownlee, quien le exigió retirar sus palabras y pedir disculpas. Ella se negó. Y más aún: al regresar al día siguiente, desafió abiertamente la sanción, lo que resultó en una segunda expulsión.
“Feliz de irme”: rebelión en el debate
La actitud desafiante de Swarbrick —salir diciendo “feliz de irme” y luego regresar para gritar “Free Palestine” al ser expulsada otra vez— marcó un punto sin precedentes en los usos y costumbres del Parlamento neozelandés.
Brownlee, notablemente molesto, dio un paso raro incluso para los estándares más estrictos: invocar el proceso de “nombrar” a un parlamentario, lo cual implica suspensión formal sin pago. La moción fue respaldada por todos los miembros del gobierno.
Hipocresía parlamentaria: el debate más profundo
La aplicación de la sanción a Swarbrick desató un debate más amplio sobre la equidad en la disciplina parlamentaria. Legisladores de la oposición acusaron al gobierno de emplear un doble estándar. Algunos ejemplos:
- Willie Jackson, sancionado por solo 30 minutos después de llamar mentiroso a un colega, pudo retomar su lugar tras una disculpa superficial.
- Otros miembros han usado el término “spineless” (sin columna vertebral) sin consecuencias.
- Un diputado del gobierno habría usado un insulto considerablemente más ofensivo sin recibir sanción alguna.
Estas comparaciones han expuesto una supuesta falta de coherencia en cómo se castiga la conducta.
La historia política de Chlöe Swarbrick
Chlöe Swarbrick no es ajena a la controversia. En 2016 saltó a la fama como candidata a la alcaldía de Auckland con apenas 22 años, y desde su elección al Parlamento en 2017 ha sido una de las voces más disruptivas. Con 29 años, se convirtió en ministra en la sombra de Salud Mental y fue reconocida por su valentía al hablar de su propia depresión.
La diputada ha manifestado una feroz independencia. “No me postulo para ganar amigos aquí”, dijo durante una entrevista en 2021. Esa actitud se ha mantenido hasta hoy, como lo demuestra su actual enfrentamiento con el gobierno.
El contexto externo: ¿por qué explota este conflicto ahora?
La controversia comenzó en momentos de presión creciente sobre el gobierno neozelandés para reconocer al Estado palestino. Australia, su vecino geopolítico más cercano, anunció en junio su decisión de avanzar hacia ese reconocimiento. Francia, Canadá y Reino Unido también se perfilan hacia la misma dirección de cara a la Asamblea General de la ONU en septiembre.
En Nueva Zelanda, la declaración más contundente vino del primer ministro Christopher Luxon, quien sorprendió al decir que Benjamin Netanyahu “ha perdido el rumbo” por la “catástrofe humana” en Gaza:
“Creo que Netanyahu ha ido demasiado lejos. No está escuchando a la comunidad internacional y eso es inaceptable”.
A pesar de estas declaraciones, el Ejecutivo aún no ha tomado una postura oficial sobre Palestina como Estado independiente. Luxon prometió una decisión para septiembre tras mayores consultas.
¿Qué implica “nombrar” a un parlamentario?
En Nueva Zelanda, el procedimiento de “nombrar” a un parlamentario representa una de las sanciones más duras que se pueden aplicar dentro del recinto legislativo.
- El parlamentario pierde su derecho a participar en los debates por un período determinado.
- Se le suspende parte del salario correspondiente.
- No tiene derecho a retomar su escaño sin una resolución formal del Presidente del Parlamento o el consentimiento del mismo cuerpo legislativo.
Swarbrick es la primera legisladora en casi una década en ser objeto de esta medida. En parte, esto explica por qué el caso ha atraído tanta atención mediática local e internacional.
¿Un movimiento político o una causa moral?
Las motivaciones de Swarbrick podrían ser vistas desde dos ópticas:
- Como estrategia política: Desafiar a un gobierno con escasa autoridad moral en un tema humanitario puede ganar simpatía ciudadana y mostrar liderazgo desde la oposición.
- Como acción de justicia moral: Muchos ven en su gesto una postura ética en defensa de Derechos Humanos, más allá de conveniencias partidistas.
La diputada escribió en X (anteriormente Twitter):
“No estoy aquí para complacer los egos frágiles de quienes rehúsan tomar una postura contra la injusticia global. Estoy aquí para exigir acciones con principios”.
¿Y ahora qué?
El conflicto está lejos de terminar. Las próximas decisiones del gobierno sobre Palestina podrían determinar si Swarbrick será vista como una parlamentaria adelantada a su tiempo o como una figura radical que quebró normas institucionales.
Mientras tanto, su caso ha reavivado un debate crucial: ¿Debe un parlamento priorizar la retórica moderada o las convicciones éticas en temas de política exterior?.
Y en el fondo, este episodio revela algo más profundo: la forma en que la democracia neozelandesa maneja la disidencia dentro de sus propias paredes. Porque el Parlamento no solo es una institución; también es un espejo donde se reflejan las contradicciones, corajes y limitaciones de toda una sociedad.