Desplazados del sistema: El plan de Trump para “limpiar” Washington de personas sin hogar

¿Solución o castigo? Un análisis del enfoque federal hacia la indigencia en la capital de EE. UU. bajo la administración Trump

Washington D.C., capital de los Estados Unidos y símbolo del poder democrático, se encuentra actualmente en el centro de una polémica que pone en jaque los derechos humanos: el plan del expresidente Donald Trump de trasladar a personas sin hogar lejos de la ciudad como parte de su supuesta política de seguridad y limpieza urbana.

En los últimos meses, el enfoque de Trump hacia las personas sin techo ha alterado tanto la dinámica política como el tejido social de D.C., despertando duras críticas, debates constitucionales y un profundo cuestionamiento sobre cuál debería ser el verdadero propósito de la intervención federal en la capital.

El contexto: ¿por qué Washington D.C. está en la mira?

La particularidad de Washington D.C. radica en su estatus jurídico: no es un estado, sino un territorio federal regido por el Congreso. Este vacío ha permitido que un presidente como Trump intervenga directamente en sus políticas locales, como ha ocurrido recientemente con la policía de la ciudad y ahora con las políticas hacia personas sin hogar.

El gobierno federal, bajo liderazgo republicano, ha aprovechado esta situación para impulsar una agenda de “tolerancia cero” hacia quienes considera elementos desestabilizadores del orden y la imagen de la capital. Tal como lo expresó Trump en su plataforma social, Truth Social: “Los sin techo deben irse, INMEDIATAMENTE. Les daremos alojamiento, pero LEJOS del Capitolio.”

¿Cuántas personas sin hogar viven actualmente en Washington D.C.?

Una cifra relevante es la arrojada por el conteo anual “point-in-time” realizado en enero de 2025, que registró un total de 5,138 personas sin hogar, incluyendo adultos y niños. Este número representó una disminución del 9% en comparación con 2024, según informó la alcaldesa demócrata Muriel Bowser.

No obstante, detrás de esta cifra hay realidades complejas: muchas de estas personas enfrentan problemas graves de salud mental, adicción, pobreza sistemática o falta de redes de apoyo.

El plan de Trump: represión maquillada de reubicación

Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karoline Leavitt explicó que las autoridades locales y federales harán cumplir las leyes ya existentes. Según Leavitt, las personas sin hogar tendrán tres opciones:

  • Salir voluntariamente de sus campamentos
  • Ser trasladados a refugios asignados
  • Acceder a servicios de salud mental o adicciones

En caso de negarse, podrían enfrentar multas e incluso prisión. Estas declaraciones elevaron las alarmas de defensores de derechos humanos y expertos en políticas sociales.

Una política que ya empezó: 70 campamentos desmantelados

Desde inicios de 2025, la Policía del Parque de EE. UU. ha llevado a cabo la remoción de al menos 70 campamentos donde vivían personas sin hogar. Este proceso, en teoría acompañado de asistencia social, ha sido descrito por testigos y ONG como una estrategia de “barrido forzoso”, sin considerar la voluntariedad ni el bienestar de los involucrados.

Al momento de este artículo, solo quedan dos campamentos activos en zonas mantenidas por el Servicio Nacional de Parques.

¿Dónde serán trasladadas estas personas?

Uno de los aspectos más inquietantes del plan es la falta total de transparencia sobre el destino de quienes sean desplazados. Ni Trump ni sus representantes han ofrecido detalles específicos. Se ha mencionado vagamente que los refugios estarán “muy lejos del Capitolio”, pero sin indicar si éstos cumplen con las condiciones mínimas de dignidad y servicios.

Kevin Donahue, administrador de la ciudad, confirmó que hay un edificio disponible con capacidad para 200 personas, pero esa cifra representa menos del 5% de la población sin hogar registrada. “La urgencia ha aumentado esta semana, pero nuestros recursos siguen siendo limitados”, dijo Donahue en una conversación pública transmitida en X (antes Twitter).

Una ciudad en tensión

Muchos habitantes de Washington están profundamente preocupados por la intervención federal. Jeraod Tyre, un residente de 15 años en el distrito, comentó: “El crimen ha bajado últimamente, pero meter a agentes federales puede intensificar la tensión, no reducirla.”

Otros, como Sheiena Taylor, son aún más tajantes sobre los riesgos sociales: “Ser pobre o estar sin hogar no es un crimen. No queremos más militares en nuestras calles intimidando a nuestros jóvenes.”

¿Qué dicen los defensores y expertos?

Numerosas organizaciones, como la National Coalition for the Homeless y Human Rights Watch, han criticado el plan por criminalizar la pobreza y poner en peligro los derechos fundamentales de una de las poblaciones más vulnerables del país.

“Ya hemos pasado por esto en ciudades como San Francisco y Los Ángeles, donde la limpieza forzada solo generó más trauma y menos soluciones reales”, explicó Eric Tars, abogado especializado en derechos de vivienda.

Una crisis extendida en EE.UU.

El problema de las personas sin hogar no es exclusivo de Washington: según datos del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD), en 2023 había alrededor de 653,000 personas sin hogar en todo el país, el número más alto registrado desde que se sistematizó este conteo.

Las causas principales: costos de alquiler desbordados, eliminación de viviendas asequibles, precarización del empleo, y problemas crónicos en el acceso a servicios médicos y psicológicos.

¿Una estrategia política más que humanitaria?

El enfoque de Trump no parece estar guiado por preocupaciones humanitarias, sino por una voluntad de “mostrar poder” y acallar la crítica urbana a través del espectáculo del orden. De hecho, este tema llega en plena campaña electoral donde el expresidente busca fortalecer su base con políticas radicales.

Además, el mismo Trump ha impulsado recortes a fondos federales destinados a programas sociales, de vivienda y salud mental. Es decir, por un lado quita recursos y por el otro reprime con acciones de fuerza.

Las verdaderas soluciones no están en la represión

Expertos coinciden en que el problema solo se resolverá con inversiones serias en vivienda accesible, salud integral y reintegración laboral. Ciudades como Houston han logrado reducir su población sin hogar en más del 60% gracias a enfoques de vivienda permanente combinada con apoyo psicosocial.

Washington D.C. podría seguir ese camino, pero no con políticas como las propuestas actualmente, que deshumanizan y tratan a las personas como una mera “nómina a limpiar”.

“Este tipo de intervenciones pueden parecer efectivas a corto plazo, pero solo agravan la raíz del problema al largo plazo”, insiste el urbanista Daniel Ross del Urban Institute.

Un espejo de lo que viene

Lo que hoy sucede en Washington podría repetirse en múltiples ciudades si el electorado estadounidense avala este tipo de enfoques. Las políticas de Trump marcan un giro hacia un Estado más punitivo, menos empático y más interesado en la estética que en la justicia.

El futuro de miles de personas —y el de la democracia misma— dependerá de cómo la sociedad reaccione ante esto. Porque, al fin y al cabo, una ciudad no se “limpia” eliminando a los pobres: se construye incluyendo a todos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press