Dormir bien y salvar el planeta: dos desafíos que enfrentamos sin entender del todo

Mientras los estudiantes regresan a clases sin suficientes horas de sueño, millones de personas sobrestiman el impacto de acciones como reciclar y olvidan lo que realmente puede proteger al planeta

El regreso a clases y la lucha contra el insomnio infantil

Con el fin del verano y el regreso a clases, muchas familias enfrentan uno de los retos más complicados del año: volver a establecer una rutina de sueño saludable para los niños. Las vacaciones, las noches de películas y los viajes largos alteran por completo los horarios, y muchos estudiantes llegan a la escuela sin el descanso adecuado para rendir en clase.

"No decimos ‘duerme bien’ solo por decirlo", afirma la doctora Gabrina Dixon, pediatra del Children’s National Hospital en Washington, D.C. "El sueño realmente ayuda a los niños a aprender y a funcionar durante el día".

Los expertos en salud recomiendan ajustar los horarios de sueño paulatinamente desde una o dos semanas antes del inicio de clases, acostándose 15 a 30 minutos más temprano cada noche. Además, eliminar pantallas dos horas antes de dormir, evitar comidas pesadas y promover actividades relajantes como leer cuentos o tomar una ducha son consejos clave para que los pequeños logren conciliar el sueño.

¿Cuántas horas de sueño necesitan los niños?

  • Preescolares: hasta 13 horas
  • Niños entre 6 y 12 años: entre 9 y 12 horas
  • Adolescentes: entre 8 y 10 horas

Normalizar la rutina de sueño también implica abordar las ansiedades típicas del inicio escolar. Visitar la escuela antes del primer día o hablar sobre los miedos puede hacer una gran diferencia, especialmente para quienes asisten a una nueva institución o temen no hacer amigos.

Desinformación climática: buenas intenciones, malos datos

De forma paralela a esta falta de sueño infantil, otro fenómeno psicológico está afectando nuestras decisiones como sociedad: la mala percepción de qué acciones ayudan realmente al medioambiente. Un estudio reciente publicado en la revista PNAS Nexus muestra que muchos estadounidenses sobreestiman el impacto de prácticas como reciclar y no comprenden cuánto contaminan decisiones más relevantes como volar en avión o tener una mascota carnívora.

"La gente asigna demasiado impacto a acciones de bajo efecto como cambiar bombillas o reciclar", explica Madalina Vlasceanu, profesora de ciencias sociales ambientales en Stanford. "Y subestima comportamientos mucho más contaminantes, como los viajes aéreos o el consumo de carne".

Las tres acciones con mayor impacto climático individual (subestimadas)

  1. Evitar vuelos en avión
  2. No adoptar perros (por su dieta carnívora)
  3. Usar energía renovable

Las acciones sobrevaloradas por su impacto climático

  • Reemplazo de bombillas
  • Reutilizar o reciclar envases
  • Lavar la ropa en frío

¿Por qué erramos tanto? En parte por las campañas de mercadotecnia que destacan acciones visibles como el reciclaje, mientras ocultamos prácticas mucho más dañinas como el consumo de carne o el uso excesivo del transporte aéreo.

"La emisión de gases de efecto invernadero es invisible, por eso no la asociamos con actividades como volar en avión", dice Jiaying Zhao, psicóloga climática de la Universidad de Columbia Británica. "Además, reciclamos casi a diario, pero volar es menos frecuente; eso lo hace menos relevante en nuestra mente".

Las mascotas también contaminan (más de lo que quisieras creer)

Adoptar un perro puede parecer una decisión benévola, pero también tiene su costo ambiental. Los perros, al ser carnívoros, demandan dietas ricas en carne, especialmente de res, lo que agrava el impacto climático. El ganado no solo emite metano (un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el CO₂ en los primeros 20 años), sino que a menudo se cría en tierras deforestadas. Eso supone un doble golpe climático: menos árboles para absorber CO₂ y más gases emitidos.

"La gente no asocia a las mascotas con el carbono, pero deberían", apunta Zhao. Ella misma tiene un perro... y tres conejos. "Puedo adoptar 100 conejos sin acercarme al impacto ambiental de un perro, porque los conejos son herbívoros".

Aviones y emisiones: el lujo de viajar cuesta caro

Según la Organización de Aviación Civil Internacional de la ONU, un solo vuelo de ida y vuelta en clase económica entre Nueva York y Los Ángeles genera unas 590 kg de emisiones de carbono por pasajero. O dicho de otro modo: anular ese vuelo equivale a:

  • No comer carne durante un año
  • No manejar un automóvil durante tres meses

Además, los vuelos liberan contrails —estalactitas de vapor— que atrapan más calor en la atmósfera. Es un impacto directo y efectivo sobre el calentamiento global.

Lo que sí importa: energía, transporte y consumo alimentario

El uso de energías renovables como la solar o la eólica reduce significativamente la huella ambiental, ya que eliminan la quema de combustibles fósiles. También se deben priorizar medios de transporte como bicicletas o coches eléctricos, e incluso cambiar la dieta: reducir el consumo de carne, especialmente de vacuno, tiene un efecto tangible. Un cambio de pequeño esfuerzo, pero de gran impacto.

"Estamos más informados que hace 10 o 20 años", añade Vlasceanu. El estudio que dirigió mostró que, tras enseñar a los participantes cuál es el verdadero impacto de sus acciones, muchos ajustaron sus intenciones. "La gente sí aprende y está dispuesta a hacer cambios más significativos".

¿Cómo conectar mejor con estos dos retos?

Curiosamente, tanto el sueño infantil como el cambio climático comparten un patrón: lo invisible suele subestimarse. Dormir mal afecta la atención, la memoria y el aprendizaje, pero no siempre es fácil de notar en el momento. De igual manera, los vuelos, las carnes y las mascotas tienen impactos tangibles que pasan desapercibidos frente a gestos visibles como separar basura.

Como padres que intentan convencer a sus hijos de dormir temprano, también debemos educarnos para tomar decisiones más conscientes por el planeta. Si podemos regular el sueño, podemos también reconsiderar ese próximo vuelo o adaptar la dieta de nuestra mascota.

“Respira hondo, todo estará bien. Solo empieza”, dice la doctora Dixon a los padres en apuros. Quizás ese consejo aplique tanto al inicio escolar como a nuestra relación con el clima.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press