Spike Lee y Denzel Washington nos llevan del cielo al infierno en ‘Highest 2 Lowest’
El maestro del cine político regresa con una reinvención moderna del clásico de Kurosawa, entre dilemas morales, hip hop y una Nueva York que respira autenticidad.
Spike Lee vuelve a la gran pantalla con una propuesta visceral que mezcla cine negro, crítica social y cultura urbana en “Highest 2 Lowest”, una reimaginación contemporánea del ‘High and Low’ de Akira Kurosawa. Con Denzel Washington como protagonista absoluto, el filme se convierte en una sinfonía del caos moderno, donde el lujo, la decadencia y la desigualdad luchan por dominar la narrativa.
Un crimen con sabor urbano
Al centro de esta historia está David King (Washington), un magnate de la industria musical de Nueva York, cuya fortuna y fama han comenzado a desvanecerse en un entorno gobernado por los likes y los virales. Su mundo personal y empresarial tambalea cuando recibe la noticia más devastadora: su hijo Trey ha sido secuestrado y el rescate exigido asciende a unos abrumadores $17.5 millones.
Spike Lee, como solo él sabe hacerlo, plantea un dilema moral que hace eco en la sociedad capitalista actual: ¿vale más el dinero o la vida familiar? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar un hombre para salvar su legado… y a su hijo?
Una estructura en dos actos: del lujo al pavimento
La película tarda en encontrar su ritmo. Durante sus primeros compases, adopta el tono de una telenovela disfrazada de drama ejecutivo, donde la opulencia del protagonista no logra disimular diálogos algo forzados y composiciones artificiales. Uno casi podría sentir que se trata de otra sátira urbana —si no fuera porque Lee tiene otras intenciones en mente.
Es en el segundo acto donde “Highest 2 Lowest” se transforma por completo y muestra sus verdaderas garras cinematográficas. Los escenarios se trasladan de penthouses con vistas al puente de Brooklyn a las calles latinas del Bronx y las estaciones del metro plagadas de seguidores de los Yankees, presentando así una Nueva York auténtica, palpitante y diversa.
En ese punto, aparece el verdadero antagonista y motor narrativo: Yung Felon, interpretado con tremenda energía por A$AP Rocky. Este joven rapero frustrado, víctima de un sistema que olvidó cómo nutrir el talento emergente, secuestra al hijo del hombre que alguna vez pudo haberlo descubierto.
Violencia lírica y enfrentamientos con ritmo de hip hop
Lo destacable del enfrentamiento entre David y Yung Felon no es solo el juego del gato y el ratón, sino la carga simbólica que Lee pone sobre la mesa: la confrontación generacional dentro de la cultura negra. Hubo un tiempo en que magnates como David escuchaban a artistas como Felon, pero ahora el ego, el dinero y el miedo los separan.
“En otra vida, te habría producido,” le dice David en algún momento a Felon, a lo que este responde: “En esta vida, solo me ignoraste.” Tal es la potencia emocional de esta narrativa, que el secuestro ya no es un simple acto violento, sino una crítica social feroz.
Una producción que derrocha el ADN de Spike Lee
Lee llena la película de sus obsesiones temáticas con una fidelidad apasionada: Nueva York sale hermosa e irregular, el deporte y la música se entrelazan en la vida cotidiana, las relaciones raciales se complejizan y los personajes se enfrentan a sus propios límites morales. Hay momentos donde la cámara se desliza entre el caos urbano con maestría barroca y la música de fondo exprime hasta la última nota de tensión en cada escena.
Claro, hay errores: los efectos visuales con pantalla verde no siempre convencen, la partitura puede resultar intrusiva y algunas líneas de diálogo parecieran forzadas. Pero si uno acepta estos pequeños tropiezos como parte del oficio de un autor que siempre dispara a múltiples frentes, el recorrido es más que gratificante.
Ilfenesh Hadera y los personajes secundarios
La crítica ha sido severa con el papel de Ilfenesh Hadera, quien interpreta a Pam, la esposa de David. Aunque su actuación es correcta, el guion no le da muchas oportunidades de brillar, enredándola en líneas vacías y motivaciones poco claras. Una lástima, pues su personaje tenía el potencial para ser mucho más que una simple esposa decorativa.
En contraste, Jeffrey Wright (como Paul, chofer de King) roba escenas con facilidad. Su búsqueda paralela de su hijo Kyle—papel interpretado por su hijo en la vida real, Elijah Wright—agrega una capa de dolor y realismo que resalta las desigualdades sistémicas: mientras King puede mover cielo y tierra por su hijo, Paul es ignorado por la policía.
Cine de autor en pleno 2024
“Highest 2 Lowest” demuestra que Spike Lee no ha perdido el pulso ni el coraje. Con una carrera que incluye joyas como “Do the Right Thing” y “BlacKkKlansman,” vuelve a mostrar por qué merece el rótulo de auteur en una época en la que ese término se regala fácilmente.
La película no alcanza las alturas de sus mejores obras, pero lo compensa con estilo, intensidad emocional y un enfoque visual que solo alguien con su experiencia puede entregar. Es un relato moderno sobre la paternidad, la ética empresarial, la musicología urbana y los pecados del olvido social.
Muchos directores jóvenes podrían aprender de Lee a contar historias que importan. Y mientras Hollywood se ahoga en secuelas sin alma, “Highest 2 Lowest” ofrece algo distinto: un enfoque penetrante, incómodo y significativo de nuestro tiempo.
¿Merece la pena verla?
Con una duración de 133 minutos y clasificada R por su lenguaje explícito y consumo de drogas, puede que no sea para todos. Pero para quienes aprecian el cine con alma e identidad, es imperdible.
La química entre Washington y A$AP Rocky en pantalla es magnética, los escenarios urbanos vibran con personalidad, y el conflicto planteado da para intensos debates. ¿Salvarías tu legado o tu sangre? Lee no da respuestas, pero formula preguntas difíciles… y eso es lo que necesitamos del cine hoy.