Bob Odenkirk: De la comedia irreverente al héroe de acción filosófico
El actor de 'Better Call Saul' regresa a los cines con 'Nobody 2', consolidando su sorprendente transformación de cómico marginal a estrella de acción madura
Bob Odenkirk es una figura compleja dentro del panorama artístico estadounidense. A sus 62 años, ha logrado cultivar un perfil polifacético que atraviesa la comedia alternativa, los dramas de prestigio y, sorprendentemente, el cine de acción. Con el estreno de “Nobody 2”, secuela del inesperado éxito de 2021, Odenkirk se reafirma como un actor que no teme desafiar y deformar sus propias etiquetas.
Una carrera que desafía las expectativas
Muchos conocieron a Bob Odenkirk en el icónico programa de sketches Mr. Show, junto a David Cross. Aquella serie, aclamada pero marginal, fue una incubadora de talentos para la comedia estadounidense. Pero Odenkirk siempre albergó una visión más amplia. Lo demostró encarnando a Saul Goodman (aka Jimmy McGill) en Breaking Bad y Better Call Saul, un rol que le valió seis nominaciones al Emmy y consolidó su estatus como actor dramático serio.
No obstante, fue en 2021 cuando sorprendió con un giro drástico: protagonizó la cinta de acción Nobody, donde interpretó a Hutch Mansell, un padre de familia con un pasado violento que resurge. La película, que se estrenó en plena pandemia, se convirtió en un fenómeno de culto por su feroz coreografía y su tono satírico.
De Saul Goodman a Hutch Mansell: ¿un mismo impulso?
En una entrevista reciente, Odenkirk reflexionó sobre el paso de Saul a Hutch:
“Pensé en el personaje de Saul. Él nunca se rinde. Lo empujan, pero siempre encuentra la forma de salir. Eso es un personaje de acción. Así que no me pareció un cambio tan grande como muchos creen.”
Este paralelismo ayuda a entender que la violencia de Hutch no es gratuita, sino una extensión de la frustración y la rabia contenida que siempre inspiraron el trabajo cómico de Odenkirk. De hecho, admitió que muchas ideas de Mr. Show nacían desde el enojo: “Esto me tiene harto, veamos cómo lo hacemos gracioso.”
“Nobody” como terapia física y emocional
En 2021, durante las grabaciones de Better Call Saul, Bob Odenkirk sufrió un infarto. Irónicamente, fue su entrenamiento físico para Nobody lo que, según los médicos, pudo haberle salvado la vida. Su rutina incluyó entrenamiento intensivo por meses, desde combate cuerpo a cuerpo hasta armas de fuego.
“Los doctores me dijeron que mi corazón apenas tenía cicatrices, algo raro considerando la gravedad del evento. Dijeron que mis venas estaban agrandadas por todo el ejercicio que había hecho.”
Pasó de subirse ocasionalmente a una bicicleta a tener el físico de un héroe de acción. ¿El resultado? Un cuerpo más preparado y una mente con nuevas preguntas existenciales.
La filosofía de un vengador con culpa
Lejos del héroe tradicional, Hutch Mansell no es un John Wick o un Jason Bourne. Es un tipo común que, al ser confrontado con su monstruo interior, decide abrazarlo. Odenkirk compara la saga con Police Story, de Jackie Chan: acción que existe sin ironía, pero con sentido del humor físico y visual.
“Quería hacer una película de acción real. Algo que mis amigos en la comedia dijeran ‘¿En serio lo hiciste?’ Ese era el chiste cósmico. Literalmente estoy haciendo un chiste al universo.”
En la secuela Nobody 2, Hutch se va de vacaciones en familia a Wisconsin Dells. Como era de esperarse, la paz no dura mucho. Sin embargo, el enfoque de Odenkirk es subversivo: en lugar de buscar enemigos genéricos, su personaje se ve forzado a examinar los daños colaterales y a enfrentarse con el hecho de que, a veces, esos “malos” también tienen vidas rotas.
¿Un héroe de acción para hombres cansados?
La tesis de Odenkirk es clara: la rabia masculina no canalizada termina en autodestrucción o violencia gratuita. Sus películas no glorifican los puñetazos, sino que los problematizan. En sus propias palabras, si se hace una tercera entrega, le gustaría que Hutch termine solo: “La moraleja sería que lo perdió todo. Esto es una adicción.”
En medio de un cine de acción hiperestilizado y superficial, Nobody se yergue como una meditación nihilista con golpes bien ejecutados. Odenkirk subvierte el género del héroe invencible al insertarse a sí mismo: un hombre común, con cicatrices internas, y una historia de redención ambigua.
La comedia, siempre presente
Aunque ahora se codee con Keanu Reeves y entrenadores militares, Odenkirk no olvida su origen. En Mr. Show, una de las escenas más recordadas es aquella donde confiesa crímenes absurdos sin cambiar de rostro, en una parodia de detectores de mentiras.
Esta habilidad para ocultar caos bajo una fachada tranquila se refleja en Hutch. Incluso en sus escenas más violentas, hay conciencia de lo absurdo del acto. Esa es la aportación única de Odenkirk: mostrar que la seriedad puede ser la forma más retorcida de humor.
Un obrero del espectáculo con responsabilidad cósmica
Su motivación no es la fama por sí misma. Odenkirk lo describe como una respuesta casi religiosa:
“Si el universo te permite tener estas oportunidades tan injustificadas y mágicas, tú tienes que estar a la altura. Yo siento una responsabilidad, casi excesiva, con cumplir.”
Tras su infarto, su perspectiva cambió. No tiene miedo de morir, pero sí teme no haberse esforzado lo suficiente. Y esa ética de trabajo es la que, desde su óptica, lo ha llevado a donde está.
La trayectoria improbable que inspira
Odenkirk representa algo más que un actor talentoso. Es un símbolo de reinvención en una industria que raramente premia a los que experimentan. Desde los márgenes de la comedia absurda, pasando por el drama de abogados y la acción sangrienta, Bob se ha reinventado sin dejar de ser él mismo.
Como diría su personaje Hutch: “You crossed the wrong guy.” Pero para Odenkirk, ese “chico equivocado” no es un villano. Es él, una fuerza cómica vestida de violencia introspectiva, que ha conquistado al Hollywood de superhéroes en su propio y peculiar estilo.