Cumbre en Alaska: ¿Paz para Ucrania o concesiones a Rusia?
Zelenskyy busca respaldo occidental mientras Trump y Putin se preparan para un encuentro decisivo que podría redibujar el mapa de Europa
Un encuentro con repercusiones globales
En un momento crítico para la geopolítica global, el primer ministro británico, Keir Starmer, recibió en Londres al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy apenas un día antes de una cumbre bilateral de alto nivel entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska. Mientras Ucrania entra en su cuarto año de guerra desde la invasión a gran escala por parte de Rusia, el mundo presta atención a posibles giros históricos que podrían derivarse de esta reunión entre potencias.
El trasfondo de estas recientes reuniones deja entrever la sombra de una posible repartición de responsabilidades geoestratégicas sin el consenso europeo, ni ucraniano. Zelenskyy y varios líderes europeos expresaron su preocupación ante un eventual acuerdo que favorezca a Moscú, dejando la integridad territorial de Ucrania en entredicho.
El papel clave de Trump: ¿defensor de la paz o facilitador de concesiones?
Durante una videoconferencia previa a la cumbre de Alaska, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump aseguró a líderes europeos —entre ellos Emmanuel Macron y Friedrich Merz— que presionará a Putin en pro de un alto al fuego en Ucrania. Sin embargo, este mismo Trump ha demostrado en el pasado un tono ambivalente hacia el conflicto, mostrando simpatía hacia el líder del Kremlin.
“Habrá consecuencias muy severas si Putin no cesa la guerra”, declaró Trump al finalizar la reunión, buscando reafirmar su rol de negociador duro. Pero detrás de palabras tan tajantes, permanece la incógnita de si estas amenazas se traducirán en acciones concretas o si sólo forman parte de una estrategia electoral.
Europa atenta pero desconfiada
En paralelo, el Reino Unido, Alemania y Francia insisten en que cualquier acuerdo de paz debe respetar la integridad territorial de Ucrania. El primer ministro británico Starmer fue enfático: “Las fronteras internacionales no pueden ni deben ser modificadas por la fuerza.”
Los países europeos integrantes de la llamada “coalición de los dispuestos” —entre ellos Francia y el Reino Unido— se preparan para garantizar condiciones de seguridad una vez logrado un acuerdo de paz. Pero esto conlleva riesgos: ¿están listos para comprometer tropas o apoyar militarmente a Ucrania durante años?
¿Una paz condicionada?
Uno de los puntos más sensibles del conflicto gira en torno a la seguridad estratégica de Ucrania. Kyiv ha exigido garantías de protección para evitar futuras agresiones rusas, algo que muchos aliados occidentales aún dudan en formalizar plenamente. Sin embargo, tras recientes conversaciones, Macron aseguró que Trump aceptó que Estados Unidos estaría dispuesto a participar en esas garantías, aunque fuera del marco formal de la OTAN.
Según Emmanuel Macron: “Hemos recibido una aclaración muy importante. Estados Unidos y todas las partes involucradas deberían formar parte de las garantías de seguridad.”
Voces ucranianas: entre esperanza y escepticismo
La población ucraniana, por su parte, mantiene expectativas bajas respecto a la cumbre en Alaska. Oleksandra Kozlova, jefa de departamento en una agencia digital de Kyiv, expresó: “Ya hemos perdido la esperanza. Demasiadas reuniones, demasiadas promesas incumplidas.”
Más duro fue Anton Vyshniak, vendedor de automóviles en la capital, quien afirmó que la prioridad actual de Ucrania debería ser preservar vidas humanas, incluso si se requieren concesiones territoriales. “Las fronteras son importantes, pero las vidas humanas son invaluables.”
Una guerra que no da tregua
Mientras las diplomacias avanzan a paso lento, la violencia sigue escalando. En la región de Sumy, un ataque ruso dejó heridos a una niña de 7 años y a un hombre de 27. También en la región de Kherson, un joven de 16 años resultó gravemente herido tras un bombardeo.
En contraataque, drones ucranianos atacaron una refinería petrolera en Volgogrado, Rusia, causando un incendio. Esta refinería —una de las principales productoras del sur ruso— ha sido blanco de múltiples ataques en los últimos meses, reflejo de una estrategia ucraniana para golpear las capacidades energéticas del Kremlin.
El Ministerio de Defensa ruso, por su parte, reportó la destrucción de 44 drones ucranianos durante la noche, incluyendo en territorios anexados como Crimea.
¿Un punto de inflexión para Ucrania y Europa?
La cumbre en Alaska no solo es crucial para Kyiv, sino también para toda Europa. El temor de ser marginados en una negociación bilateral entre Estados Unidos y Rusia es real. La posibilidad de que el conflicto se congele con líneas de control favorables a Moscú implicaría un nuevo statu quo que Europa no está dispuesta a aceptar sin ofrecer resistencia política y militar.
La situación también podría sentar un precedente nefasto para la política internacional: aceptar que un país que invade a otro por la fuerza logre consolidar sus ganancias territoriales puede animar a otros actores globales a replicar acciones similares.
Perspectivas a corto plazo
Estadísticamente, desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, más de 6 millones de personas han huido de Ucrania como refugiados (ACNUR), y se estima que al menos 14.000 civiles han muerto. Por otra parte, los costes económicos para Occidente, especialmente Europa, siguen creciendo: solo Alemania ha contribuido con más de 17 mil millones de euros en ayuda militar y económica.
El desafío actual radica en sostener la unidad de los aliados occidentales, asegurando respaldo político a largo plazo y evitando que despidos electorales como el posible regreso de Trump a la presidencia cambien el rumbo de la estrategia colectiva.
Mientras Zelenskyy recibe abrazos diplomáticos en Londres, el tablero de ajedrez global se reorganiza en Alaska. ¿Será esta cumbre el inicio de la paz o el preludio de una paz impuesta que más adelante se romperá?
Una guerra que redefine el orden mundial
La guerra en Ucrania ha redefinido el papel de Europa en materia de defensa, acelerando procesos como el rearme alemán, el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN, y la inversión récord en defensa. Incluso ha suscitado debates existenciales dentro de la Unión Europea sobre autonomía estratégica.
La decisión que emane de Alaska tendrá consecuencias no solo para Ucrania, sino para todo el futuro de la seguridad europea. Como dijo el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa: “La paz debe ser duradera y justa.”
Palabras contundentes. Pero ¿qué tan lejos están los líderes de Occidente dispuestos a ir para que eso sea una realidad?