El renacimiento de las carreteras en Carolina del Sur: del declive a un ambicioso megaproyecto vial
Bajo la dirección de Justin Powell, el Departamento de Transporte del estado se transforma con una histórica inversión de $7 mil millones y planes para enfrentar el crecimiento imparable de población
Carolina del Sur ya no es lo que solía ser. Con un crecimiento demográfico imparable y una infraestructura vial que envejece rápidamente, el estado está experimentando una revolución en sus carreteras. Al frente de esta transformación está Justin Powell, quien ha liderado un giro radical en el Departamento de Transporte (SCDOT), llevándolo de la bancarrota moral e institucional al umbral de una era moderna de movilidad.
Una década atrás: el colapso en la carretera
Hace apenas una década, las carreteras de Carolina del Sur eran sinónimo de baches, puentes inseguros y caos institucional. En 2013, el entonces secretario del Departamento de Transporte renunció tras ser detenido por conducir bajo los efectos del alcohol... a las 8 de la mañana. Bajo su mandato, describía su trabajo como "administrar el declive del sistema de carreteras del estado". Fue el tercer director que dimitía en solo dos años. Los ciudadanos no sabían si temer más a la congestión de tráfico o a la corrupción institucional.
La llegada de nuevos vientos y un cambio drástico
En 2017, todo comenzó a cambiar. La Asamblea General aprobó un histórico aumento de 12 centavos al impuesto sobre la gasolina, colocándolo en 28 centavos por galón, con la promesa de revitalizar el sistema de transporte. Esta medida impulsó el presupuesto vial de $2.7 mil millones a lo que hoy se proyecta como un gasto récord de $7 mil millones.
Justin Powell, con casi siete años en la agencia, se ha convertido en el rostro de esta transformación. Bajo su liderazgo, SCDOT ha pasado de ser una entidad desacreditada a una agencia estatal admirada incluso por sus críticos más reacios.
El megaproyecto interestatal: construyendo el futuro
Uno de los focos centrales es el plan para transformar la Interestatal 95 (I-95), eje vital del transporte Este-Sur en Estados Unidos. El proyecto, valorado en $825 millones, ampliará a tres carriles por sentido un tramo de 10 millas y reemplazará los puentes sobre el río Savannah, un embudo crítico en el tránsito interestatal con Georgia.
Pero eso es solo parte de la historia. Paralelamente:
- Se avanza en una obra de $2 mil millones en Columbia para mejorar el complejo cruce de las I-20, I-26 e I-126.
- Está en marcha otra expansión de 113 kilómetros (70 millas) de la I-26 entre Charleston y Columbia.
- Se prepara la reconstrucción del medio anillo de la I-526 alrededor de Charleston con un posible costo de $7 mil millones.
El mensaje es claro: Carolina del Sur está invirtiendo como nunca antes para ponerse al día con su auge demográfico.
Una red vial que aún lucha contra el pasado
Carolina del Sur posee uno de los sistemas viales más extensos de Estados Unidos, siendo el cuarto mayor en kilómetros mantenidos por el estado. Esto representa tres veces más carreteras que Florida, un dato sorprendente considerando que Carolina del Sur es solo el estado número 40 en extensión territorial.
Para ponerlo en perspectiva: más del 25% de todas las carreteras han sido repavimentadas en los últimos años. En contraste, hace una década, casi el 50% de la red estatal estaba en condiciones deplorables.
Además, miles de puentes construidos en los años 50 y 60 han llegado al final de su vida útil, lo que ha impulsado un programa de reemplazo masivo.
Un legado de corrupción e intereses políticos
Históricamente, el SCDOT estuvo plagado de corrupción. En 1935, el gobernador envió a la milicia estatal armada con ametralladoras a la comisión de carreteras luego que esta se negara a aceptar a sus nombrados. Durante décadas, los proyectos se distribuían como favores políticos entre legisladores y contratistas amigos.
Pero eso cambió con una nueva estructura institucional y una visión basada en los datos. Los proyectos ahora se priorizan por necesidad y no por influencia política, lo que ha hecho crecer la confianza pública.
La presión del crecimiento: una población en explosión
Carolina del Sur ha sumado 1.5 millones de nuevos residentes en los últimos 25 años. Hoy supera los 5 millones de habitantes, cuando el sistema original de carreteras interestatales se diseñó para una población de apenas 2.5 millones.
Según Powell: “Este ya no es el pequeño Carolina del Sur. Tenemos el doble desafío de mantener lo que tenemos y preparar la infraestructura para el crecimiento que sigue.”
Las quejas han cambiado. Ya no se escuchan tantos reclamos por baches o puentes obsoletos, sino preocupaciones por la congestión creciente. En ciudades como Charleston o Columbia, las horas pico se han vuelto infernales.
¿Privatización o inteligencia artificial? El debate sobre el futuro
Grupos conservadores como el Freedom Caucus han criticado al SCDOT por lo que consideran un uso ineficiente de los fondos. Proponen innovaciones como inteligencia artificial para agilizar procesos y reducir regulaciones, aunque sin detallar cómo. También sugieren transferir muchas carreteras a jurisdicciones locales.
¿Es viable? Powell no lo cree: “Nos tomó 90 años construir este sistema estatal. Nos tomaría otros 90 deshacerlo”. Para que los condados asuman la propiedad de rutas, necesitarían financiamiento, maquinaria y personal técnico capacitado. En resumen: cambiar el engranaje del sistema completo sería titánico.
Más allá del asfalto: una transformación cultural
Lo que está ocurriendo en Carolina del Sur no es solo una inversión masiva en concreto y acero: es un cambio de mentalidad. De un estado tradicionalmente rural y conservador que aceptaba la decadencia como norma, a uno capaz de planificar, ejecutar y proyectar un futuro tecnológico y moderno.
Es también un modelo de cómo una administración pública, debilitada por escándalos y déficits, puede reinventarse con una dirección clara, responsabilidad política y financiamiento estructural.
En la era en que la movilidad define la competitividad de una región, Carolina del Sur ha pisado el acelerador. Hoy sus retos son grandes, pero su determinación también lo es.