La creciente presencia militar de EE. UU. en Filipinas: ¿defensa legítima o contención estratégica contra China?
Manila refuerza lazos con Washington mientras se tensan las aguas en el mar de China Meridional
Un nuevo capítulo en la alianza EE. UU.-Filipinas
En medio de una creciente competencia geopolítica en Asia, los Estados Unidos y Filipinas están discutiendo activamente el posible despliegue de más sistemas de defensa de misiles estadounidenses en territorio filipino. Esta medida, que ha generado alarma en Pekín, se perfila como parte de una estrategia mayor para fortalecer la disuasión en áreas sensibles del mar de China Meridional, una región altamente disputada y de suma importancia económica y militar.
La conversación, revelada por el embajador filipino en Washington, Jose Manuel Romualdez, se enfoca particularmente en la posibilidad de instalar sistemas Navy Marine Expeditionary Ship Interdiction System (NMESIS) de misiles antibuques —un movimiento que puede cambiar drásticamente el equilibrio de poder en la región.
Typhon y NMESIS: tecnología de disuasión
Ya en abril del año pasado, durante ejercicios militares conjuntos, EE. UU. había desplegado el sistema Typhon en el norte de Filipinas. Este arma terrestre de medio alcance es capaz de lanzar misiles SM-6 y Tomahawk, herramientas poderosas tanto contra objetivos navales como terrestres.
En abril de este año, se trasladó un lanzador NMESIS a la provincia de Batanes, la más septentrional del país y justo al otro lado del mar respecto a Taiwán. Este acto fue recibido con fuertes protestas por parte del gobierno chino, que denunció que dicha instalación tenía por objetivo "contener el ascenso de China" y podría "desestabilizar la región". Manila, sin embargo, ha rechazado los reclamos de Pekín y ha reiterado sus derechos soberanos para decidir qué fuerzas militares pueden operar en su territorio.
China y Filipinas: ¿al borde de una confrontación?
China reclama prácticamente todo el mar de China Meridional, una vía de navegación por la que transita más de $3,4 billones en comercio anualmente, según el Asia Maritime Transparency Initiative. Vietnam, Malasia, Brunei, Taiwán y Filipinas tienen reclamos superpuestos, lo que convierte la región en una olla de presión constante. En los últimos años, los enfrentamientos entre buques chinos y filipinos, incluyendo choques y hostigamientos, se han vuelto frecuentes.
El reciente choque entre dos barcos de guerra chinos y una embarcación de la guardia costera filipina cerca del Banco de Scarborough ilustra claramente la naturaleza volátil de la situación. En respuesta, EE. UU. desplegó brevemente dos buques de guerra a la zona como parte de una "operación de libertad de navegación", lo que intensificó aún más las tensiones diplomáticas.
“Paz a través de la fuerza”: el nuevo mantra de la Casa Blanca
El secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, visitó Filipinas en marzo en su primer viaje oficial a Asia. Allí reafirmó el compromiso de Washington con la disuasión, asegurando que “la paz se logrará a través de la fuerza”. Si bien enfatizó que EE. UU. no se está preparando para una guerra, los movimientos militares y las declaraciones enérgicas indican lo contrario.
Estas acciones se enmarcan dentro de una política exterior renovada bajo el gobierno de Trump, en la que Asia vuelve a ocupar un lugar protagónico en las estrategias de seguridad nacional, especialmente frente a una China que gana protagonismo económico, militar y diplomático a pasos agigantados.
Romualdez y la diplomacia económica de la defensa
En una conferencia de inversión celebrada en Manila, Jose Manuel Romualdez hizo un llamado claro a las empresas estadounidenses. Su mensaje fue directo: cada dólar invertido en Filipinas fortalece no solo la economía filipina, sino también la capacidad de defensa conjunta con EE. UU.
“Cuando las empresas estadounidenses invierten aquí, no se trata solo de rentabilidad: se trata de sostener una alianza. Una economía filipina más fuerte significa un aliado defensivo más confiable para los Estados Unidos”, expresó Romualdez.
Además, destacó que Filipinas es una “elección natural” y una “necesidad estratégica” en el marco de la reconfiguración de las cadenas de suministro fuera de China. Estas declaraciones coinciden con los intentos del gobierno filipino por atraer inversión extranjera a sectores clave como la energía, telecomunicaciones, infraestructura y construcción naval.
¿Una nueva Guerra Fría en Asia?
Con los vientos de la rivalidad entre EE. UU. y China soplando con más fuerza que nunca, muchos analistas temen que el Indo-Pacífico pueda convertirse en el escenario de una nueva Guerra Fría regional. De hecho, el despliegue de misiles, la instalación de nuevas bases estadounidenses en Filipinas, y las frecuentes operaciones de libertad de navegación envían señales claras de que Estados Unidos busca contener a China de forma activa.
Pero para algunos expertos, esta política también entraña riesgos significativos. El analista militar de Singapur, Collin Koh, afirmó en el Straits Times: "Una presencia militar estadounidense más robusta en Filipinas aumenta el riesgo de incidentes, escaramuzas e incluso errores de cálculo con fuerzas chinas. La región se vuelve más segura por un lado, pero más frágil por otro".
El dilema de Filipinas: autonomía vs. dependencia
El presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. ha seguido una línea firme al mantener y hasta fortalecer la alianza con Estados Unidos. Pero esto no está exento de críticas desde sectores nacionalistas que consideran que el país se está convirtiendo nuevamente en una extensión militar de Washington. Filipinas, como el aliado más antiguo de Estados Unidos en Asia desde el Tratado de Defensa Mutua de 1951, sigue jugando un delicado juego de equilibrios entre potencias.
No obstante, la amenaza que representa la presencia creciente de China en aguas reclamadas por Manila, como las islas Spratly y Scarborough, ha inclinado la balanza claramente hacia una cooperación militar reforzada con Estados Unidos.
¿Qué sigue para la región?
La instalación de más misiles estadounidenses en Filipinas todavía no es un hecho, pero lo más probable es que suceda en los próximos meses. Esto aumentará la distancia entre Manila y Pekín, aunque consolidará una arquitectura defensiva que Estados Unidos considera vital para proteger sus intereses y los de sus aliados en el Indo-Pacífico.
Sin embargo, la pregunta de fondo sigue sin respuesta: ¿puede una mayor militarización de la región realmente garantizar la paz o solo aumentará las posibilidades de un conflicto abierto?
Datos clave:
- El sistema Typhon permite el uso de misiles de crucero Tomahawk con un alcance de más de 1,600 km.
- Se estima que el 90% del comercio mundial se transporta por vía marítima, y gran parte pasa por el mar de China Meridional.
- Filipinas fue colonia estadounidense hasta 1946 y ha mantenido una alianza militar continua desde entonces.
- En 2023, se ampliaron los acuerdos de acceso a bases militares para EE. UU. bajo el EDCA (Enhanced Defense Cooperation Agreement), otorgando uso parcial de al menos 9 bases filipinas.
Las decisiones que tomen Washington, Manila y Pekín en los próximos meses podrían marcar el rumbo geopolítico del Pacífico durante décadas.