La emergencia silenciosa del deshielo: Juneau y su lucha contra las inundaciones glaciares
Cómo el cambio climático amenaza cada año a esta ciudad de Alaska, forzando a sus habitantes a resistir una amenaza que no deja de crecer
Cuando el hielo se convierte en río
En una era donde el cambio climático se manifiesta con más frecuencia y violencia, pocas ciudades estadounidenses viven esta transformación de manera tan literal como Juneau, la capital del estado de Alaska. Cada verano, el deshielo del glaciar Mendenhall convierte una belleza natural en una amenaza potencial, desencadenando inundaciones glaciares impredecibles, peligrosas y devastadoras. ¿Cómo sobrevive una ciudad entera al embate anual de la naturaleza y la desidia política?Un fenómeno con nombre propio: Suicide Basin
El glaciar Mendenhall, ubicado a tan solo 19 kilómetros del centro de Juneau, recibe miles de visitantes al año por sus impresionantes vistas. Sin embargo, quienes viven cerca no lo observan con fascinación, sino con temor. Desde 2011, los residentes han aprendido a identificar un patrón: cada primavera, el deshielo llena una cuenca conocida como Suicide Basin. Esta cuenca, formada por el retroceso acelerado de otro glaciar adyacente, actúa como un embalse temporal, contenido por el hielo del Mendenhall. Cuando la presión del agua en la cuenca supera la resistencia del glaciar, este actúa como una presa rota. El resultado: una avalancha incontrolable de agua que desemboca en el lago y río Mendenhall, atravesando vecindarios y dejando a su paso destrucción.Una barrera de arena contra una catástrofe líquida
En respuesta a las crecientes amenazas, las autoridades locales, estatales y federales —incluido el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU.— se coordinaron para instalar una estructura temporal: 10,000 barreras Hesco, grandes bolsas rellenas de arena y reforzadas para contener el agua. Estas barreras, distribuidas a lo largo de 4 kilómetros del río, buscan proteger más de 460 viviendas en riesgo. No obstante, la protección tiene un precio: aproximadamente a cada propietario en la zona se le exige pagar 6,300 dólares durante 10 años para costear el 40% del proyecto. Algunos incluso fueron requeridos a desembolsar hasta 50,000 dólares adicionales para reforzar las riberas. Según Ryan O’Shaughnessy, gerente de emergencias de Juneau, esta barrera “está diseñada para durar hasta una década”, lo que permitiría buscar una solución más permanente. Pero no todos los residentes están convencidos. Un 25% formalmente objetó el proyecto.Las limitaciones de las soluciones temporales
Aunque este año, gracias a las nuevas barreras, los daños fueron menores en comparación con las inundaciones de 2022 y 2023, la amenaza no ha desaparecido. En palabras de Nate Ramsey, subdirector de obras públicas de Juneau: “Tenemos que asumir que esto será un evento anual durante muchos años más. ¿Es una barrera de sacos de arena lo mejor que podemos hacer por ahora? Tenemos que seguir buscando una solución real.” La realidad es inquietante: la cuenca de Suicide Basin parece tener cada vez mayor capacidad, y no se sabe con certeza cuál podría ser el volumen máximo de agua acumulada ni la magnitud de una eventual inundación catastrófica.El deshielo del futuro: sin glaciar, sin presa
Irónicamente, la solución final podría llegar de manera natural y devastadora. Científicos predicen que, en algunas décadas, el glaciar Mendenhall se retirará lo suficiente como para dejar de actuar como presa, eliminando así la posibilidad de una liberación explosiva de agua desde Suicide Basin. No obstante, esto no representa un final feliz. Los mismos procesos de cambio climático pueden facilitar la formación de nuevos lagos glaciares represados, con los mismos riesgos, si no mayores. Como bien señala el Brigadier General del Cuerpo de Ingenieros, Clete Goetz: “Ver el problema no es la parte difícil. La ingeniería de la solución es el desafío. Para eso estamos aquí.” El Cuerpo de Ingenieros ha asignado cerca de 5 millones de dólares para comenzar con estudios técnicos, recopilación de datos e investigaciones. Hasta ahora, ninguna solución a largo plazo ha sido aprobada oficialmente.La ciencia detrás de las inundaciones glaciares
Las “inundaciones por vaciamiento repentino de lagos glaciares” son un fenómeno conocido en glaciología como GLOFs, por sus siglas en inglés (Glacial Lake Outburst Floods). Se producen cuando un lago represado de forma natural por hielo o material morrénico (rocas y sedimentos) se libera repentinamente, soltando millones de litros de agua en cuestión de horas. Aunque globalmente esto ocurre en zonas del Himalaya, los Andes o los Alpes, Alaska se ha convertido en uno de los principales estudios de caso en EE.UU. debido a su acelerado deshielo. Desde el año 2000, ha habido más de 60 eventos similares reportados en la región conforme los glaciares se adelgazan y retroceden.Una comunidad entre la frustración y la resistencia
La perspectiva de tener que lidiar con este escenario durante años ha generado distintos tipos de reacciones entre los residentes. Ann Wilkinson Lind, vecina del río Mendenhall expresó su frustración: “No podemos seguir haciendo esto. Necesitamos un dique o una solución permanente. Esto es una emergencia que no puede esperar 10 años de estudios. Tiene que hacerse ya.” Pero mientras la ciencia avanza lentamente recolectando variables cada año y las autoridades locales se enfrentan a desafíos financieros, los ciudadanos de Juneau toman medidas por sí mismos: sistemas personales de retención de agua, seguros frente a desastres naturales y planes de evacuación familiar.¿Qué podemos aprender de Juneau?
El caso de Juneau refleja de manera escalofriante cómo los efectos del cambio climático no son abstractos ni futuros. Están presentes. Son tangibles, recurrentes y costosos. Con más de mil millones de personas viviendo en zonas costeras o cercanas a masas de agua represadas por glaciares en el planeta, Juneau puede convertirse en un espejo para otras comunidades globales. La clave estará en cómo equilibramos ciencia, financiamiento, acción política y voluntad ciudadana para evitar que escenarios como estos se repitan en lugares todavía no afectados. De momento, el río Mendenhall sigue fluyendo. Y los ojos del mundo comienzan a mirar hacia Alaska, no por sus montañas cubiertas de hielo, sino por las amenazas que empiezan a brotar de ellas. Este artículo fue redactado con información de Associated Press