La expansión de asentamientos en Cisjordania: ¿el entierro definitivo del Estado palestino?
Análisis del impacto de las recientes decisiones del gobierno israelí sobre la viabilidad del proceso de paz y la respuesta internacional ante una política cada vez más polarizante.
En un momento de máxima tensión en Medio Oriente, el anuncio del ministro de Finanzas israelí Bezalel Smotrich sobre la expansión de asentamientos en la zona E1 de Cisjordania ha reactivado un debate internacional que parecía estancado: la existencia o no de un futuro Estado palestino.
¿Qué es el área E1 y por qué es tan crítica?
La zona conocida como E1 se encuentra al este de Jerusalén, entre la ciudad y el asentamiento de Maale Adumim. Este lugar, estratégicamente situado, ha sido un punto de fricción durante décadas debido a que su urbanización podría partir en dos la Cisjordania controlada por palestinos, dificultando la creación de un territorio contiguo y funcional para un Estado palestino.
Desde el año 2000, los sucesivos gobiernos israelíes han barajado desarrollar la zona con nuevas viviendas, carreteras y servicios. Sin embargo, debido a las presiones diplomáticas, principalmente de Estados Unidos y la Unión Europea, esta expansión fue congelada en reiteradas ocasiones.
El nuevo anuncio de Smotrich
La bomba política llegó con las palabras de Smotrich el jueves pasado, cuando declaró: “Esta realidad finalmente entierra la idea de un Estado palestino, porque no hay nada que reconocer y nadie a quien reconocer.” La declaración dejó clara la postura del sector más ultranacionalista del gobierno de Israel en relación con la solución de dos Estados. Además, elogió al expresidente estadounidense Donald Trump y al embajador Mike Huckabee por haber demostrado un apoyo incondicional a las políticas de expansión israelí.
La propuesta ahora contempla la construcción de unas 3.500 viviendas, lo cual permitiría extender Maale Adumim y consolidar una zona desarrollada entre esta ciudad y Jerusalén. Aunque no se ha otorgado la aprobación final (prevista para la próxima semana), Smotrich dejó abierta la posibilidad de comenzar con el trabajo de infraestructura en los próximos meses y levantar viviendas en menos de un año.
Las reacciones: condena global e indignación social
Grupos de derechos humanos y organizaciones pacifistas reaccionaron con contundencia. Paz Ahora, una de las ONG más destacadas en Israel a favor de la coexistencia, calificó la medida como “letal para el futuro de Israel y para toda posibilidad de alcanzar una solución pacífica de dos Estados.” Además, advirtieron que la medida augura “muchos más años de derramamiento de sangre”.
La solidaridad internacional no tardó. Países como Reino Unido, Países Bajos y otras naciones europeas sancionaron recientemente a ministros israelíes por fomentar la violencia y los asentamientos ilegales. Estas acciones diplomáticas también podrían incluir restricciones a futuras colaboraciones militares y comerciales.
Palestina: sin voz ni poder de decisión
Desde la Autoridad Palestina, la respuesta ha sido de total rechazo. Con una mirada cada vez más desesperanza, denuncian que las acciones de Israel destruyen a diario cualquier vestigio de soberanía y libertad para los palestinos.
El presidente Mahmoud Abbas declaró recientemente: “Estamos presenciando la desaparición en tiempo real de lo que pudo haber sido nuestro Estado.” La comunidad árabe, liderada por países como Jordania y Egipto, también ha mostrado inquietud ante lo que muchos describen como un “apartheid territorial moderno”.
El control de la ayuda humanitaria y la militarización del socorro
Sumando al problema de los asentamientos, Israel recibió nuevas críticas tras implementar en marzo un registro obligatorio para las ONG que prestan ayuda en Cisjordania y Gaza. Organizaciones como Oxfam, Médicos Sin Fronteras y CARE acusaron al gobierno israelí de “convertir la ayuda humanitaria en un arma”.
Estos grupos sostienen que las nuevas reglas exigen listar a todos los donantes y empleados palestinos, lo que no solo pone en riesgo de represalias a los trabajadores locales, sino que también viola normas de privacidad europeas y pone en peligro la independencia de las ONG. En palabras de Bushra Khalidi, representante de Oxfam en Gaza: “Tenemos más de 2,5 millones de dólares en provisiones atrapadas por este bloqueo burocrático.”
Hambruna en Gaza: el nuevo frente de una guerra prolongada
La guerra en Gaza ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes. Según datos de la ONU, más del 80% de la población está desplazada y apenas está llegando una fracción de los camiones necesarios para distribuir alimentos y medicinas. Con la creación de la Fundación Humanitaria Gaza, respaldada por Estados Unidos e Israel, se pretendía reorganizar la distribución de ayuda, pero la comunidad internacional ha criticado su falta de neutralidad.
El experimento con esta fundación ha sido cuestionado, especialmente después de que cientos de palestinos murieran durante la entrega de provisiones. Las agencias de la ONU, que tradicionalmente se encargaban del reparto, han rechazado los escoltas militares propuestos por Israel, destacando su compromiso con la neutralidad.
Grecia y Europa: epicentro de las protestas
El rechazo internacional también se ha visto reflejado en las calles. En Grecia, un país turístico muy frecuentado por israelíes, las protestas se han intensificado. Esta semana, cientos de manifestantes bloquearon el puerto del Pireo para impedir el desembarco de cruceristas israelíes, entre quienes, según denuncias, había militares fuera de servicio.
Markos Bekris, uno de los organizadores de la protesta, afirmó: “Tienen las manos manchadas de sangre. No deberían estar aquí.” Las movilizaciones han encontrado respaldo entre partidos de izquierda que exigen al gobierno griego suspender sus lazos comerciales y militares con Israel.
Un paso más hacia la anexión definitiva
Todo este panorama se inscribe dentro de una narrativa más amplia, promovida por figuras como el primer ministro Netanyahu, quien recientemente reafirmó su apego a la visión del “Gran Israel”. Este concepto, defendido por ciertos sectores religiosos y nacionalistas, postula el control israelí no solo sobre Cisjordania, sino también sobre territorios históricos en Jordania y Siria.
La pregunta que queda flotando es: ¿cuánto más puede resistir la idea de una solución de dos Estados? La viabilidad de Palestina como nación autónoma se desvanece entre muros, asentamientos, restricciones administrativas y violencia latente.
Mientras tanto, el mundo observa, condena con palabras, pero aún no reacciona con la contundencia necesaria para detener una política que, en los hechos, avanza hacia una anexión total sin reconocimiento internacional.
Datos clave y cifras
- 3.500 viviendas fueron anunciadas como parte del plan de expansión de Maale Adumim en el área E1.
- Desde marzo, la mayoría de las ONG no han podido pasar ni un solo camión con ayuda a Gaza debido a las nuevas reglas impuestas por Israel.
- Más de 30.000 personas han muerto en Gaza desde que se intensificó el conflicto en octubre, según cifras de autoridades palestinas y organizaciones humanitarias.
- La seguridad alimentaria está en máximo riesgo: el Programa Mundial de Alimentos estima que 1,1 millones de gazatíes sufren niveles críticos de hambruna.
El futuro de la región se tambalea entre la expansión territorial y la extinción de esperanzas. La comunidad internacional enfrenta una encrucijada histórica: o actúa con decisión, o acepta la narrativa israelí de un territorio indivisible, a costa del sueño palestino.