Sudán al Borde del Colapso: Cólera, Guerra Civil y una Crisis Humanitaria Devastadora
Mientras el conflicto armado se intensifica, los brotes de enfermedades, el colapso sanitario y desplazamientos masivos empujan a millones hacia la desesperación en Darfur
Una crisis sanitaria sin precedentes en Sudán
Durante las últimas semanas, un desastre humanitario de proporciones alarmantes está alcanzando su punto más crítico en Sudán, particularmente en la región de Darfur. Según Médicos Sin Fronteras (MSF), el país vive su peor brote de cólera en años, agravado por la ruptura del sistema sanitario y el conflicto bélico que azota la nación desde abril de 2023.
En tan solo una semana, la enfermedad ha matado a 40 personas y ha infectado a más de 2,300 ciudadanos. Desde el inicio del brote en julio de 2024, se han reportado 99,700 casos sospechosos y más de 2,470 muertes relacionadas con el cólera, una enfermedad causada por agua y alimentos contaminados, generalmente controlable con medidas básicas de higiene y tratamientos médicos accesibles.
Darfur: la región más golpeada
La situación ha sido descrita como catastrófica, especialmente en Tawila, en el estado de Darfur del Norte, donde las instalaciones sanitarias han colapsado. El hospital local, diseñado para albergar a 130 pacientes, ha recibido más de 400 enfermos de cólera, obligando al personal a tratar a muchos de ellos directamente en el suelo.
Según funcionarios de Naciones Unidas, aproximadamente 380,000 personas han huido a Tawila escapando de la violencia desatada en El Fasher, la capital de Darfur del Norte. Esa concentración de desplazados ha generado un ambiente propicio para la propagación del cólera debido a la insalubridad, la escasez de agua potable y la falta de infraestructura sanitaria adecuada.
Guerra civil y colapso nacional
La raíz de gran parte del sufrimiento de la población sudanesa se encuentra en el conflicto armado que estalló en abril de 2023 entre el ejército sudanés, bajo el mando del general Abdel Fattah al-Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar liderado por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como “Hemedti”. Esta lucha armada ha causado más de 40,000 muertes y ha desplazado a más de 12 millones de personas, convirtiéndola en una de las peores crisis de desplazamiento interno del mundo.
Las áreas más afectadas son las regiones de Darfur y Kordofán, donde la violencia ha escalado a niveles alarmantes. El 12 de agosto, según informes de MSF, RSF atacó el campo de desplazados de Abu Shouk, cerca de El Fasher, asesinando a 40 personas e hiriendo a al menos 19.
Cólera: una enfermedad de la pobreza
La Organización Mundial de la Salud ha calificado al cólera como una “enfermedad de la pobreza”, ya que se propaga principalmente en comunidades sin acceso a agua limpia y condiciones sanitarias adecuadas. Aunque la enfermedad es tratable con soluciones de rehidratación y antibióticos, puede ser mortal en cuestión de horas si no se trata a tiempo.
Durante el inicio de la epidemia, se impulsaron varias campañas de vacunación que lograron éxitos temporales, pero la intensificación del conflicto y los desplazamientos masivos han impedido su sostenibilidad. Las condiciones de higiene en los campamentos improvisados son alarmantes y han contribuido a nuevas oleadas de contagios.
Campañas de vacunación insuficientes
En respuesta al brote, se ha implementado una campaña de vacunación de 10 días en Jartum, la capital del país, pero los expertos advierten que estas acciones están lejos de detener el avance de la epidemia si las causas estructurales —como el agua contaminada y el colapso de los sistemas sanitarios— no se abordan de inmediato.
La representante de Médicos Sin Fronteras en el país ha advertido:
“Estamos viendo un colapso catastrófico del sistema de salud en muchas regiones. La combinación del cólera, desplazamientos masivos, violencia extrema y hambruna inminente es una tormenta perfecta que amenaza con volverse incontrolable”.
El impacto humanitario: estadísticas desgarradoras
- Más de 12 millones de desplazados internos desde abril de 2023.
- 99,700 casos sospechosos de cólera registrados desde julio de 2024.
- 2,470 muertes documentadas relacionadas con la enfermedad.
- El hospital de Tawila con capacidad para 130 personas ahora atiende a más de 400 pacientes.
- La mitad de los centros de salud del país están fuera de servicio, según la OMS.
¿Dónde está la comunidad internacional?
Mientras muchos países y organizaciones concentran recursos hacia conflictos en Europa o Medio Oriente, la tragedia en Sudán ha recibido escasa atención internacional. Las organizaciones humanitarias como MSF y la ONU continúan haciendo llamados urgentes para el envío de ayuda humanitaria, acceso seguro a las víctimas y el cese inmediato de las hostilidades.
Desde Noruega hasta México, múltiples naciones han pedido una mayor intervención internacional, no solo para atender la crisis sanitaria, sino también para impulsar una solución diplomática al conflicto civil. Sin embargo, los esfuerzos se ven obstaculizados por la fragmentación política interna y la desconfianza entre las facciones enfrentadas.
Una población al límite: hambre, enfermedad y desamparo
Además del brote de cólera, millones de sudaneses enfrentan una crisis alimentaria sin precedentes. Las cadenas de suministro han colapsado, y las cosechas han sido arrasadas por el conflicto. Según declaraciones del Programa Mundial de Alimentos (WFP), más de 18 millones de personas están en riesgo de inseguridad alimentaria aguda.
La combinación de cólera, violencia armada, falta de alimentos y desplazamiento forzado representa un devastador cóctel de miseria humana que no da señales de mitigar.
Voceros del horror: testimonios de los afectados
A través de reportes de campo y entrevistas recogidas por ONGs, las voces de quienes han sobrevivido emergen con fuerza:
“Perdí a mi hija de 7 años por cólera. No teníamos medicamentos, ni agua limpia. Solo enterramos su cuerpo y seguimos caminando.” — Fátima, desplazada de El Fasher.
“MSF nos dio sales para rehidratación, pero eran demasiados enfermos. Veíamos morir personas en el suelo del hospital. Algunos por el cólera, otros también de hambre.” — Médico voluntario en Tawila.
¿Futuro sin esperanza?
Sin un alto al fuego inmediato y una intervención significativa y sostenida por parte de la comunidad internacional, Sudán se enfrenta a un escenario sombrío. La lucha por el poder entre militares y paramilitares ha degenerado en una guerra prolongada, donde la población civil es la mayor víctima.
Si no se toman acciones urgentes, lo que hoy es una emergencia de salud pública podría convertirse en una de las peores catástrofes humanitarias del siglo XXI.