¿Dónde quedó el cambio? El informe 'Make America Healthy Again' decepciona a los defensores de la salud pública
La esperada estrategia de Robert F. Kennedy Jr. como Secretario de Salud propone más estudios en lugar de medidas contundentes contra pesticidas, alimentos ultraprocesados e inactividad
Una promesa de revolución en la salud pública… sin revolución
Cuando Robert F. Kennedy Jr. fue nombrado Secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, muchos esperaban un giro radical en las políticas de salud pública del país. Su trayectoria como activista crítico de los productos químicos agrícolas, los alimentos ultraprocesados y los medicamentos prescritos había alentado la esperanza de que llegaría un nuevo enfoque combativo y reformista.
Sin embargo, el borrador del informe Make America Healthy Again (MAHA), obtenido por algunos medios y aún no publicado oficialmente por la Casa Blanca, parece ofrecer más estudios y campañas de concientización que medidas concretas. Para muchos, es una amarga decepción.
¿Qué propone el documento?
El borrador del informe MAHA identifica cuatro principales factores de riesgo responsables de las enfermedades crónicas en EE.UU.:
- Pobre alimentación
- Exposición a químicos
- Falta de actividad física
- Uso excesivo de medicamentos
Estos factores, sin duda, son pilares fundamentales de la crisis sanitaria estadounidense. Sin embargo, en lugar de anunciar políticas agresivas para contrarrestarlos, el informe propone en su mayoría estudios adicionales, campañas educativas y sugerencias de reformas opcionales.
Las expectativas eran altas
Durante años, Kennedy fustigó públicamente el uso de pesticidas como el glifosato, señalando estudios que lo vinculaban con enfermedades como el cáncer o afectaciones inmunológicas. También fue uno de los críticos más vocales sobre el papel de los alimentos ultraprocesados en la epidemia de obesidad y diabetes que sufre el país, con más del 42% de los adultos obesos según datos de los CDC (2020).
En ese sentido, su nombramiento generó grandes expectativas entre madres preocupadas por la alimentación infantil, conservadores interesados en reducir el poder de las farmacéuticas y liberales comprometidos con un sistema alimentario sostenible.
No obstante, el informe no propone nuevas regulaciones sobre ingredientes dañinos ni restricciones significativas al uso de pesticidas. En cambio, busca restaurar la "confianza" en ellos a través de campañas de concientización.
La presión del lobby agrícola
Desde su anuncio, el informe fue seguido con cautela por la industria agrícola. En particular, el gremio temía una ofensiva contra el uso de herbicidas y el jarabe de maíz de alta fructosa, uno de los aditivos más comunes y dañinos del sistema alimentario estadounidense.
A pesar de estos temores, el informe parece haber sido edulcorado para evitar enfrentamientos con dichos sectores. De hecho, Calley Means, uno de los asesores de Kennedy, incluso llamó a construir lazos con las grandes empresas agrícolas en lugar de enfrentarlas, lo que provocó cierto desconcierto entre los seguidores del movimiento MAHA.
“No vamos a ganar si los cultivadores de soja y los agricultores de maíz se convierten en nuestros enemigos”, afirmó Means.
Recortes presupuestarios: un obstáculo insalvable
Otro gran problema es la falta de recursos. El informe recomienda estudiar a fondo cuestiones como la calidad del aire, los efectos de las vacunas, el autismo, la nutrición o el uso de fármacos. Pero lo hace justo en un momento en que el gobierno de Trump ha propuesto recortes del 40% al presupuesto del Instituto Nacional de Salud (NIH).
Además, el presupuesto recientemente aprobado eliminó $1,000 millones destinados a compras de alimentos locales para bancos de alimentos y escuelas. Así, propuestas del informe como mejorar las comidas escolares y hospitalarias parecen más ilusiones que políticas factibles.
Kari Hamerschlag, de la organización Friends of the Earth, lo resumió así:
“Este informe no va a transformar nuestro sistema alimentario ni va a lograr que la población sea más saludable. Necesitamos invertir en las recomendaciones si queremos que tengan impacto.”
Más preguntas que respuestas
El informe también ha generado polémica por su enfoque en aspectos controversiales como las lesiones por vacunas y el autismo. Estos temas, que han sido ampliamente debatidos y desmentidos por la comunidad científica, aparecen como objetos de nuevos estudios propuestos, lo que puede alimentar teorías conspirativas y crear incertidumbre innecesaria.
Además, la falta de claridad sobre qué versión del informe es la definitiva añade más confusión. Desde la Casa Blanca, el portavoz Kush Desai se negó a confirmar la validez del borrador filtrado, afirmando que “hasta que el informe sea publicado oficialmente, cualquier documento debe ser considerado como literatura especulativa”.
El peso del simbolismo sin resultados reales
Robert F. Kennedy Jr. ha simbolizado por años una lucha contra lo que percibe como una colusión entre grandes corporaciones y agencias de gobierno. Pero en su rol de funcionario público, su primer gran proyecto no ha estado a la altura de su retórica combativa.
Las enfermedades crónicas, como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2, representan el 90% de los $4.1 billones que Estados Unidos gasta cada año en atención médica (CDC). Esta crisis no puede resolverse con meras campañas educativas o estudiando lo que ya se sabe desde hace décadas.
¿Un giro estratégico o una oportunidad perdida?
Algunos comentan que Kennedy pudo haber optado por una estrategia conciliadora detrás de bambalinas para lograr avances progresivos sin desencadenar una guerra frontal con las grandes corporaciones ni con los intereses políticos que dominan el Congreso.
Pero otros lo ven como una oportunidad perdida. La implementación de políticas alimentarias más estrictas, regulaciones sobre pesticidas y subsidios a alimentos frescos podrían tener un impacto real en millones de personas. No es una cuestión de falta de conocimiento, sino de voluntad.
¿Puede Kennedy recuperar la confianza de sus seguidores con futuras acciones concretas o su legado quedará marcado por esta primera decepción?
Una salud pública en espera
A falta de respuestas contundentes, la salud de los estadounidenses sigue a la espera de una transformación que nunca llega. Mientras tanto, los supermercados seguirán llenos de productos altamente procesados, los campos seguirán rociados con químicos bajo campañas de "confianza" y los niños seguirán consumiendo comidas escolares lejos de los estándares nutricionales ideales.
En palabras del experto en recursos hídricos J.B. Hamby sobre un tema completamente distinto – la crisis del río Colorado – pero que bien podría aplicar aquí: “No podemos seguir reaccionando crisis tras crisis. Se necesita un nuevo marco, flexible y visionario”.
Lo mismo podemos decir del estado de la salud pública en Estados Unidos. Y tristemente, ese marco aún no ha llegado.