El devastador costo humano del cambio climático: inundaciones arrasan Pakistán e India

Lluvias torrenciales, deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas dejan cientos de muertos y rescatistas al límite mientras la crisis climática empuja a la región a su límite

Las intensas lluvias que azotaron recientemente a Pakistán e India controlada por Cachemira han dejado un rastro de muerte, destrucción y desesperación. Con más de 360 muertos en Pakistán desde junio y al menos 60 víctimas mortales en Chositi, Cachemira india, la catástrofe demuestra con crudeza cómo el cambio climático pone en jaque a millones en el sur de Asia.

Un verano letal: cifras trágicas

Las lluvias monzónicas, habituales en la región, han sido excepcionalmente intensas este año. Desde el 26 de junio, más de 360 personas han muerto en Pakistán debido a incidentes relacionados con las lluvias, en su mayoría mujeres y niños, según indicaron autoridades locales. Solo en las últimas 24 horas, 49 personas murieron y más de 1,300 turistas tuvieron que ser rescatados en el noroeste montañoso.

En India, el pequeño pueblo montañoso de Chositi, ubicado en el distrito de Kishtwar, fue arrasado por una “tormenta súbita” o cloudburst el pasado 14 de agosto de 2025, dejando al menos 60 muertos y más de 300 personas rescatadas. De los desaparecidos no se sabe cuántos fueron arrastrados por las aguas desbordadas.

¿Qué es un 'cloudburst'?

El cloudburst es un fenómeno meteorológico que ocurre con gran frecuencia en regiones montañosas y se traduce en lluvias extremadamente intensas en un corto período de tiempo (más de 100 mm en una hora). Estas lluvias superan la capacidad de absorción del suelo y provocan inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra devastadores.

Expertos del World Weather Attribution determinaron en un estudio reciente que el cambio climático causó un 10% a 15% más de lluvias entre el 24 de junio y el 23 de julio de este año en la región, lo que agrava el impacto de fenómenos naturales como estos.

Gilgit-Baltistán: colapso de rutas y crisis hídrica

La región de Gilgit-Baltistán en Pakistán, hogar de glaciares que surten el 75% del agua almacenada del país, ha sido uno de los escenarios más golpeados por las inundaciones. Desde principios de julio, múltiples avalanchas y desbordes glaciares han afectado la Carretera del Karakórum, esencial para el turismo y el comercio con China.

Las autoridades han emitido alertas por el creciente riesgo de inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares (GLOF), un fenómeno que ocurre cuando el agua acumulada por el derretimiento de un glaciar rompe el dique natural que la contiene, liberando enormes cantidades de agua y escombros montaña abajo.

Desarrollo descontrolado y daño ambiental

En el caso de India, no es solo la precipitación la responsable de la tragedia. Diversos expertos han advertido que el desarrollo urbano sin control y la construcción de proyectos hidroeléctricos han alterado peligrosamente el ecosistema montañoso de Cachemira.

Organizaciones ambientales señalan que proyectos en Kishtwar, como represas y túneles, contribuyen a debilitar la estructura geológica y exponen a las comunidades a efectos devastadores cuando ocurren eventos extremos.

Los cloudbursts han existido siempre en el Himalaya, pero la urbanización sin planificación y las alteraciones humanas han amplificado su letalidad”, indica el climatólogo indio Anand Kumar en una entrevista para The Hindu.

Turismo en riesgo

El desastre en Chositi se produjo durante la peregrinación hindú anual a un santuario a 3,000 metros sobre el nivel del mar. Con más de 200 peregrinos en una cocina comunitaria en el momento en que las aguas arrasaron el área, la tragedia fue inevitable.

Además de decenas de viviendas destruidas, un número importante de vehículos y motocicletas fueron arrastrados o sepultados. Las fotos en redes sociales muestran lavadoras junto a automóviles volcados y casas reducidas a escombros.

A causa del desastre, las autoridades suspendieron la peregrinación y crearon puentes improvisados para evacuar a los sobrevivientes bloqueados por el lodo y escombro.

El dilema del rescate

La respuesta a estos eventos ha sido rápida, pero limitada frente a la magnitud de la catástrofe. En Chositi, las operaciones de rescate tuvieron que suspenderse durante la noche, reanudándose al amanecer. Más de 50 personas resultaron gravemente heridas, muchas extraídas de un arroyo cubierto de lodo y roca.

En Pakistán, rescatistas del Servicio de Emergencias 1122 evacuaron a 1,300 turistas en el valle Siran, distrito de Mansehra. La logística ha sido ardua debido a la perturbación total de caminos y redes de comunicación.

Asif Ali Zardari, presidente de Pakistán, emitió un comunicado expresando su consternación por las muertes, instando a acelerar los esfuerzos de asistencia y reconstrucción.

¿Puede evitarse otra tragedia?

La región del sur de Asia —y especialmente las zonas montañosas— enfrentan desafíos enormes frente al cambio climático. A medida que las temperaturas globales aumentan, también lo hacen los riesgos de incidentes como cloudbursts, sequías, desbordes glaciares y erosión masiva.

Según datos del Banco Mundial, se espera que el sur de Asia enfrente más de 200 millones de desplazados climáticos para 2050 si no se mitigan los efectos del calentamiento global.

Se habla de medidas como:

  • Infraestructura resiliente a inundaciones y deslizamientos.
  • Evacuaciones y planes de emergencia rápidos con participación comunitaria.
  • Control sostenible del turismo en zonas de alto riesgo.
  • Reforestación activa y protección de cuencas hidráulicas.
  • Revisión de planes urbanos y obra civil en zonas montañosas.

Una emergencia global reflejada localmente

Las catástrofes en Pakistán e India no son “hechos aislados” o simplemente desastres naturales mal gestionados. Son, sobre todo, efectos directos de una crisis climática global que aún no ha recibido toda la atención y acción necesaria.

Lejos de las conferencias internacionales y promesas lejanas de reducción de emisiones, los habitantes de regiones como Gilgit-Baltistán o Chositi experimentan año tras año cómo sus vidas, patrimonio y futuro están al filo de una catástrofe. Esta vez fueron 60, 360, quizá más. ¿Cuántas más necesitamos para actuar?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press