Cumbre en Alaska: el regreso de Putin al escenario occidental y la postura ambigua de Trump en la guerra en Ucrania

La visita del presidente ruso a Estados Unidos marca un punto de inflexión en las relaciones geopolíticas, mientras Trump parece alinearse con la narrativa del Kremlin

Un recibimiento con alfombra roja y cazas estadounidenses sobrevolando

El reciente encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska ha suscitado una ola de comentarios, críticas y análisis alrededor del mundo. Fue la primera visita de Putin a Estados Unidos en una década y la primera que realiza a un país occidental desde que Rusia invadió Ucrania en 2022. Esta cumbre, inesperadamente celebrada en Anchorage, simbolizó algo más que un simple encuentro diplomático: representó una victoria estratégica y simbólica para el Kremlin.

Recibido entre sonrisas, apretones de manos y una alfombra roja mientras aviones de combate estadounidenses surcaban los cielos, Putin fue tratado como un invitado de honor, ignorando por completo la orden de arresto internacional que pesa sobre él desde 2023, emitida por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra.

Rompiendo el aislamiento y cambiando el guion

Para el presidente ruso, esta reunión supuso una validación de su visión del mundo: ha roto el aislamiento diplomático impuesto por Occidente y regresó a la esfera de influencia. Como indicó el exembajador británico en Rusia, Laurie Bristow, “la cumbre no produjo nada para Trump y entregó a Putin casi todo lo que quería”.

El hecho de que Putin fuera recibido sin cuestionamientos y con muestras de respeto permitió a Rusia proyectar una imagen de normalidad y poder. Medios oficiales rusos celebraron la recepción “llena de pompa” y comentaron que Putin fue tratado con el “máximo respeto”.

Trump, elogioso y complaciente

Donald Trump, por su parte, elogió a Putin calificando a Rusia como la “gran potencia número 2 del mundo”, en un gesto que muchos interpretaron como una forma de equiparar nuevamente a Estados Unidos y Rusia como polos equivalentes del poder global. Esta narrativa contradice el esfuerzo de las administraciones previas por aislar al Kremlin tras su agresión en Ucrania.

Lo más significativo fue que Trump pareció abandonar su esfuerzo anterior por lograr un alto el fuego como paso inicial hacia la paz. En lugar de eso, comenzó a pronunciarse a favor de un “Acuerdo de Paz” total, repitiendo un viejo lema del Kremlin, que busca consolidar los avances territoriales sin cesiones previas.

El lenguaje del Kremlin resuena en Washington

En su red Truth Social, Trump afirmó que después de conversar con Zelenskyy y líderes europeos, “todos” coincidieron en que avanzar directamente hacia un acuerdo de paz es mejor que un cese al fuego temporal. Las autoridades europeas no confirmaron dicha afirmación. Para muchos analistas, esto es una clara señal de alineamiento retórico con Moscú.

Este cambio de enfoque favorece a Rusia, que se ha opuesto repetidamente a los altos al fuego antes de un acuerdo integral. Putin ha insistido en que Ucrania debe ceder cuatro regiones parcialmente ocupadas y Crimea, así como renunciar a unirse a la OTAN y reducir su ejército, condiciones inaceptables para Kiev.

Cambios estratégicos: ¿victoria táctica para Rusia?

El analista Neil Melvin, del Royal United Services Institute, opinó que “Putin llegó a la cumbre con el objetivo principal de detener cualquier presión sobre Rusia para acabar con la guerra, y lo ha logrado”.

Desde el punto de vista de Moscú, la reunión fue un éxito absoluto: ganó tiempo en los frentes de batalla, logró reconocimiento internacional y vio cómo una potencia occidental comenzaba a adoptar su propia narración del conflicto.

Alexandra Prokopenko, exasesora del Banco Central de Rusia y ahora analista en Carnegie Russia Eurasia Center, afirmó en X (anteriormente Twitter): “Es una importante victoria táctica para Putin”, ya que le da a Moscú margen para reorganizarse y fortalecer sus posiciones.

Las amenazas de Trump que jamás llegaron

Durante los días previos a la cumbre, Trump había advertido sobre “graves consecuencias” si Moscú no detenia su ofensiva. Incluso sugirió aplicar sanciones secundarias al petróleo ruso vendido a países como India, lo cual podría golpear duramente los ingresos del Kremlin. Sin embargo, una vez concluida la reunión, esas amenazas se evaporaron.

En una entrevista televisiva posterior, al ser consultado sobre dichas sanciones, Trump respondió: “No necesito pensar en eso ahora. Quizá lo vea en dos o tres semanas”. Una respuesta que genera más preguntas que respuestas, y demuestra su disposición a dilatar acciones que había prometido enfáticamente.

La carga de la responsabilidad se traslada a Zelenskyy

Otro aspecto clave del viraje político de Trump fue su insinuación de que ahora es responsabilidad de Zelenskyy concretar un acuerdo. Para Fiona Hill, exasesora de seguridad nacional sobre Rusia durante su primera presidencia, “Trump quiere cerrar de una vez este conflicto, y sólo presionará a Kyiv, no a Moscú”.

Hill añadió que Trump “piensa en este conflicto como una transacción inmobiliaria” donde presionará a Ucrania para aceptar condiciones desfavorables con tal de acabar con el conflicto durante su mandato. Zelenskyy se reunirá próximamente con Trump en la Casa Blanca y, según ambos mandatarios, se considerada una cumbre trilateral con Putin, aunque el Kremlin ha negado que eso se discutiera en Alaska.

Propaganda y avances en el campo de batalla

Mientras se celebraba la cumbre bajo un decorado de “Búsqueda de la Paz”, en el terreno las tropas rusas continuaban su ofensiva. Moscú reportó la captura de nuevas localidades en Donetsk y Dnipropetrovsk, aunque Ucrania no confirmó estas pérdidas.

El Ministerio de Defensa ruso afirmó haber tomado Kolodyazi en Donetsk y Vorone en Dnipropetrovsk. Las zonas de Pokrovsk y Kostiantynivka, baluartes aún bajo control ucraniano en regiones que Rusia reclama, están bajo presión sostenida de artillería y drones.

La noche posterior a la cumbre fue particularmente intensa: Rusia lanzó un misil balístico y 85 drones, de los cuales Ucrania interceptó 61, según su fuerza aérea. Las regiones fronterizas de Sumy, Donetsk, Dnipropetrovsk y Cherníhiv fueron objeto de bombardeos constantes.

El impacto de la cumbre en la narrativa global

Para muchos diplomáticos y analistas occidentales, el evento en Alaska simboliza una peligrosa legitimación del régimen ruso. Además, podría marcar un punto de inflexión en la presión internacional conjunta que se había construido tras la invasión de Ucrania.

En un contexto en que la población ucraniana sigue resistiendo con valentía y las fuerzas armadas combaten con recursos limitados, cumbres como esta otorgan al enemigo exactamente lo que busca: el tiempo y la legitimidad suficiente para consolidar sus conquistas.

El politólogo francés Peer de Jong lo resume así: “El sobrevuelo de los cazas estadounidenses fue tanto una muestra de poder como un gesto de bienvenida... casi una presentación ante un amigo”.

Putin bien podría regresar a Moscú proclamando “misión cumplida”. Mientras tanto, Ucrania y su pueblo siguen pagando el alto precio de la diplomacia fallida.

Fuentes clave:

  • Carnegie Russia Eurasia Center
  • Royal United Services Institute (RUSI)
  • BBC Mundo, El País, Le Monde, entrevista Fox News
Este artículo fue redactado con información de Associated Press