La Última Danza: El Fin del Gathering of Nations y su Conversión en Espectáculo Comercial

Tras 43 años, uno de los powwows más grandes de América del Norte concluirá en 2026, generando debate sobre la apropiación cultural, la comercialización y la preservación de tradiciones indígenas.

Una Despedida Anunciada

El Gathering of Nations —reconocido como el powwow más grande de América del Norte— marcará su última edición en 2026 tras 43 años de historia. El anuncio fue hecho por los organizadores mediante sus canales de redes sociales y correo electrónico, sin explicar públicamente los motivos detrás de esta decisión. El cartel oficial del evento para 2026 contiene un simple pero poderoso mensaje: “The Last Dance” (“La última danza”).

Esta decisión ha resonado con fuerza en comunidades indígenas, amantes de la cultura nativa americana y miles de asistentes que cada año se daban cita en Albuquerque, Nuevo México. Desde su creación, el powwow ha sido una de las celebraciones culturales más vibrantes del continente, reuniendo a bailarines, músicos, artesanos y observadores de más de 500 tribus tanto de Canadá, Estados Unidos como de otros rincones del mundo.

La Esencia de un Powwow

Para muchos, el Gathering of Nations ha sido una ventana hacia las expresiones más profundas de la identidad indígena. Uno de los momentos más icónicos del evento es la gran entrada, donde cientos de bailarines irrumpen en la arena vestidos con ropajes tradicionales llenos de color, plumas, cintas y campanas, al ritmo de los tambores que retumban como el latido de una nación.

Además del baile, el evento destaca por rituales como la coronación de Miss Indian World, desfiles ecuestres donde se premia tanto la destreza del jinete como el arte elaborado en los atuendos de los caballos, y mercados con obras de orfebrería, textiles y objetos ceremoniales hechos 100% a mano por artesanos indígenas.

Comercialización vs. Tradición

No obstante, este evento masivo no ha estado exento de críticas. Algunas voces dentro de las propias comunidades nativas han alertado sobre la posible comercialización excesiva de estas tradiciones. En particular, las competencias de baile y tambor con premios monetarios y la existencia de stands comerciales han sido señaladas como mecanismos que podrían restarle autenticidad espiritual al powwow.

Un líder tribal citado en eventos pasados argumentó: “Necesitamos tener cuidado de no confundir lo ceremonial con lo turístico. Cada vez que el dinero entra, algo se pierde”. Estas declaraciones reflejan una batalla continua: ¿cómo hacer sostenible un evento cultural masivo sin ceder a la presión del espectáculo?

Los organizadores han defendido la estructura económica del powwow, explicando que los recursos recaudados se destinan directamente a cubrir los costos logísticos del evento, que incluye la renta del recinto, luces, sonido, seguridad, permisos municipales, y apoyo a los participantes.

El Impacto Real del Gathering of Nations

Indiscutiblemente, la influencia positiva del Gathering of Nations ha sido inmensa. Según cifras de la Oficina de Turismo de Nuevo México, más de 75,000 personas asisten al evento cada año. Esto ha impulsado el turismo en Albuquerque y ha servido como un foro para dar visibilidad a culturas que históricamente han sido marginadas.

Además, el impacto educativo es significativo. Diversas escuelas aprovechan el evento para traer a sus estudiantes y conocer de primera mano las culturas indígenas. Muchos afroamericanos, asiáticos, latinos y visitantes internacionales también asisten para entender mejor las raíces y realidades de los pueblos originarios de América.

¿Por qué termina ahora?

Uno de los factores no confirmados pero posibles del final del powwow podría estar relacionado con el uso futuro de los terrenos donde se lleva a cabo el evento. Desde 2017, el powwow se celebra en los recintos feriales estatales de Nuevo México, los cuales podrían estar sujetos a un plan de rediseño urbano llevado a cabo por las autoridades del estado. Esto pondría en jaque la continuidad del evento en dicho espacio.

Pero otros especulan que, además de lo logístico, hay un cansancio operativo. Organizar un evento de esta magnitud año tras año requiere financiamiento, cientos de voluntarios, negociaciones políticas y alianzas con patrocinadores. La presión ha sido constante para mantener un balance entre el respeto por las tradiciones y la necesidad de sostener económicamente la producción del evento.

La aparición de powwows comunitarios

Frente a esta incertidumbre, muchas comunidades han optado por fortalecer powwows locales y comunitarios, más pequeños pero con un enfoque más íntimo y espiritual. Estos eventos no tienen sponsors grandes, ni shows espectaculares; sin embargo, representan una forma más pura de conectarse con los ancestros, narrativas orales, medicina tradicional y el danzante como símbolo de resistencia cultural.

En palabras de la historiadora indígena Winona LaDuke: “En nuestras ceremonias, no bailamos para entretener. Bailamos por la lluvia, por la sanación, por los que ya no están con nosotros”.

La Dificultad de Separar Espectáculo y Cultura

Uno de los principales desafíos que enfrenta la cultura indígena en el siglo XXI es la línea cada vez más difusa entre el espectáculo cultural y la práctica tradicional. Con la explosión en redes sociales, muchos participantes del powwow comparten videos profesionales de sus danzas —algunos incluso monetizan con ello— lo que ha abierto un nuevo camino para la difusión pero también ha traído debates.

  • ¿Dónde está el límite entre celebrar la cultura e instrumentalizarla?
  • ¿Pueden eventos como el Gathering of Nations existir sin perder la espiritualidad?
  • ¿Debe adaptarse la cultura para sobrevivir en plataformas como Instagram o TikTok?

Estas preguntas son extremadamente relevantes para las nuevas generaciones indígenas, que buscan defender sus raíces al tiempo que se desplazan en un mundo regido muchas veces por la imagen y el consumo instantáneo.

El Legado del Gathering of Nations

A pesar de las críticas, el Gathering of Nations dejará una huella irreversible. Ha sido una llamada de unidad panindígena sin precedentes. Ha inspirado a otras ciudades a organizar sus propios powwows. Ha permitido que muchos jóvenes indígenas vean sus danzas, lenguas y trajes como algo valioso, hermoso y digno de conservarse.

En 2026, cuando suene el último tambor sobre la arena de Albuquerque, no será solo la despedida de un evento. Será también un llamado a reconectarse con las raíces, a reivindicar lo espiritual sobre lo comercial, y a reencontrarse como pueblos ancestrales en busca de su propio viaje cultural.

Tal vez, más que el final, esto marca una transformación. El paso del powwow comercial hacia el retorno de una espiritualidad compartida entre las naciones indígenas del continente.

“There Comes a Time”

La frase utilizada por los organizadores —“There comes a time”— resuena de forma simbólica. Porque sí, llega un momento en que todo ciclo debe cerrarse, pero también otro en que empieza a escribirse una nueva historia. El Gathering of Nations puede terminar como evento, pero su eco cultural seguirá reverberando bajo cada pluma, cada tambor y cada paso danzado por los pueblos originarios de América.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press