El Papa Leo XIV y su visión de la caridad: un domingo con los pobres en Castel Gandolfo

La jornada del pontífice con personas sin hogar y voluntarios de Caritas revela su compromiso profundo con los más vulnerables

Una misa diferente en el corazón del Lazio

Este domingo, el Papa Leo XIV ofreció una imagen entrañable y poderosa del espíritu de su pontificado: celebró una misa especial para personas sin hogar y voluntarios de la organización humanitaria Caritas en el santuario de Santa María della Rotonda, en Albano Laziale, cerca de su residencia veraniega en Castel Gandolfo.

Alrededor de 110 personas participaron en este acto inusual pero profundamente significativo. Muchos eran parte de los programas sociales de Caritas, como albergues o clínicas, y otros eran voluntarios que dedican su tiempo a los más necesitados.

Un mensaje de humildad e igualdad

Durante su homilía, el Papa rompió las barreras tradicionales entre el que da y el que recibe. Leo alentó a todos los presentes a no hacer distinciones: “Animo a no distinguir entre quienes asisten y quienes son asistidos, entre quienes parecen dar y quienes parecen recibir, entre quienes se ven pobres y quienes sienten que tienen algo que ofrecer”.

Este mensaje resuena con fuerza dentro de una Iglesia que desde hace décadas intenta redefinir su papel ante los retos sociales del siglo XXI. Con sus palabras, Leo subrayó que todos los seres humanos, independientemente de su situación económica o social, comparten la misma dignidad.

Del Perú al Vaticano: un pontífice marcado por la misión

Leo XIV, nacido Robert Prevost, pasó gran parte de su vida en Perú, primero como misionero agustino y más tarde como obispo. Su legado en este país sudamericano está marcado por el activismo social y una fuerte cercanía con los pobres.

Durante la pandemia de COVID-19, fue muy activo en la creación de comedores y refugios para migrantes, así como en la recolección de fondos para la instalación de plantas de oxígeno. No es de sorprender que su papado tenga un enfoque firme en los valores de solidaridad, caridad y justicia social.

“El fuego de la caridad nos reúne hoy aquí”, proclamó durante su homilía, reflejo de una espiritualidad comprometida con la acción concreta.

Un almuerzo entre hermanos

Tras la ceremonia, Leo XIV no regresó a su residencia privada, sino que compartió un almuerzo con sus invitados en el Borgo Laudato Si’, un centro de educación ambiental del Vaticano ubicado dentro de los jardines de la villa papal de Castel Gandolfo. Este espacio, inspirado en la encíclica de 2015 del Papa Francisco sobre el cambio climático, se convierte ahora en un símbolo de "ecología integral", tanto social como ambiental.

El menú fue preparado por caterings locales e incluyó platos emblemáticos de la cocina italiana: lasaña, berenjenas a la parmesana y ternera asada. De postre, se sirvieron ensalada de frutas y un dulce especial llamado "Dolce Leone", en homenaje al papa.

Más allá de la misa: la verdadera misión cristiana

Este tipo de encuentros no son actos aislados ni simbólicos vacíos. Tienen un eco dentro de una Iglesia que busca volver a sus raíces evangélicas, donde la atención a los excluidos era una máxima primordial.

Con este tipo de acciones, Leo XIV define una línea clara: no basta con orar por los pobres, hay que estar con ellos, compartir la mesa, los espacios y las preocupaciones. Una Iglesia "en salida", como propuso Francisco, pero también una Iglesia que se arrodilla ante los más humildes, como hizo Jesús al lavar los pies de sus discípulos.

Una nueva etapa del pontificado

Desde que fue elegido, Leo XIV ha marcado un tono calmado y poco polémico, una continuidad con respecto a Francisco pero con su estilo propio. A los 100 días de su papado, algunos analistas eclesiásticos destacan esta nueva etapa como una más serena pero altamente pastoral.

Según Vatican News, su enfoque está generando consenso interno en la Curia gracias a su sencillez, cercanía y claridad doctrinal. Su pasado como misionero y su cercanía con América Latina también lo posicionan como una figura estratégica para una Iglesia cada vez más global.

El eco político de sus gestos

En un contexto mundial donde abundan conflictos políticos, guerras y migraciones forzadas, cada gesto del Papa tiene una lectura más allá del plano eclesial. Compartir la mesa con personas pobres no es solo un acto de compasión; es también una declaración simbólica contra las desigualdades estructurales que atraviesan sociedades enteras.

Como recordaba el teólogo Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la teología de la liberación: “La opción por los pobres es mucho más que una consigna: es una forma de vivir el Evangelio”.

Una Iglesia más humana, menos institucional

El modelo de cercanía que representa el Papa Leo XIV evidencia una Iglesia que se esfuerza por ser menos burocrática y más relacional. Su acción recuerda la frase de San Ignacio de Loyola: “El amor se debe poner más en las obras que en las palabras”.

En tiempos en donde la religión enfrenta múltiples retos —desde la secularización hasta la pérdida de credibilidad institucional—, momentos como el de este domingo pueden ser pequeñas revoluciones silenciosas.

Al final del día, el mensaje queda claro: todos somos pobres ante los ojos de Dios, y es precisamente esa verdad la que nos hace iguales.

Con esta misa y este almuerzo, Leo XIV no solo ofreció un acto de liturgia. Ofreció un acto de humanidad profunda.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press