Las ciudades más seguras de lo que crees: el contraataque de los alcaldes afroamericanos ante la narrativa de Trump
Mientras Trump declara zonas urbanas como ‘peligrosas’, los datos y los alcaldes revelan avances históricos en la reducción del crimen
“La narrativa de que nuestras ciudades están fuera de control no se sostiene con los datos.” Con esa contundente frase, Van Johnson, alcalde de Savannah y presidente de la Asociación de Alcaldes Afroamericanos, resume una postura cada vez más firme de varios líderes urbanos en Estados Unidos frente al discurso del expresidente Donald Trump.
Una ofensiva política en clave racial
En agosto de 2025, Trump ordenó un despliegue sin precedentes de fuerzas federales, incluyendo 800 miembros de la Guardia Nacional, en Washington D.C., con la justificación de que el crimen estaba fuera de control. Su declaración fue acompañada de amenazas de intervenciones similares en otras ciudades como Baltimore, Chicago, Oakland y Los Ángeles.
El denominador común entre estas ciudades: todas tienen alcaldes afroamericanos o están lideradas por demócratas. Según Johnson, esta coincidencia “no le pasó por alto a ningún miembro de nuestra organización”.
Lo que dicen los números
Los alcaldes señalan que Trump ignora u oculta deliberadamente datos verificables que demuestran progresos significativos en la lucha contra la violencia urbana:
- Chicago ha registrado una disminución del 30% en homicidios y casi un 40% en tiroteos en los últimos 12 meses.
- Los Ángeles reportó una caída del 14% en homicidios entre 2023 y 2024.
- Baltimore vio una reducción histórica en asesinatos y tiroteos no fatales, además de una disminución del 20% en robos de autos en 2023.
- Oakland celebró un descenso del 21% en homicidios y una baja del 29% en crímenes violentos en el primer semestre de 2025.
- Washington D.C., blanco directo de Trump, ha mostrado una reducción sostenida del crimen violento desde el pico post-pandemia en 2023, según los datos oficiales de su policía metropolitana.
Modelos de seguridad comunitaria
Lejos de ser una coincidencia, estos resultados reflejan un cambio de paradigma en cómo los líderes urbanos están abordando la violencia.
En Baltimore, desde 2021, con la implementación del Plan Integral de Prevención de la Violencia, se ha priorizado un enfoque de salud pública con programas de intervención comunitaria, atención a víctimas del crimen y prevención juvenil.
En Oakland, la creación del Departamento de Prevención de la Violencia en 2017 ha sido esencial. Se colabora con organizaciones locales y se invierte en servicios de respuesta a crisis, alejándose de modelos punitivos y orientados exclusivamente a la represión.
Estos modelos siguen la lógica de que la violencia se combate no solo con más patrullas, sino con oportunidades, atención social y participación ciudadana.
“Lo que estamos haciendo está funcionando”
Nicole Lee, directora ejecutiva de Urban Peace Movement en Oakland, subraya el rol de las organizaciones comunitarias: “Queremos reconocer todo el trabajo que nuestra red de aliados está haciendo tras la pandemia para construir seguridad real en nuestras comunidades.”
Lee alertó que un despliegue militar como el que propone Trump podría revertir estos avances: “Genera un clima de miedo y refuerza la criminalización de nuestras comunidades.”
Militarización vs colaboración federal
El alcalde de Savannah, ex agente de policía, distingue entre el apoyo federal legítimo y la intervención militar: “Hay una diferencia entre ayudar con investigaciones interestatales o combatir el tráfico de armas, y poner tropas en la calle.”
La preocupación también se extiende a posibles medidas como toques de queda juveniles, que según Lee, “no resuelven nada y solo criminalizan a los jóvenes de color.”
¿Una maniobra electoral disfrazada de seguridad?
A ojos de muchos de estos alcaldes y sus comunidades, las acciones de Trump responden más a una estrategia política que a una necesidad real de seguridad. Brandon Scott, alcalde de Baltimore, fue directo: “Está usando el crimen como una cuña divisoria y como un mensaje racial disfrazado.”
Scott denunció también una reducción federal de más de $1 millón de dólares en fondos destinados a programas locales de prevención de la violencia. Mientras tanto, Trump apuesta por reforzar la imagen de un presidente fuerte que “rescata a ciudades peligrosas”.
Bowser y la resistencia legal
Muriel Bowser, alcaldesa de Washington D.C., se encuentra en el centro de la tormenta. Ha caminado una línea fina entre colaborar con los federales y criticar la intervención, que calificó de “una toma de poder performativa”.
La tensión subió de nivel cuando su administración presentó una demanda intentando bloquear la intervención. Mientras tanto, agentes de diversas fuerzas federales patrullan el National Mall y otras zonas bajo justificaciones tan vagas como “embellecimiento” o “control del tráfico”.
Un patrón preocupante
Este tipo de intervenciones simbólicas y altamente visibles, critican los expertos, suelen ignorar causas estructurales del crimen: pobreza, falta de acceso a la educación y desempleo.
En el pasado, estrategias similares durante la “guerra contra las drogas” o los años de “tolerancia cero” han fracasado al aumentar la criminalización de comunidades afroamericanas sin generar cambios duraderos.
Mayores preparados para resistir
A pesar del contexto adverso, los alcaldes afroamericanos muestran resiliencia. Johnson lo resume así: “Los alcaldes negros somos hijos de la lucha. Aprendimos a adaptarnos rápido y creo que lo haremos nuevamente.”
Frente a la retórica del miedo, las cifras y los resultados empiezan a hablar por estos líderes. Las ciudades que representan están reduciendo el crimen sin necesidad de tanques, sino con servicios, oportunidades y respeto mutuo.
¿Qué sigue para estas ciudades?
Mientras se espera cómo avanza la demanda liderada por Bowser, y si Trump cumple su amenaza de intervención masiva en otras urbes, los alcaldes continúan ampliando sus alianzas con agencias federales, ONGs y sus comunidades.
Y lo hacen con una claridad demoledora, como lo expresó la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass: “Esto no tiene nada que ver con seguridad y todo que ver con espectáculo político.”
La historia reciente demuestra que, lejos de enredarse en falsas narrativas, estos líderes están marcando el camino hacia una nueva noción de seguridad: colaborativa, humana y anclada en la justicia social.