Balaceras, redadas y política: El choque de California con la migración y la ley federal

Un operativo en San Bernardino se convierte en símbolo del enfrentamiento entre políticas santuario y autoridades migratorias federales

Un disparo que enciende la polémica

Un suceso ocurrido en la mañana de un sábado en el condado de San Bernardino, al este de Los Ángeles, reavivó el eterno conflicto entre las autoridades migratorias federales y las políticas santuario del estado de California. Durante un operativo que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) describió como una “acción de cumplimiento dirigida”, un agente federal disparó contra un vehículo en movimiento tras un aparente intento de fuga del conductor.

Lo que inicialmente fue una parada migratoria se convirtió en una serie de eventos confusos y tensos que incluyeron la ruptura de ventanillas del automóvil, disparos no letales y una posterior confrontación entre la familia del conductor y las fuerzas de seguridad. La narrativa ha sido doble: por un lado, DHS asegura que el conductor lesionó a dos agentes con su vehículo, por otro, defensores de derechos migratorios denuncian una acción excesiva y traumática de parte de los agentes federales.

Los hechos: ¿Qué pasó realmente?

Todo comenzó poco antes de las 9 de la mañana. El conductor, un hombre de 43 años originario de México, reside en EE.UU. desde hace 23 años, aunque sin estatus migratorio legal. En su automóvil lo acompañaban su hijo de 18 años y su yerno de 23, ambos ciudadanos estadounidenses. Según la versión ofrecida por la familia y respaldada por Javier Hernández, director ejecutivo de Inland Coalition for Immigrant Justice, el hombre se negó a bajar la ventanilla porque los agentes, con máscaras y ropa táctica con la leyenda “POLICE”, no se identificaron de forma clara.

La situación escaló rápidamente: los agentes rompieron las ventanas del vehículo, el conductor aceleró, se escucharon tres disparos mientras los ocupantes grababan parte del incidente. El video no muestra que algún agente fuese atropellado, lo que pone en duda la justificación de “legítima defensa” para el uso de arma de fuego señalada por DHS. Los disparos no hirieron a nadie.

¿Quiénes eran los agentes?

Si bien los agentes usan chalecos con la leyenda “POLICE”, muchos civiles ignoran que eso incluye a oficiales migratorios. La falta de una clara identificación contribuyó al miedo y sospecha del conductor. El hijo del hombre llegó a preguntarle al agente: “¿Qué quieren?”, previo a que estallara la violencia.

Reacción y protección estatal

Luego del tiroteo, el conductor llamó al Departamento de Policía de San Bernardino alegando que hombres enmascarados lo habían detenido, roto su vidriera y le dispararon. Los policías locales acudieron a su vivienda, hablaron con él y se retiraron sin arrestarlo. ¿La razón? La Ley de Valores de California, que limita la colaboración de las fuerzas locales con autoridades migratorias federales a menos que exista una orden judicial.

Horas después, agentes federales llegaron a la vivienda de la familia, pero no pudieron ingresar, ya que no presentaron una orden judicial. Esto generó una manifestación popular frente a la casa y una nueva intervención de la policía local para contener a la multitud. Hasta la fecha, DHS no ha aclarado si continúa la búsqueda del conductor.

DHS contra California: ¿Un problema legal o político?

Las declaraciones del Departamento de Seguridad Nacional fueron contundentes contra las autoridades locales: “Esta decisión imprudente se tomó a pesar del rechazo absoluto del individuo a cumplir y de lesionar a dos agentes federales. Es otro ejemplo trágico de las políticas pro-santuario de California que protegen a criminales en lugar de a las comunidades.”

Esta retórica no es nueva. Desde la administración de Donald Trump, las ciudades y estados denominados “santuarios” —que limitan la cooperación con ICE y otras ramas migratorias federales— han sido blanco de críticas ferozmente políticas. Mientras el DHS asegura que sus operativos son necesarios para la seguridad nacional, los activistas afirman que estas acciones aterrorizan a comunidades enteras de indocumentados.

Radiografía del conflicto migratorio en California

  • California es hogar de más de 2 millones de inmigrantes indocumentados (Pew Research, 2021).
  • En 2018, el estado promovió y aprobó la Ley de Valores de California (SB 54), que impide a las policías locales colaborar directamente con ICE sin orden judicial.
  • Los arrestos por operativos migratorios aumentaron un 40% en el sur de California entre 2017 y 2019, de acuerdo a un informe de UCLA.
  • Tras la llegada de Biden a la Casa Blanca, el enfoque en deportaciones se centró en migrantes con antecedentes penales graves, reduciendo las detenciones de “baja prioridad”.

Sin embargo, aún con ese cambio, los “operativos dirigidos” como el de San Bernardino continúan y generan tensiones jurídicas, éticas y sociales entre los distintos niveles gubernamentales.

El componente humano: comunidades en alerta

Más allá del espectáculo político y judicial, este tipo de incidentes deja cicatrices profundas en familias y vecindarios enteros. Javier Hernández lo resume así: “No es solo sobre una persona, es sobre romper el tejido de una comunidad que ya vive en constante miedo. Es inaceptable que se use fuerza letal contra personas cuyos supuestos crímenes son administrativos.”

La criminalización del inmigrante indocumentado—al menos aquellos sin antecedentes penales—es un tema central y controversial. Las imágenes de agentes armados, niños llorando, y puertas que tiemblan ante embestidas federales son más que metáforas: son el día a día de miles de familias latinas.

Leyes santuario vs. mandato federal: ¿Quién manda?

Legalmente, la Constitución establece que la ley federal predomina sobre la estatal, pero sin cooperación local es muy difícil para agencias como ICE operar con eficacia. California, siguiendo el fallo de varias cortes, sostiene que su policía no está obligada a notificar a ICE sobre individuos detenidos ni mucho menos a participar en arrestos sin órdenes judiciales.

Este encaje imperfecto provocó numerosas batallas legales durante la presidencia de Trump, quien amenazó con recortar fondos federales a las llamadas “jurisdicciones santuario”. Sin embargo, varias cortes federales fallaron a favor de California, protegiendo su autonomía para gestionar su política policial interna (caso *City and County of San Francisco v. Trump*, 2018).

Un precedente para años futuros

Más que un “incidente aislado”, lo ocurrido en San Bernardino puede marcar una pauta. DHS lo considera ejemplo de “resistencia impropia a la autoridad”, mientras que activistas lo interpretan como “una defensa legítima de derechos civiles fundamentales”. Es una lucha por la narrativa tan importante como por el terreno legal.

Mientras tanto, las preguntas siguen: ¿Por qué el DHS no presentó una orden judicial? ¿Cuál es el protocolo para el uso de armas en paradas migratorias? ¿Qué tipo de entrenamiento tienen los agentes para responder a supuestas amenazas sin identificación adecuada?

¿Qué sigue?

Con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte, temas como inmigración, redadas y políticas de santuario volverán al centro del debate. Trump y sus aliados legislativos están impulsando una redistritación nacional para impactar estratégicamente la representación demócrata en estados como California. El enfrentamiento migratorio, por tanto, es más que legal: es profundamente político.

Mientras no haya reformas migratorias integrales, estas batallas se seguirán librando en las calles, juzgados y cámaras legislativas. En medio, millones de vidas quedan marcadas por decisiones ajenas a su control directo.

Y todo empezó con un “¿Qué quieren?”, pronunciado detrás de un parabrisas astillado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press