DEVO: El legado punk que predijo la distopía moderna
Más que un one hit wonder, la historia detrás de la banda que desafió al capitalismo desde el arte y la música en un traje de plástico rojo
La revolución empieza con un sombrero rojo
Para muchos, DEVO es sinónimo de los excéntricos sombreros rojos en forma de pirámide que usaban durante sus presentaciones. O del video de “Whip It”, una pieza visualmente estrafalaria que se transmitía insistentemente por MTV. Pero el nuevo documental de Netflix titulado simplemente “DEVO”, dirigido por Chris Smith, expone que esta banda visionaria de Ohio fue mucho más que un producto curioso de la New Wave de los años 80: fueron genios artísticos con una profunda crítica contra el sistema.
El filme, que se estrena esta semana, combina imágenes de archivo, entrevistas inéditas y comentarios de leyendas como David Bowie, Iggy Pop y Neil Young, para reconstruir la historia de un grupo que, en palabras de su cofundador Gerald Casale, fue “trivializado y encasillado”.
Del duelo universitario al manifiesto artístico
El corazón de DEVO se formó en el campus de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, lugar tristemente célebre por la masacre de 1970, donde la Guardia Nacional asesinó a cuatro estudiantes que protestaban contra la guerra de Vietnam. Entre los testigos estaban Gerald Casale y Mark Mothersbaugh, futuro cofundador y vocalista del grupo.
Ese evento sangriento marcó profundamente a los músicos, encendiendo en ellos un fuego creativo lleno de crítica social. Convirtieron ese trauma en arte y adoptaron un enfoque anti-establishment y anti-capitalista. Su concepto central giraba en torno a una teoría provocadora: la devolución.
“Estábamos viendo un mundo que era lo opuesto al futuro idealizado que se nos prometió en los '50 y '60. Lo que vimos fue regresión”, dice Casale en el documental.
¿Qué es la de-evolución?
DEVO no solo propuso el término, sino que lo personificó con cada detalle de su estética: trajes industriales, movimientos robóticos, y rostros ocultos con máscaras de plástico. También tomaron inspiración del arte de vanguardia como el Dadaísmo, de Andy Warhol y del expresionismo alemán, especialmente el film “Metropolis” de Fritz Lang.
Su crítica apuntaba hacia el conformismo social, la deshumanización en masa, y la pérdida de pensamiento crítico. En un contexto de posguerra y sobre todo con la llegada de Ronald Reagan al poder, DEVO se volvió un baluarte incómodo para la industria musical, que quería vender “sexo, drogas y diversión”, no filosofía universitaria mezclada con sintetizadores.
Más que “Whip It”
La canción más conocida de la banda, “Whip It”, fue inspirada por la compleja novela "El Arcoiris de la Gravedad" (“Gravity’s Rainbow”) del escritor Thomas Pynchon. Irónicamente, la canción fue malinterpretada como un himno festivo cuando, en realidad, era una burla directa al machismo conservador del gobierno de Reagan.
El videoclip de “Whip It” fue un ataque camuflado hacia la cultura pop dominante. Si bien su ritmo pegajoso lo hizo popular, las imágenes —cowboys, actitudes agresivas, erotismo absurdo— pretendían detonar una reflexión política, no provocar risas o bailes.
La música como vehículo, no como fin
“Teníamos un enfoque meta”, declara Casale, “La música era solo un elemento entre varios. Era una capa dentro de una cosmovisión mucho más amplia que incluía diseño gráfico, cine, arte plástico, teoría política…”.
Entre sus obras más subversivas está “Beautiful World”, un video que contrasta belleza y destrucción: imágenes de familias sonrientes se intercalan con escenas reales de violencia policial, atentados y miembros del Ku Klux Klan. Lo inquietante es que el tono de la canción es alegre, como para disfrazar la incomodidad que provoca. La ironía como arte.
La incomprensión del mainstream
A pesar de ganarse presentaciones en Saturday Night Live y entrevistas con David Letterman, DEVO siempre tuvo dificultades para hacer que los medios entendieran su mensaje principal. “Nadie quería oírnos hablar sobre la dualidad de la naturaleza humana y los peligros del pensamiento grupal”, lamenta Casale.
Tal vez por eso fueron etiquetados como raros, como una broma visual. Pero DEVO era un proyecto transmedia antes de la era digital: fusionaban videoarte, performance, crítica social y melodía electrónica.
Herederos espirituales del punk intelectual
“Nosotros éramos punk de verdad”, declara sin tapujos Gerald Casale. “Significa cuestionar a la autoridad ilegítima y mantenerte fiel a tu visión”.
Aunque no gritaban con guitarras distorsionadas como los Sex Pistols o The Clash, DEVO compartía el ADN de lo punk: ser una resistencia cultural. En entrevistas posteriores han señalado a agrupaciones como Rage Against the Machine y System of a Down como quienes portan su legado de crítica política en la música actual.
La esperanza en pleno siglo XXI
Hoy, DEVO sigue activo, con planes de salir de gira junto a The B-52’s en “The Cosmic De-Evolution Tour” desde septiembre hasta noviembre de este año. Casale y Mothersbaugh ven con optimismo renovado el hecho de que su audiencia ahora incluye a jóvenes que descubren su música a través de redes sociales.
“Vemos gente que se parece a nosotros, con cabello gris. Pero también hay muchos niños”, comenta Mark Mothersbaugh. “Y eso solo puede ser gracias a que tienen un aparato en la mano que a veces utilizan para su beneficio”, en referencia a los smartphones.
Después del apogeo de DEVO, sus integrantes continuaron aportando a la cultura pop desde otras trincheras: Mothersbaugh ha compuesto música para películas y series como Pee-Wee’s Playhouse, La Vida Acuática con Steve Zissou, Rugrats y Hello Tomorrow!. Casale, por su parte, se convirtió en director de videos musicales y comerciales complejos, sin renunciar a su estilo provocador.
DEVO: más relevante que nunca
En plena era de TikTok, algoritmos manipuladores y desinformación, el mensaje de DEVO sobre “la atrofia de la lógica y del pensamiento crítico” resuena con fuerza, casi profético. Ver este documental hoy es un espejo incómodo, no solo musicalmente, sino sociopolíticamente.
El propio Casale lo resume: “Siempre intenté ser optimista, que la de-evolución podría ser corregida y que nuestro mensaje ya no sería necesario… pero lamentablemente, es más real que nunca”.
“DEVO”, disponible en Netflix, es más que un repaso biográfico: es una llamada de atención disfrazada de sintetizadores, trajes absurdos y humor satírico. Una obra que nos invita, incluso 40 años después, a pensar fuera del molde (de plástico rojo).