El asesinato de Eunice Dwumfour: un crimen que sacudió la fe, la política y la comunidad
El caso de la pastora y concejala de Nueva Jersey asesinada a tiros por un exmiembro de su congregación revela tensiones dentro de comunidades religiosas y políticas afroamericanas
Un crimen que estremeció a Nueva Jersey
El 1 de febrero de 2023, la pastora y concejala Eunice Dwumfour fue asesinada a tiros en su vehículo al llegar a su residencia en Sayreville, Nueva Jersey. Las balas retumbaron no solamente en la comunidad local, sino a nivel nacional, debido a la singularidad del caso que atravesaba distintos ejes: religión, política y comunidad afrodescendiente.
Dwumfour, de 30 años, era madre, líder religiosa y activista política. Nacida en Nueva Jersey pero profundamente vinculada a Nigeria a través de su labor eclesiástica, formaba parte de una nueva generación de líderes comunitarios religiosos que combinaban la fe con el servicio público. Su asesinato abrió interrogantes no sólo sobre los motivos detrás del crimen, sino sobre las tensiones internas en entornos religiosos inmigrantes y cómo estas interactúan con contextos políticos complejos.
¿Quién era Eunice Dwumfour?
Dwumfour se había casado recientemente con un pastor en Abuja, Nigeria, y regresaba de un tiempo fuera para retomar sus labores como concejala municipal en Sayreville. Era pastora activa en Champions Royal Assembly, una iglesia nigeriana de orientación carismática con presencia internacional, e impulsaba su propia organización cristiana llamada Fire Congress Fellowship.
Destacaba por su implicación con la juventud, con mujeres inmigrantes y su labor comunitaria. Su elección como concejala fue también un símbolo del auge de líderes afrodescendientes y religiosos dentro del espectro político más conservador en Estados Unidos. Eunice había ganado su puesto como republicana en un condado controlado tradicionalmente por demócratas.
El asesino: ¿quién es Rashid Ali Bynum?
Rashid Ali Bynum, de 31 años, fue arrestado y posteriormente condenado por el asesinato. La historia entre ambos se remonta a su tiempo compartido en Virginia. Según fiscales, Bynum fue iniciado por Dwumfour en el movimiento Fire Congress Fellowship y era un miembro entusiasta. Vivió con ella y su hija en algún momento, y luego se mudó a Nueva Jersey en un aparente intento de continuar su trayectoria espiritual.
Sin embargo, algo fracturó esa relación. Aunque el motivo del asesinato nunca fue esclarecido en su totalidad, evidencias apuntan a disputas internas en el entorno de la iglesia. Bynum, tras abandonar el círculo, regresó a Sayreville y asesinó a Dwumfour con 14 disparos, según reportaron las autoridades.
«No sabemos todavía el ‘por qué’, pero la forma, la cercanía, y la cantidad de disparos, sugieren una explosión irracional de emoción. Fue personal», señaló un investigador del condado a The New York Times.
La condena: prisión de por vida
En junio de 2025, un jurado condenó a Rashid Ali Bynum tras un juicio que duró un mes. Fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El abogado defensor, Michael Ashley, ha señalado que apelarán la decisión argumentando la falta de evidencia directa que vincule a su cliente con el crimen. Sin embargo, la fiscalía presentó pruebas circunstanciales, grabaciones de cámaras de seguridad, registros telefónicos, y testimonios que resultaron convincentes para el jurado.
Fe y política: el doble filo en la vida de Dwumfour
Dwumfour representaba una intersección poco habitual: era pastora pentecostal y a la vez funcionaria electa ligada al Partido Republicano. En un clima político estadounidense donde la religión evangélica es a menudo malinterpretada como homogénea y “blanca”, su presencia desafiaba múltiples estereotipos.
El politólogo Reggie McDaniel señala: «Hay un surgimiento de figuras afroamericanas religiosas en la derecha estadounidense, y eso incomoda tanto a sectores liberales como conservadores tradicionales». Para muchos, la voz de Dwumfour era disruptiva, en especial cuando defendía causas como el antiabortismo o hablaba contra políticas educativas inclusivas, desde una perspectiva cristiana y minoritaria.
Su asesinato fue leído, por algunos círculos conservadores, como un ataque ideológico. Pero la sentencia muestra que el crimen responde más a conflictos personales y comunitarios que a motivaciones políticas explícitas.
Comunidades religiosas y conflictos internos
El caso también abre un debate necesario sobre el funcionamiento interno de ciertas organizaciones religiosas, especialmente aquellas que operan en diásporas inmigrantes. La iglesia Champions Royal Assembly ha estado bajo cuestionamientos anteriores por su estructura jerárquica y dinámicas de poder.
El hecho de que Dwumfour alojara a miembros de su congregación en su hogar no es infrecuente en iglesias carismáticas afrolatinas y africanas, donde las fronteras entre lo espiritual, lo familiar y lo comunitario se difuminan. Ese modelo, sin embargo, puede facilitar dinámicas de dependencia, control e incluso resentimiento silencioso.
Expertos en religión inmigrante como la profesora Mercy Obasi de la Universidad de Temple explican: “En estas iglesias, la pastora tiene un nivel de autoridad tremendo. Si alguien es expulsado o siente que fue manipulado espiritualmente, esa herida puede ser profunda.”
Impacto y legado
El asesinato de Eunice Dwumfour dejó una huella imborrable. Diversas organizaciones comunitarias, tanto religiosas como civiles, han erigido monumentos vacíos, vigilias anuales y becas en su memoria. En Sayreville, una calle fue recientemente renombrada como Dwumfour Way en su honor.
Su historia pone en primer plano las complejidades de ser mujer, negra, inmigrante, conservadora y figura pública al mismo tiempo. Mostró la existencia de nuevas dinámicas de poder dentro de comunidades emergentes en EE.UU., donde las tensiones raciales, religiosas y de género se cruzan con desafíos específicos como el desarraigo y la reconstrucción identitaria.
¿Puede evitarse un nuevo caso parecido?
Sin una investigación más profunda sobre las condiciones que llevaron a este crimen, es difícil trazar políticas de prevención. Pero el caso genera varias propuestas:
- Monitoreo riguroso y externo de las actividades de iglesias carismáticas.
- Acceso a recursos de salud mental dentro de comunidades inmigrantes religiosas.
- Protección institucional para figuras públicas, especialmente mujeres negras en roles políticos-religiosos.
Al final, lo ocurrido con Eunice Dwumfour no fue solo un caso de violencia individual, sino la confluencia de muchas estructuras sociales profundamente desequilibradas. Tras su muerte, la conversación sigue viva. Y si su legado logra encender esa reflexión en cientos de congregaciones similares, entonces quizás, su espíritu siga predicando.