Kim Jong Un redobla su apuesta nuclear: ¿carrera armamentista o señal de debilidad?

El líder norcoreano supervisa su destructor más avanzado mientras amenaza con una expansión rápida de su arsenal nuclear en plena tensión con EEUU y Corea del Sur

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La península coreana vuelve a ser epicentro de preocupación geopolítica mundial. Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, ha reforzado su retórica belicista al condenar duramente los ejercicios militares conjuntos entre Corea del Sur y Estados Unidos, y anunciar una expansión "rápida y radical" de sus capacidades nucleares. Este anuncio se produce mientras supervisa el avance del destructor Choe Hyon, el buque de guerra más sofisticado del país, que se espera esté completamente operativo el próximo año.

Un conflicto congelado que reaviva su llama

Vale recordar que la Guerra de Corea (1950-1953) concluyó con un armisticio, no un tratado de paz, lo que hace que técnicamente Corea del Norte y Corea del Sur sigan en guerra. Desde entonces, la península ha sido uno de los escenarios más potencialmente volátiles del mundo. Cada maniobra militar puede escalar rápidamente hacia una confrontación diplomática o incluso militar.

El último cruce de tensiones tiene lugar en el contexto del Ulchi Freedom Shield, un ejercicio militar conjunto que involucra a más de 21,000 soldados (18,000 surcoreanos y 3,000 estadounidenses) y se extenderá por 11 días. Según las autoridades de Seúl y Washington, se trata de una operación defensiva, centrada en hacer frente a la amenaza creciente de los misiles norcoreanos.

Kim, el destructor y el poder nuclear “desencadenado”

Durante su visita al puerto de Nampo, Kim Jong Un inspeccionó el buque Choe Hyon, un destructor de 5,000 toneladas que podría estar equipado con misiles balísticos y crucero de capacidad nuclear. Según la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), Kim afirmó que el contexto actual “exige un cambio radical y rápido en la teoría y práctica militar, así como una expansión drástica de la nuclearización”.

El destructor Choe Hyon fue presentado por primera vez en abril y es considerado un paso importante hacia una armada nuclearizada. Se están desarrollando dos destructores más: el Kang Kon, que sufrió un accidente en su lanzamiento, y una tercera embarcación que Kim espera ver completada para octubre.

Crisis cíclica: maniobras y reacciones

Este tipo de intercambios amenazantes no son novedad. Corea del Norte ha utilizado durante décadas cada ejercicio entre Seúl y Washington como pretexto para ensayar armas o mostrar músculo militar. En 2019, las negociaciones entre Kim Jong Un y Donald Trump se colapsaron tras una fallida cumbre en Hanoi. Desde entonces, Pyongyang ha endurecido su postura y ha acelerado sus pruebas de misiles. Tan solo en 2023, Corea del Norte lanzó más de 30 misiles balísticos, una cifra récord según expertos del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Por su parte, la administración del presidente surcoreano Lee Jae Myung ha mostrado disposición al diálogo y ha intentado restablecer el acuerdo militar intercoreano firmado en 2018. Dicho acuerdo establecía zonas de amortiguamiento y prohibición de vuelos cerca de la frontera para evitar confrontaciones. Sin embargo, fue suspendido en 2024, luego de una serie de provocaciones norcoreanas, entre ellas, el envío de globos con desechos hacia el sur.

¿Modernización o propaganda?

Las imágenes distribuidas por KCNA muestran a Kim rodeado de oficiales navales, observando los sistemas del Choe Hyon. Según los reportes, el buque puede operar armamento antiaéreo, antibuque y misiles nucleares. Sin embargo, analistas extranjeros se muestran escépticos sobre su operatividad real. El fracaso del Kang Kon y la velocidad con la que se anuncian estos desarrollos generan dudas sobre la solidez tecnológica y logística de la armada norcoreana.

“Es posible que estemos viendo más propaganda que poder real. Corea del Norte sigue teniendo problemas estructurales en su industria naval, limitada por sanciones, escasez de recursos y acceso restringido a tecnología punta,” afirma Michael Madden, experto en Corea del Norte del Stimson Center.

Lecciones desde Ucrania e Irán

El Ulchi Freedom Shield también se ha adaptado a los nuevos escenarios bélicos surgidos de la guerra en Ucrania y las tensiones Israel-Irán. Las maniobras incluirán entrenamiento contra guerra cibernética, interferencias GPS, uso de drones y amenazas nucleares tácticas. Todo apunta a una creciente sofisticación del campo militar en Asia Oriental, que ya no solo se preocupa por misiles intercontinentales, sino por la guerra asimétrica, híbrida y multidominio.

Es significativo que las autoridades surcoreanas hayan hecho hincapié en que la ciberdefensa y el uso de inteligencia artificial juegan un papel central en los nuevos ejercicios. Mientras tanto, Corea del Norte también ha intensificado sus capacidades cibernéticas: en 2022, se le acusó de haber robado más de USD 1,000 millones en criptomonedas mediante operaciones hacker, según las Naciones Unidas.

Una alianza cada vez más peligrosa: Pyongyang y Moscú

Kim no solo construye destructores. También reconstruye su red diplomática con aliados estratégicos. Con la invasión de Ucrania en 2022, Rusia perdió buena parte del apoyo internacional, pero halló en Corea del Norte un socio que respalda en foros internacionales sus posturas, incluso intercambiando tecnología militar. En julio de este año, voceros rusos y norcoreanos discutieron una posible cooperación en tecnología de defensa.

“Esta relación es preocupante. Rusia podría compartir know-how militar sofisticado con Corea del Norte, lo que cambiaría el equilibrio estratégico de la región”, señala Leif-Eric Easley, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad Ewha en Seúl. Washington ha advertido que esta alianza, si se convierte en una transferencia de armas, violaría múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

¿Fin de juego o repetición de jugadas?

Corea del Norte parece nuevamente estar dentro de un ciclo autodestructivo: aislarse más, reclamar soberanía defendida con armas nucleares y desoír peticiones internacionales de diálogo. Sin embargo, el escenario tiene un matiz nuevo: la combinación de tecnología naval, ciberataques, cooperación con potencias sancionadas y el uso de la amenaza nuclear como eje de su diplomacia.

Kim Jong Un busca legitimidad interna —en un país ahogado por sanciones, inflación y escasez alimentaria— y poder de negociación internacional. Pero, ¿hasta dónde puede estirar la cuerda antes de enfrentar un colapso económico o una respuesta militar real?

Mientras tanto, los ciudadanos surcoreanos viven cada maniobra norcoreana con una mezcla de temor y resignación. Y el resto del mundo, especialmente Japón, Estados Unidos y China, observa a un líder cada vez más impredecible, que insiste en que la mejor defensa es una ofensiva nuclear “proactiva y aplastante”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press