Trump, Zelenskyy y el laberinto de la paz: ¿un trato posible para terminar la guerra en Ucrania?

Mientras Trump impulsa una negociación sin alto al fuego previo, Ucrania y Europa resisten ceder territorio a Rusia. ¿Se avecina un giro histórico o solo más estancamiento?

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Por tercera vez en tres años de guerra total, las conversaciones de alto nivel sobre la paz en Ucrania llegan a Washington. La escena no podría estar más cargada de tensión política y geoestratégica. Trump, Zelenskyy, y líderes de Europa se reúnen para tratar de resolver —o al menos encaminar— una guerra que ha dejado más de 200.000 muertos y redefinido la seguridad europea.

Un escenario inédito: Trump y Zelenskyy, cara a cara

El presidente de EE. UU., Donald Trump, se prepara para recibir al mandatario ucraniano Volodymyr Zelenskyy en la Casa Blanca, esta vez acompañado por varios líderes europeos. Pero lo peculiar es que la reunión ocurre sin que haya un alto al fuego. Lo que antes era una condición, ahora es irrelevante para Trump, quien postula la idea de negociar directamente hacia un acuerdo de “estabilidad a largo plazo”.

Tras su reciente cumbre con Vladimir Putin en Alaska, Trump adoptó una retórica que concuerda peligrosamente con la del Kremlin. Publicó en su cuenta oficial: “El presidente Zelenskyy puede terminar la guerra de inmediato si quiere, o puede seguir luchando”. Esa frase encendió alarmas tanto en Kiev como en Bruselas. ¿Trump busca presionar a Ucrania para ceder territorio a cambio de paz?

Las líneas rojas que nadie cruza

Para entender por qué estas conversaciones son tan complejas, es necesario enumerar los «puntos de fricción» que definen el conflicto:

  • Rusia exige el reconocimiento de su anexión ilegal de Crimea (2014)
  • Putin quiere que Ucrania ceda el Donbás (Donetsk y Luhansk), regiones clave en el este
  • Zelenskyy no puede legalmente ceder territorio: la Constitución ucraniana no lo permite
  • Ucrania insiste en una garantía de seguridad estilo OTAN
  • Trump y Putin proponen garantizar esa seguridad, pero sin ampliar formalmente la OTAN

Por lo tanto, las posiciones siguen siendo irreconciliables. Pero el hecho de que se produzca esta reunión, contando con líderes de Francia, Alemania y Polonia, muestra que los esfuerzos diplomáticos se intensifican.

El peso de la historia reciente

Desde el inicio de la invasión a gran escala el 24 de febrero de 2022, Rusia ha ocupado —en su punto más alto— cerca del 27% del territorio ucraniano. Actualmente controla un 20% tras múltiples contraofensivas ucranianas y retrocesos rusos. A pesar de eso, el frente se ha estancado en más de 1.000 km desde el noreste ucraniano hasta el mar de Azov.

Un breve resumen de los momentos clave:

  • Febrero 2022: Rusia avanza rápidamente hacia Kiev, pero es repelida
  • Septiembre 2022: Rusia anexa ilegalmente Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón
  • Mayo 2023: Captura de Bajmut por fuerzas rusas
  • Febrero 2024: Caída de Avdiivka tras meses de enfrentamientos
  • Julio 2025: Chasiv Yar —otra ciudad estratégica en Donetsk— cae en manos rusas

¿Qué se puede negociar bajo estas condiciones? Para Moscú, Donetsk debe ser «ruso» por completo. Para Kiev, ceder esa región significaría un suicidio político.

¿Qué quiere Putin y por qué ahora?

Las demandas rusas incluyen la retirada ucraniana de partes del Donetsk aún bajo control de Kiev —un 30% de esa región, aproximadamente— y el reconocimiento de Crimea como parte integral de Rusia. A cambio, según el enviado de Trump, Steve Witkoff, Rusia aceptaría negociar una garantía de seguridad para Ucrania semejante al Artículo 5 de la OTAN.

Este es un cambio significativo. Desde 2022, Ucrania ha buscado garantías internacionales para evitar futuras agresiones. Un pacto de defensa, sin formalmente ser parte de la OTAN, podría ser una opción. Pero muchos analistas temen que eso equivaldría a dejar partes del país en manos rusas a cambio de promesas futuras.

El propio Trump ha sugerido que ceder territorio y terminar el conflicto puede ser la salida más racional. Pero esta postura es extremadamente impopular tanto en Ucrania como en Europa, donde las heridas del 2014 siguen frescas.

Europa respalda a Zelenskyy, pero ¿hasta cuándo?

La presencia de los principales líderes europeos (Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Donald Tusk) en la Casa Blanca no es casualidad. Temen que un acuerdo entre Trump y Putin sin consulta a Europa deje a Ucrania —y al este del continente— vulnerable. También es una oportunidad para respaldar a Zelenskyy, que en su anterior visita a Washington terminó enfrentado con Trump tras críticas a sus demandas militares.

Europa no quiere una Ucrania “neutralizada” al estilo finlandés pos Segunda Guerra Mundial, ni tampoco una paz al estilo Siria, donde se congela el conflicto sin resolverlo.

Según datos de la Comisión Europea, solo entre 2022 y 2024, Europa ha comprometido más de 100.000 millones de euros en ayuda militar, económica y humanitaria. Alemania ha desplegado sus sistemas de defensa Patriot en suelo polaco y báltico, mientras que Francia se ha comprometido con más tanques Leclerc y misiles SCALP.

2025: año clave para la guerra (y la paz)

Este año podría marcar un antes y un después. La toma de Chasiv Yar por parte de Rusia en julio ha sido otro golpe moral para Ucrania. Además, Moscú ha reforzado la frontera de Kursk tras una breve incursión ucraniana. Mientras tanto, ambos bandos han intensificado el uso de drones de largo alcance, alcanzando profundamente territorio enemigo. Es el nuevo rostro de una guerra que amenaza con volverse crónica.

En Washington, el clima es de esperanza contenida. Pese a las declaraciones beligerantes de Trump, hay sectores dentro del Congreso y el Pentágono que siguen apostando por una solución que no implique renuncias territoriales para Ucrania. En abril, la Cámara de Representantes aprobó un paquete de 61.000 millones para Ucrania después de meses de bloqueos políticos.

Zelenskyy, atado por su pueblo y por su Constitución

El presidente ucraniano ha sido claro: “Ucrania no intercambia tierra por paz”. Legalmente le es imposible; políticamente sería suicida. Según una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KIIS), el 85% de la población ucraniana rechaza cualquier concesión territorial a Rusia, incluso si con ello se pusiera fin al conflicto.

Además, más de tres millones de ucranianos han sido desplazados internamente. Y cinco millones viven como refugiados permanentes en países de la UE. Sería traicionarlos aceptar un acuerdo que reconozca como ruso el lugar donde vivían, trabajaban y crecían.

¿Una nueva Yalta o una reunión más?

Los paralelismos con la historia abundan. Algunos analistas han calificado la reunión en Washington como una “nueva Yalta” —la conferencia en 1945 donde las potencias aliadas decidieron el destino de Europa y plantaron las semillas de la Guerra Fría. Pero a diferencia de entonces, ahora no hay un enemigo común ni una alianza clara. Europa teme una repetición de Múnich 1938 más que un acuerdo sólido: paz aparente a cambio de concesiones que fortalecen al agresor.

Lo cierto es que cualquier acuerdo que surja de esta cumbre será históricamente trascendental. Podría marcar el principio del fin de la guerra más sangrienta en Europa desde 1945, o reforzar el largo túnel en el que ya llevan más de tres años las relaciones Moscú-Kiev-Occidente.

¿Puede Trump forzar un acuerdo sin entregar demasiado? ¿Puede Zelenskyy mantener la unidad nacional bajo presión externa? Europa, por su parte, tendrá que decidir si está en el juego geopolítico como jugador o como espectador.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press