“High Season” y el arte de narrar el crimen: una exploración de la obsesión contemporánea por el true crime

Katie Bishop reinventa el thriller veraniego con un relato íntimo, coral y profundamente humano sobre la memoria, el privilegio y la búsqueda de justicia

“High Season”, la última novela de la autora británica Katie Bishop, no es simplemente otro thriller de verano con tintes de misterio. Es una introspectiva y bien orquestada meditación sobre la memoria, la narrativa colectiva y los peligros de vivir en una sociedad obsesionada con el true crime. Con una estructura de cinco puntos de vista y una narrativa que salta entre dos líneas temporales, Bishop disecciona un caso antiguo de asesinato que regresa al foco mediático veinte años después, en una atmósfera donde los influencers del crimen real tienen el poder de dar forma a la percepción pública más que los tribunales de justicia.

Una tragedia en la Riviera Francesa

Todo comienza con Nina Drayton, una joven londinense cuya infancia se vio marcada por un trágico asesinato. Cuando tenía solo cinco años, fue testigo de la muerte de su hermana mayor Tamara, durante una noche cargada de tensión y alcohol en la villa familiar en el sur de Francia. La asesina condenada fue Josie Jackson, la hija adolescente de la ama de llaves y niñera ocasional de Nina. En aquel entonces, el juicio se basó en el testimonio de la pequeña, lo que llevó a Josie a pasar años en prisión.

Pero al comienzo del libro, Nina empieza a dudar sobre lo que realmente vio aquella noche, empujada por una ola de revisiones mediáticas impulsadas por la popularidad de un true crime influencer. Al mismo tiempo, Josie regresa a la villa en busca de respuestas, lo que revive heridas profundas en todos los involucrados y desencadena una cadena de revelaciones.

Estructura coral: la memoria como campo de batalla

El gran mérito de Bishop es la elección de cinco puntos de vista narrativos que se alternan con naturalidad y precisión narrativa. Cada personaje ofrece una lente distinta: Nina como la víctima colateral, Josie como la presunta asesina que perdió su juventud, Hannah (la mejor amiga de Josie) como testigo del contexto social del pueblo, Blake (el hermano mayor de Nina) simbolizando el privilegio desmedido, y, por último, Tamara, cuya voz post mortem se convierte en la más reveladora y conmovedora del libro.

La multiplicidad de miradas permite una reconstrucción polifónica del crimen, donde la verdad no es un bloque sino una serie de piezas difusas, muchas veces en contradicción. “Cada uno recuerda lo que quiere recordar”, parece decirnos Bishop. Y en eso reside su comentario crítico sobre el género de true crime, donde la búsqueda de justicia se ve frecuentemente enturbiada por la fascinación morbosa del espectáculo.

Un retrato de clase en el paraíso vacacional

Pese a estar ambientada en una villa bañada por el sol de la Provence, el contexto de High Season está lejos del idilio. Bishop construye una crítica feroz a las relaciones de clase y poder que se desarrollan alrededor de la familia Drayton. La posición acomodada de Nina, Blake y Tamara contrasta con la precariedad de Josie y Hannah, revelando cómo los códigos sociales pueden convertirse en una sentencia.

El personaje de Hannah tiene uno de los arcos más impactantes del libro. Criada en un hogar modesto, pasa el verano intentando encajar con "los ricos", alejándose de su propia identidad en un intento tóxico de pertenecer. En una escena escalofriante, es manipulada y abusada emocionalmente por Blake, en lo que se presenta como una denuncia directa a la impunidad con la que los hombres privilegiados ejercen poder sobre mujeres socialmente vulnerables.

La víctima como sujeto, no como objeto

Una decisión estructural destacada es la inclusión de capítulos narrados por Tamara, la víctima. En vez de dejarla reducida a “la chica muerta” sobre la que los demás proyectan sus culpas o mitos juveniles, Bishop le devuelve la humanidad y la voz. Esa presencia hace que el lector sienta el verdadero peso de su muerte y dimensione el trauma dejado atrás.

Esta elección narrativa también quiebra las convenciones del genre, que tradicionalmente cosifica a la víctima en nombre del suspenso. Al darnos acceso al mundo interior de Tamara, la autora obliga al lector a repensar sus expectativas como consumidor de historias de crimen. ¿Qué rol tenemos como espectadores? ¿Hasta qué punto nuestra fascinación por estos relatos perpetúa ciclos de trauma?

La crítica cultural al fenómeno “true crime”

Hoy en día, el crimen real se ha convertido en una industria multimillonaria. Desde podcasts como Serial hasta docuseries de Netflix como Making a Murderer, la cultura popular se ha volcado con entusiasmo a descifrar misterios de la vida real. Pero una pregunta siempre flota en el aire: ¿quién paga el precio emocional por ese entretenimiento?

“High Season” subraya esta paradoja a través del personaje del influencer de true crime que reabre el caso por clics y seguidores. Su investigación interfiere directamente con los intentos de los personajes de reconstruir sus vidas. Bishop no condena explícitamente esta fascinación cultural, pero sí alerta sobre los efectos colaterales de la viralización del sufrimiento ajeno.

Como advierte la autora, “la promesa de justicia es más delgada que la promesa de entretenimiento”.

Un clímax irregular que no empaña el mérito narrativo

Uno de los puntos debatibles de la novela es el clímax. En contraste con la sutileza emocional y la tensión cuidadosamente construida a lo largo del libro, el final se siente algo abrupto y melodramático, como si Bishop hubiera cedido a la presión de entregar un desenlace espectacular más que uno emocionalmente orgánico.

Aún así, esto no invalida la riqueza global de la obra. Bishop encuentra en la quietud, en la omnipresencia del sol provenzal y en las memorias fragmentadas de un verano fatal, un retrato complejo y profundamente humano del duelo, el privilegio y la búsqueda de verdad.

Comparaciones inevitables con titanes del género

El estilo de Bishop recuerda a autoras como Megan Abbott (Dare Me) o Gillian Flynn (Sharp Objects). Al igual que estas escritoras, Bishop sabe que los escenarios aparentemente inocuos —una escuela secundaria, una villa de verano— pueden encerrar las tensiones más oscuras.

Además, su escritura es evocadora, con un tono lírico que trasciende el típico lenguaje funcional de otros thrillers. Aquí, el crimen es una excusa para hablar de la psique humana, la feminidad multipartita y las complicidades del silencio.

Lectura obligada para un verano de reflexión

Lejos de encasillarse como un libro de playa, High Season sirve como una invitación a repensar nuestro rol como consumidores culturales. ¿Somos cómplices del efecto mariposa que vive cada víctima de una historia mal contada? Más importante aún, ¿estamos listos para oír las versiones que eligen contar aquellas que ya no pueden hablar?

En un panorama literario cada vez más saturado de thrillers sin alma, Katie Bishop ofrece un relato fresco, audaz y comprometido. Una obra que, por encima de su trama, emociona, incomoda y, sobre todo, permanece.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press