Nicole Collier y la rebelión legislativa en Texas: cuando la protesta se libra en el propio Capitolio

Bajo presión por una controvertida redistribución electoral, los demócratas de Texas enfrentan vigilancia constante, sanciones y amenazas de arresto. ¿Hasta qué punto puede escalar el conflicto político en nombre de la democracia representativa?

Una resistencia poco común en los pasillos del poder

En el estado de Texas, lugar emblemático de la política estadounidense, la batalla por el control legislativo ha alcanzado niveles insólitos. La representante estatal demócrata Nicole Collier protagoniza uno de los capítulos más llamativos de esta contienda: luego de negarse a aceptar la vigilancia obligada por parte de la policía estatal, decidió acampar dentro del recinto legislativo, convirtiéndolo en el centro simbólico de una rebelión institucional. Durante dos semanas, Collier y decenas de legisladores demócratas evitaron acudir al Capitolio para impedir con su ausencia el quórum necesario para aprobar los nuevos mapas electorales impulsados por los republicanos. Al regresar a Austin, fueron recibidos con una medida sin precedentes: custodia permanente por parte de agentes del Departamento de Seguridad Pública (DPS), ordenada por el presidente de la Cámara, el republicano Dustin Burrows.

Redistritaciones: la nueva línea de fuego en Estados Unidos

La disputa en Texas no es un caso aislado. Estados Unidos enfrenta una oleada de confrontaciones políticas en torno a la creación de los nuevos distritos electorales. A medida que se acercan las elecciones legislativas de 2026, tanto republicanos como demócratas intentan asegurarse la mayoría manipulando las líneas de los distritos, una práctica conocida como gerrymandering. Según el Brennan Center for Justice, al menos 26 estados están en proceso de revisar o aprobar nuevas configuraciones distritales desde 2024, con consecuencias potencialmente decisivas. En Texas, el plan republicano busca sumar cinco escaños más para su partido en la Cámara de Representantes, lo que consolidaría una ya frágil mayoría a nivel nacional. “Esto no es solo redistritación, es una reconfiguración del poder político en el país”, advirtió Eric Holder, ex fiscal general de EE.UU. y presidente del National Democratic Redistricting Committee, en relación con este fenómeno.

La estrategia del permiso y las escoltas: ¿legal o represiva?

Bajo las reglas de la Cámara baja texana, los legisladores deben firmar un “permiso” para abandonar el recinto durante sesiones activas. Esta cláusula, normalmente inofensiva, fue convertida en una herramienta de control: quienes no firmaran, como Nicole Collier, serían escoltados en todo momento por la policía. “Tenemos que provocar buenos problemas para lograr buenos cambios”, dijo Collier en un video transmitido en vivo desde el interior de la Cámara, donde pasó la noche. Su negativa a firmar el permiso fue su forma de denunciar lo que calificó como “un ataque a su dignidad y a la democracia”. La diputada texana no estuvo sola. Los representantes Gene Wu (Houston) y Vincel Perez (El Paso) se unieron a ella en una vigilia simbólica en el mismo salón legislativo. Los pasillos del Congreso se llenaron de agentes vestidos de civil, y otros representantes demócratas denunciaron seguimientos hasta sus oficinas y viviendas. “Nos siguen en todos lados. Es como vivir bajo vigilancia constante”, afirmó el representante Suleman Lalani.

Sanciones, arrestos simbólicos y vigilancia: una deriva autoritaria

Las represalias no se detuvieron en la vigilancia. El gobernador republicano Greg Abbott emitió órdenes de arresto simbólicas contra los legisladores que abandonaron las sesiones. Además, se les impuso una multa de 500 dólares diarios por cada día de ausencia. Estas medidas recuerdan un episodio similar en 2021, cuando también los demócratas de Texas salieron del estado para bloquear una propuesta de ley electoral restrictiva. En aquel entonces, volaron a Washington D.C., y fueron recibidos entre acusaciones de “traición” por parte de los líderes republicanos del estado. Burrows, por su parte, minimizó la protesta de Collier. En un comunicado, indicó que su enfoque estaba en otros temas “de interés público como los alivios fiscales y la respuesta a las inundaciones recientes”. No mencionó el tema de la redistribución de distritos.

California responde: la nacionalización del rediseño electoral

Ante el avance republicano en Texas, los demócratas de California no tardaron en anunciar represalias estratégicas. En lo que algunos llaman una “guerra de distritos”, legisladores californianos impulsan un nuevo mapa electoral con el objetivo de recuperar cinco escaños federales actualmente controlados por el Partido Republicano. Esta “escalada cartográfica” ha sido recibida con cierto entusiasmo por sectores progresistas que consideran que los demócratas deben dejar de actuar exclusivamente a la defensiva en cuestiones estructurales. “El poder se pelea con poder”, afirmó un analista de CNN. “La pureza institucional no puede ser excusa para rendirse.”

¿Estamos ante un nuevo modelo de confrontación legislativa?

La vigilia de Collier en el recinto texano y la posterior reacción de sus colegas y opositores podría marcar un antes y un después en la forma en que se ejerce la política estatal. Si bien Estados Unidos ha tenido episodios históricos de resistencia legislativa —recordemos la célebre huelga de los legisladores de Wisconsin en 2011 ante recortes sindicales—, la combinación de vigilancia, castigos económicos y amenazas judiciales representa una escalada nunca antes vista. “El mensaje que están enviando es claro”, señaló la representante Mihaela Plesa. “Si podemos hacerle esto a representantes electos, también podemos hacérselo a cualquier ciudadano que disienta.”

La opinión pública y el papel de los medios

Las encuestas reflejan un electorado dividido. Mientras que un 47% de los texanos considera excesiva la medida de vigilancia impuesta a los demócratas, un 41% apoya las sanciones, según una encuesta de Texas Politics Project publicada este mes. Los medios de comunicación nacionales también han reflejado la polarización del caso. Mientras que portales conservadores como The Federalist hablan de “comportamientos infantiles de legisladores que rehúyen su deber”, columnas del New York Times ven en la acción de Collier una “forma legítima de resistencia cívica frente al abuso del poder”.

¿Qué sigue?

Este miércoles está prevista la votación sobre el controvertido plan republicano. Para ello necesitan que estén presentes al menos 100 de los 150 representantes de la Cámara estatal. La vigilancia sobre los demócratas parece, entonces, una pieza clave para garantizar el quórum necesario. Entretanto, los ciudadanos observan con atención, algunos con preocupación, cómo se erosiona la deliberación democrática y se judicializa la representación política. En palabras del propio Armando Walle, otro representante demócrata: “¿De verdad creen que queremos romper el quórum de nuevo, luego de estar dos semanas lejos de nuestras familias y trabajos? Esto ya no es política. Es intimidación.”
Este artículo fue redactado con información de Associated Press