Oak Flat: El campo de batalla espiritual y ambiental que desafía a las grandes mineras

El frágil equilibrio entre desarrollo económico, derechos indígenas y conservación ambiental se pone a prueba en Arizona con el caso Oak Flat

Una victoria judicial en una lucha de décadas

El pasado lunes, un tribunal de apelaciones de Estados Unidos bloqueó temporalmente la transferencia de tierras del Bosque Nacional Tonto, en Arizona, a dos compañías mineras internacionales que planean extraer uno de los mayores yacimientos de cobre de América del Norte. Esta decisión representa un hito en una batalla que lleva años librándose entre pueblos indígenas, ambientalistas, legisladores y corporaciones.

La zona en disputa es Oak Flat, conocida por los Apaches San Carlos como Chi’chil Biłdagoteel. Este lugar ha sido utilizado durante siglos por las tribus nativas americanas para ceremonias religiosas, oraciones y recolección de plantas medicinales. Su importancia espiritual y ecológica ha sido reconocida tanto por los defensores del medio ambiente como por quienes luchan por los derechos indígenas.

Una historia de resistencia: Chi’chil Biłdagoteel bajo amenaza

Oak Flat no es solo un sitio pintoresco lleno de robles y cañones. Para los pueblos nativos, es sagrado. Por eso, cuando el Congreso aprobó en 2014 una cláusula por la cual se daba paso a intercambiar esta área por tierras privadas cercanas—como parte de una ley de defensa firmada por el entonces presidente Barack Obama—comenzó una odisea legal, política y moral que aún no llega a su fin.

La empresa Resolution Copper—una filial de las gigantes mineras Rio Tinto y BHP—planea excavar una operación subterránea a más de 1.500 metros de profundidad para extraer cobre con tecnología de avanzada. La compañía asegura que el proyecto inyectará 1.000 millones de dólares anuales a la economía de Arizona y creará miles de empleos en la comunidad local de Superior.

¿Desarrollo o destrucción?

Si bien los beneficios económicos se ven cuantiosos, los opositores cuestionan la transacción no solo por motivos culturales, sino también por la falta de un análisis ambiental integral. Según los demandantes, el gobierno federal no cumplió plenamente con su obligación de realizar una evaluación ambiental exhaustiva, especialmente en lo que se refiere al riesgo de ruptura de presas, fallos en los oleoductos y planes de emergencia para los desechos mineros.

“Antes de realizar un intercambio de tierras de esta magnitud, es necesario comprender toda la infraestructura relacionada con la mina, los impactos acumulativos, los efectos sobre las aguas subterráneas y la biodiversidad”, sostuvieron abogados de los grupos demandantes, entre ellos Apache Stronghold y la Tribu Apache San Carlos.

Además, alegan que la tasación oficial de las tierras no incluye el valor real de los yacimientos de cobre, lo cual infravalora el costo de la pérdida cultural y la riqueza natural del sitio.

Impacto sobre los pueblos nativos

Wendsler Nosie Sr., líder de Apache Stronghold y ex presidente tribal, describió a Oak Flat como “tierra sagrada” y señaló que la reciente suspensión judicial representa una señal de esperanza. “Esta medida llega en un momento desesperado de pedidos de milagros en todo el país y en todo el mundo”, afirmó en un comunicado.

Por su parte, Terry Rambler, actual presidente tribal, expresó: “Seguimos orando para que la corte entienda la grave injusticia de intercambiar nuestras tierras sagradas con empresas mineras extranjeras. Chí’chil Biłdagoteel no puede ser reemplazada”.

Cambios significativos al plan minero, según la empresa

Resolution Copper afirma que ha llevado a cabo una revisión medioambiental de gran alcance, en cooperación con el Servicio Forestal de EE.UU., y que ha consultado con múltiples tribus con lazos ancestrales a la zona. “El proceso colaborativo ha conducido a cambios importantes en el plan minero con el fin de preservar y minimizar impactos tribales, sociales, ambientales y culturales”, aseguraron en un comunicado.

El nuevo diseño mantiene intactas ciertas áreas clave, y la empresa ha ofrecido establecer fondos para la conservación, así como crear museos y espacios de memoria sobre las raíces indígenas de Oak Flat.

El respaldo político y los intereses económicos

La disputa tiene también tintes legislativos. Varios legisladores han presentado proyectos de ley para bloquear la transferencia de Oak Flat, pero ninguno ha prosperado. Mientras tanto, los defensores del proyecto se apoyan en el hecho de que el intercambio fue aprobado por el Congreso y ratificado por el presidente Obama.

La senadora Kyrsten Sinema ha adoptado una postura ambigua. Aunque ha reconocido la importancia cultural del lugar, también ha destacado el potencial económico del cobre para el estado. “Tenemos un recurso estratégico, una economía local que necesita inversión y una historia que debe respetarse”, dijo en una reciente declaración.

Una amenaza que impacta más allá del medio ambiente

Además de la pérdida ecológica y espiritual, expertos advierten que destruir Oak Flat podría sentar un precedente peligroso. Según la American Indian Religious Freedom Coalition, más de 70 sitios sagrados indígenas en EE.UU. están en riesgo de ser explotados por intereses corporativos bajo leyes ambiguas de gestión de tierras.

“Lo que suceda con Oak Flat puede ser decisivo para el futuro de todos los pueblos indígenas en EE.UU. Ellos no solo están luchando por un pedazo de tierra, sino por el reconocimiento de un derecho ancestral a existir en armonía con ella”, afirma el antropólogo cultural Dr. Noah Turney, de la Universidad Estatal de Arizona.

Cobre y capitalismo: exportación sobre preservación

Una de las críticas más frecuentes al proyecto tiene que ver con el destino del cobre. Resolution Copper ha reconocido que gran parte será exportado para la fabricación de componentes tecnológicos, especialmente hacia Asia y Europa. En un momento en que la transición a energías limpias requiere minerales como el cobre, la pregunta que muchos se hacen es: ¿quién paga el precio de esa transición?

“Estamos extrayendo cobre sagrado con el pretexto de una economía verde, pero lo hacemos pisoteando comunidades indígenas y destruyendo ecosistemas”, denuncia Susan Harjo, activista nativo-americana y presidenta del Indigenous Rights Council.

Datos sobre la mina que muchos desconocen

  • El yacimiento de cobre de Oak Flat se estima en más de 1.600 millones de toneladas.
  • Resolution Copper proyecta operar por 40 años, dejando una cavidad subterránea considerable.
  • El punto más sensible para los ecologistas es que el sistema de extracción block caving haría colapsar la superficie, creando un cráter de hasta 1,8 kilómetros de diámetro.
  • El área alberga especies en peligro como el búho manchado mexicano y contiene formaciones geológicas únicas del suroeste estadounidense.

¿Puede sobrevivir Oak Flat?

Por ahora, la respuesta es incierta. El tribunal de apelaciones solo ha suspendido temporalmente la transferencia hasta escuchar los argumentos a finales de este año. La batalla es judicial, política y cultural. Pero además, es existencial.

Oak Flat se ha convertido simbólicamente en un emblema donde convergen la lucha ambiental, los derechos indígenas y las consecuencias del capitalismo extractivo. Es un espejo de los dilemas que enfrenta Estados Unidos, y el mundo, sobre cómo equilibrar desarrollo, justicia histórica y ética ecológica.

Mientras, las oraciones siguen. Bajo las sombras de los robles ancestrales, un pueblo resiste con fe, firmeza y dignidad. Porque Chi’chil Biłdagoteel no tiene reemplazo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press