Redibujando la democracia: cómo Mississippi enfrenta su deuda histórica con los votantes afroamericanos

Una sentencia federal ordena cambiar el mapa electoral de la Corte Suprema de Mississippi tras más de tres décadas de injusticia racial

Por décadas, el estado de Mississippi ha cargado con una herencia electoral plagada de exclusión y discriminación. Pero un reciente fallo judicial promete cambiar el curso de la historia democrática del estado más representativo del Sur profundo estadounidense. El 2024 podría marcar el comienzo de una nueva era de equidad y representación racial en la Corte Suprema estatal.

Un mapa con historia de desigualdad

La controversia gira en torno al mapa electoral de la Corte Suprema de Mississippi, implementado en 1987. Este trazado ha sobrevivido durante más de 35 años sin cambios sustanciales, pese a reflejar de forma distorsionada el peso electoral de los afroamericanos que representan casi el 40% de la población del estado, según datos del censo de 2020.

El Distrito Central, una región que incluye al históricamente afroamericano Delta del Mississippi, fue dividido de manera que diluía el voto negro. Esto motivó una demanda presentada en 2022 por la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles), argumentando que la distribución violaba la Ley del Derecho al Voto de 1965.

La juez federal Sharion Aycock falló a favor de los demandantes este mes, declarando inválido el mapa y estableciendo un precedente significativo. "Esta victoria corrige una injusticia histórica", dijo Ari Savitzky, abogado senior del Proyecto de Derechos Electorales de la ACLU. "Todos los habitantes de Mississippi se beneficiarán de líneas de distrito más justas".

Un tribunal supremo blanco en un estado diverso

Desde la implementación del mapa actual en 1987, sólo cuatro personas negras han servido en la Corte Suprema estatal, y todos ellos han ocupado el mismo asiento del Distrito Central, habiendo sido nombrados por el gobernador en turno.

La falta de elecciones abiertas para candidatos afroamericanos demuestra lo que los demandantes llamaron una "estrategia sistemática de marginación electoral". Esta exclusión no sólo es simbólica: tiene consecuencias profundas en la interpretación de leyes, la justicia penal y los derechos civiles puestos a prueba en Mississippi.

Lo que dice la ley: la protección contra la discriminación electoral

El fallo se apoya en la sección 2 de la Ley del Derecho al Voto de 1965, que prohíbe prácticas electorales que priven o limiten el derecho de voto basado en la raza o color. La jurisprudencia ha establecido que, si un grupo racialmente cohesionado puede ganar elecciones en distritos diseñados equitativamente, pero no logra representación por barreras estructurales, se trata de una violación legal.

"El mapa actual impide a los votantes negros elegir candidatos de su preferencia, debido a cómo se trazan los distritos. Esto no tiene nada que ver con méritos o participación política, sino con ingeniería electoral", señaló el abogado Davin Rosborough, de la ACLU.

¿Qué viene ahora para Mississippi?

La jueza Aycock ha dado plazo a la Legislatura estatal para presentar un nuevo mapa que respete los principios de representación justa antes de que se celebren nuevas elecciones judiciales. Si no cumplen, el tribunal intervendrá directamente.

Este tipo de intervención judicial no es nueva en el sur de Estados Unidos. En 2017, un juez federal ordenó modificaciones en los distritos electorales de Alabama por motivos similares. En Carolina del Norte, múltiples mapas legislativos han sido redibujados bajo cargos de gerrymandering racial.

No solo Mississippi: una tendencia nacional

Mississippi no es el único estado cuyas prácticas de redistribución de distritos han sido puestas en tela de juicio. Desde 2020, al menos 17 estados han enfrentado desafíos legales por distritos injustos, según datos de la Brennan Center for Justice.

Este año, el propio Tribunal Supremo de EE. UU. abordó un caso de Alabama donde se le exigió incluir un segundo distrito con mayoría afroamericana. El fallo fue interpretado como una victoria para los derechos electorales en el sur.

La voz de la gente: afroamericanos que buscan representar

Para muchas personas negras en Mississippi, esta sentencia representa una ventana de esperanza. Son generaciones de abogados, jueces, fiscales y defensores comunitarios que han visto cómo las estructuras impiden que sus voces alcancen las posiciones más influyentes del sistema legal.

Tal es el caso de Judge Debra McDonald, la primera y única mujer afroamericana que ha servido en la Corte desde su fundación. En entrevistas ha contado cómo su comunidad le pidió postularse porque querían “un rostro que los representara con dignidad y experiencia”.

Ahora, según destaca la ACLU, decenas de nuevos líderes afroamericanos podrán competir en igualdad de condiciones, reflejando mejor la diversidad del estado.

Obstáculos legislativos y resistencias políticas

El próximo desafío será convencer a la Legislatura estatal, controlada por republicanos, de adoptar un mapa que no recurra a los mismos patrones de exclusión. Si bien el fallo tiene fuerza legal, no es raro que surjan maniobras dilatorias, como sucedió en Texas y Georgia en casos similares.

Algunos dirigentes estatales han manifestado que “necesitan estudiar con cuidado el fallo y su impacto”. Esas declaraciones han sido recibidas con escepticismo por organizaciones defensoras de derechos.

"No hay nada que estudiar: el dictamen es claro. Mississippi ha violado las reglas durante décadas. Es hora de corregir el rumbo y reflejar la democracia que decimos defender", criticó la activista local Theresa Banks.

El camino hacia una justicia representativa

El papel de un juez de la Corte Suprema estatal no es menor. Sus decisiones moldean las políticas de justicia penal, educación, derechos civiles y bienestar infantil por generaciones. En un estado como Mississippi —con altos índices de pobreza, encarcelamiento de afroamericanos y desigualdad educativa— los jueces tienen un poder determinante.

El nuevo mapa no resolverá automáticamente todos estos problemas. Pero sí garantizará que las decisiones judiciales reflejen mejor la diversidad racial del estado y no estén restringidas por la geografía electoral manipulado.

“Este no es solo un caso legal, es un momento moral. Mississippi tiene la oportunidad de mirar a su pasado con honestidad y construir un futuro más justo para todos”, escribió el politólogo Vann R. Newkirk II en The Atlantic.

Una chispa para el cambio democrático en EE.UU.

En un momento en que gran parte de Estados Unidos debate sobre el papel de los tribunales y la erosión de los derechos civiles, casos como el de Mississippi son una advertencia y una llamada a la acción.

¿Puede un estado con uno de los peores historiales raciales convertirse en ejemplo de reforma electoral? La historia aún está escribiéndose, pero el fallo de la jueza Aycock es un primer paso vital contra la inequidad estructural que ha plagado a Mississippi por más de un siglo.

Y como bien dijo un analista legal: "No es solo un nuevo mapa. Es una nueva visión de lo que Mississippi puede ser".

Este artículo fue redactado con información de Associated Press