El Ártico como tablero geopolítico: la carrera por los rompehielos y la nueva alianza del norte

EE.UU., Canadá y Finlandia estrechan lazos estratégicos en medio del auge ruso en el Ártico y el cambio climático

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Helsinki, Finlandia – En un evento cargado de simbolismo político y estratégico, se celebró el corte de acero que marca el inicio de la construcción del Polar Max, un moderno rompehielos canadiense que se convierte en el primer fruto tangible del ICE Pact (Icebreaker Collaboration Effort). Este acuerdo trilateral entre EE.UU., Canadá y Finlandia busca contrarrestar la creciente presencia de Rusia en el Ártico, una región que poco a poco deja de ser inaccesible y empieza a convertirse en el nuevo tablero de ajedrez global.

Un nuevo frente geoestratégico: el Ártico se calienta (literal y políticamente)

El cambio climático ha provocado un fenómeno paradójico: mientras el planeta sufre las consecuencias del deshielo, rutas anteriormente bloqueadas por gruesas placas de hielo están emergiendo como nuevas vías marítimas comerciales y estratégicas. El Ártico, repleto de recursos naturales y flanqueado por potencias rivales, está pasando de ser una zona congelada y olvidada a ser una prioridad diplomática y militar.

El informe GAO-21-104238 de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU. revela que su país no ha construido un rompehielos pesado en casi medio siglo. El único en operación es el viejo Coast Guard Cutter Polar Star, de 122 metros de eslora y construido en 1976.

Frente a eso, Rusia opera más de 40 rompehielos activos, muchos de ellos nucleares, y ha intensificado su actividad comercial y militar en la región. “Tenemos que ponernos al día, y rápido”, advirtió el Vicealmirante Peter Gautier, de la Guardia Costera de EE.UU., durante una charla en el RAND Corporation en febrero de este año.

El Polar Max: tecnología finlandesa, músculo canadiense, ambición estadounidense

La construcción del Polar Max, que se inició en los astilleros de Helsinki, representa algo más que un buque: simboliza una alianza estratégica a tres bandas. Está diseñado para operar en condiciones extremas, con capacidad para romper hielo de hasta 6,4 metros de grosor y soportar temperaturas extremas fluctuantes. Su meta es clara: reforzar la infraestructura de seguridad ártica frente a la creciente influencia rusa.

Ceremonia de inicio del rompehielos Polar Max Personal del astillero de Helsinki y de Davie Shipbuilding posa durante la ceremonia de corte de acero para el nuevo rompehielos Polar Max en Finlandia. Foto: Markku Ulander / Lehtikuva

El casco será completado en Finlandia, y el equipamiento final se realizará en Lévis, Quebec, proyectando su finalización hacia 2030. Stephen Fuhr, ministro canadiense de adquisiciones de defensa, subrayó: “El norte se está abriendo. Hay razones estratégicas, económicas y de seguridad que justifican esta inversión”.

Del lado estadounidense, el propio presidente Donald Trump reiteró que Finlandia es “el rey de los rompehielos” y sugirió durante la cumbre de la OTAN en junio que EE.UU. podría adquirir hasta 15 unidades, incluidas algunas ya operativas. Aseguró: “Estamos intentando cerrar un buen trato”.

Canadá y el renacer de su soberanía ártica

Desde Ottawa, las autoridades celebran esta colaboración como un hito para reforzar su presencia y soberanía en el norte del país. Christopher Skeete, ministro de Economía de Quebec, recalcó: “La región ártica está cada vez más expuesta y enfrentada, necesitamos estar preparados para defender nuestra soberanía”.

En paralelo, Canadá está incorporando su Guardia Costera dentro del marco militar, lo que permitiría una reacción más rápida y eficaz ante posibles amenazas. La decisión fue anunciada como parte de una estrategia mayor de respuesta integral al deshielo del Ártico y a los movimientos rusos.

Rompehielos: mucho más que barcos imponentes

Más allá del simbolismo, los rompehielos son herramientas esenciales para asegurar:

  • Flujos logísticos comerciales en rutas como el Paso del Noroeste.
  • Asistencia humanitaria y control de emergencias en zonas remotas.
  • Presencia militar disuasoria frente a incursiones o reclamos territoriales.
  • Exploración y extracción de recursos naturales como gas y minerales críticos.

Su utilidad se extiende desde la economía hasta la seguridad nacional, pasando por la investigación científica y medioambiental. Finlandia, por su parte, es líder mundial en tecnologías de rompehielos, y sus astilleros llevan décadas desarrollando buques con capacidades exclusivas para navegar en aguas heladas.

El rol de Europa ante la rivalidad en el Ártico

Mientras Rusia refuerza su presencia militar estableciendo bases y controlando rutas del Ártico, otros actores europeos, como Noruega o Dinamarca, intensifican su rol mediante maniobras de la OTAN o inversiones en defensa. Finlandia, que recientemente ingresó en la OTAN, ahora emerge como socio clave no solo por su geografía, sino por su capacidad industrial.

Una carrera por la supremacía polar

El Polar Max no es solo una inversión en acero y motores. Es una respuesta contundente al nuevo tablero global que se configura en el norte del planeta. La geoestrategia polar del siglo XXI no se librará únicamente con diplomacia, sino con estaciones científicas móviles, satélites de monitoreo climático… y sí, con rompehielos capaces de abrirse paso entre 20 pies de hielo.

La pregunta que ahora flota en el ambiente ártico es: ¿llegarán las democracias occidentales a tiempo como para igualar el músculo ruso? El corte de acero del Polar Max parece decir que sí. Al menos, están en marcha.

Fuentes:

  • U.S. Government Accountability Office (GAO), Informe GAO-21-104238
  • Declaraciones oficiales del gobierno de Canadá y EE.UU.
  • RAND Corporation (RAND.org)
Este artículo fue redactado con información de Associated Press